Capitulo 1
¿Porque costaba tanto el poder olvidarte? ¿Porque aun
creía verte y sentirte a mi lado? ¿Porque aún estaba esperando tu llegada?
Día a día me quedaba bajo aquel viejo umbral,
esperando que llegaras por mí. Esperando tú regreso.
Ya habían pasado dos largos meses de tu partida, de
aquel día en el que te fuiste sin decir adiós. Aun lo recuerdo como si hubiera
sido ayer.
A pesar del tiempo aun siento ese dolor, aquel dolor
que acabo conmigo. Fue extraño, confuso. Todo sucedió tan rápido que no me dio
tiempo de analizar la situación en la que nos encontrábamos y aún menos de
detenerte.
¿Cómo es que acabamos así? No mentía cuando decía, que
al recordarte lloraba desenfrenadamente. Y es que no podía estar sin ti, no
podía dejar ir tu recuerdo.
Desde que te conocí tu ser me invadió por completo...
No sabes lo mucho que significaste para mí, para mi vida.
Recuerdo cuando te conocí aun éramos unos adolescentes.
Tú tenías dieciocho años, yo tenía diecisiete. En aquel entonces estábamos
cursando nuestro último año de secundaria. Era nuevo en el instituto y para mi
suerte no tenía amigos, ni conocidos, en aquel lugar, además de que yo era
alguien sin vida social, más bien un solitario. Ya me había acostumbrado a
estar solo, pero llegaste tú y transformaste mi vida, haciendo que diera un
giro de ciento ochenta grados.
Tu forma de acercarte a mí, tu presentación, tan
peculiar, me cautivo aunque fingí no tomarte importancia.... Pero en mi
interior sonreí y no sabía cuál era el motivo, hasta que un tiempo más tarde
encontré la razón "Era por ti".
Era tu forma de ser, tu alegría, felicidad, locura y
tu seguridad ante todo lo que me enamoro. ¿Cómo se supone que te olvidaría?
Y pensar que todo comenzó gracias a ti.
Aquel encuentro ocurrió hace cuatro años atrás.
...
...
Aún era otoño, aquel día hacia demasiado frio. Llegue
temprano al instituto, era costumbre en mí, además de que debía de hablar con
el rector de la institución.
El lugar estaba desolado, por así decir, creo haber
contado al menos a unos diez o quince somnolientos alumnos que hacían presencia
en aquella temprana hora de la mañana.
Entre con tranquilidad al instituto y camine en busca
de la oficina del rector.
En cuanto la encontré golpee levemente la puerta y
espere a que alguien me atendiera....
Calculaba haber esperado allí fuera unos quince
minutos, a que el rector se dignara a atenderme.
Mientras esperaba pude notar como iban llegando, tanto
los estudiantes como los docentes. Cada grupo de alumnos que cruzaba por
delante de mí, me observaba de pies a cabeza.
Creía saber la razón. <<Eres el chico
nuevo>> Es más había algunos que tenían el descaro de señalarme y gritar
a los cuatro vientos “¿Quién es él?”,
“¿Él es nuevo?”, “Tiene un aspecto sombrío” .Bueno. Creo que con lo de sombrío
se pasaron. Ósea no por el hecho de que estoy solo, significa que sea una
persona sombría. Además acaso no se dan cuenta soy nuevo. << ¿Que carajos
sucede con estos niños?>> Disimule no oír ninguno de sus comentarios e
ignore a cada uno de ellos. <<Que mierda me importa>>
Luego de otro corto, largo pero menos que el anterior,
tiempo de espera, llego el rector. Calculaba que el mayor debía de tener
alrededor de unos cuarenta o cuarenta y cinco años... Aparentaba ser una persona amable.
Ingresamos a su oficina y antes de tomar asiento dije:
-Buenos días, mi nombre es Kim MyungSoo. Soy nuevo en
el instituto.-Hice una reverencia y procedí
a tomar asiento.
-Un gusto Kim MyungSoo.-Sonrío. El hombre tenía una
sonrisa amigable.- Mi nombre es Lee Jong Soo, el director.
Se produjo un corto silencio, que fue roto por aquel,
que se situaba delante de mí.
-Y dime Kim, ¿Te agrada?-Ladee mi cabeza sin entender
en lo más mínimo su pregunta. Creo que la confusión se notó en mi mirada,
porque al instante agrego:- El instituto, ¿te agrada?
Pensé un momento antes de responder.-No llevo mucho
tiempo aquí, de hecho en cuanto llegue, me encamine hasta aquí. Pero por lo
poco que logre ver me pareció un lugar agradable…-Sonreí.
...
...
Me encontraba caminando por un largo pasillo, en la
segunda planta del instituto, en busca de mi primera clase del día.
