lunes, 16 de diciembre de 2013

Infinite...






Trébol de Cuatro Hojas. 1° Parte

Primera Parte


Luna...

Por qué abecés puede ser tan hermosa, como nostálgica y envolvente. Cerrándote, cubriéndote en las fauces de los recuerdos. Sentimientos lastimeros...

Pero incluso así suele ser liberador, caminar bajo la luz no solo de los faroles de la calle, sino también por esa viviente y particular luna que parece seguir sus pasos.

A pesar de que el frio invada hasta en los más siniestros recovecos de la ciudad, aun así el instinto por seguir bajo esa soledad inmutable que lo oprime todo.

Observar por todos lados, tratar de distraerse, olvidar y dejar ir. Pero latente la sensación desagradable, que ya no puede más. Que seguir le cuesta más de lo esperado, que incluso presiente que trastabillara al final del camino y se dejara caer por ese precipicio, hasta tocar fondo.

¿Angustia? No sabría decirlo. No tiene la certeza de saber que es.

Pero Nam Woohyun se encuentra perdido, por su reciente descubrimiento