El amable Jong Soo, se tomó la molestia de entregarme
un gráfico de la escuela, el cual indicaba cada sector del establecimiento,
como la oficina del conserje, sala de profesores, la cafetería, mi salón, el
cual aún no localizaba, entre otros. Pero digamos que el grafico no me estaba
haciendo la tarea más fácil, por lo contrarío parecía que cada vez me perdía
más.
<<Es muy complicado de entender>> Claro
que el grafico no era complicado, era muy fácil de comprender, pero yo era el
inútil con ese tipo de cosas.
Mire hacia arriba, llevando mi vista a los pequeños
carteles que se situaban arriba de cada puerta. <<Salón de arte, salón de
música, salón de química…>> Se suponía estaba cerca de mi objetivo, pero
aun así no lograba encontrarlo.
Seguí caminando, hasta que por fin pude divisar las
clases... <<Clase...>>
Mis pensamientos fueron interrumpidos gracias a un
muchacho que obstruyo mi camino.
El joven me observaba fijamente. Su mirada no era tan
incómoda, ni agresiva como el parecía creer. Por lo contrarío sus ojos en
momentos denotaban alegría, al igual que sus labios que parecían mantenerse a
la fuerza en línea recta.
Traté de esquivarlo, caminando de un costado a otro.
Derecha, izquierda; izquierda, derecha. Detuve aquella secuencia cuando note
que aquel niño no me dejaría cruzar. << ¿Que carajos le sucede?>>
Lo observe, mordiendo mi labio inferior, impaciente.
Hacía ya unos cinco minutos que había tocado la campana de ingreso a clases y,
yo llevaba alrededor de tres o cuatro minutos buscando el salón que se me había
asignado.
-Permiso.-Dije en un susurró poco audible.
El joven de cabellos castaños, y de unos cuantos
centímetros más altos que yo, sonrío. No sabría decir si de una manera picara o
maliciosa.
-No.- Respondió seguro.
<< ¿Pero qué demonios...?>> Era increíble
el pensar que ya tenía enemigos, por así decirlo, en mi primer día de clases.
<<Y eso que aún no llevas ni una hora aquí MyungSoo>>
-¿Por favor, podrías dejarme pasar?-Pregunté amable.
No era que no estuviera molesto, claro que lo estaba, pero nada se logra al
enojarse. -Necesito llegar a clases.
El joven río a carcajadas y de repente dejo de
hacerlo, tornando su rostro serio.
Mi subconsciente gritaba con pánico... “Aléjate
MyungSoo, debe ser un psicópata. Aléjate de él”. Y sí que tenía razón.
<<Por Dios que loco se ve>>
-No es mi problema-Dejo escapar de sus labios,
sonriendo nuevamente, pero en esta ocasión de manera... ¿amigable?
Bien soy sincero y admito no entendía en lo más mínimo
aquel comportamiento, tan peculiar y bipolar.
Quien diría que la primera persona que querría
hablarme fuera un completo loco, que ni el mismo comprendía su comportamiento.
<<Wooo... quien lo iba a decir... un
loco>> En mi interior reía a carcajadas por el comportamiento de aquel
sujeto, aunque también algo de pánico me invadía.
-... ¿A qué clase te diriges?...- Su voz volvió a
sonar amigable, con cierta simpatía.
Lo mire confundido, la situación me sobrepasaba. No
llegaba a entender que ocurría, como de un momento a otro cambiaba de tal
manera sus actitudes. <<De niño busca pleitos, a un niñito
simpático>>
Admito haber dudado al dar mi respuesta, porque él
podía ser de ayuda, pero aun así fue negativa-... No... Te interesa.
El joven sonrío- Debes pensar que estoy loco.-Río a
carcajadas. << ¿Acaso no lo estás? >> - Pero es la única forma que
encontré para acercarme a ti...
Un silencio incomodo se produjo. Eso había sido
extraño.
Él, al igual
que yo, tenía sus mejillas de un color carmesí. Nos miramos por unos segundos
más, hasta que decidí llevar mi mirada a otro lugar.
Si antes no entendía lo que estaba sucediendo, en este
momento menos. Quería más que nada irme de allí, seguir mi recorrido.
-... Bien... eso fue embarazoso...-Rompió el silencio,
producido por sus palabras, mofándose de su propia equivocación. Volví mi vista
a él, sonriendo levemente. - Mi nombre es Lee SungYeol -Sonrío.
Puedo asegurar que sonriendo con normalidad, sin aires
de psicópata, se veía lindo.
- MyungSoo... Me llamo Kim MyungSoo.
...
...
Así fue como nos conocimos, como iniciamos nuestro
camino.
Ese día aún permanece fresco en mis recuerdos, lo
guardo en lo más profundo de mí ser, recordando cada palabra y cada gesto. Y
aunque muchas veces trato de quitarme de encima ese recuerdo, ese momento,
jamás lo logro. Siempre reaparece, juntó a lo que en algún momento fuimos.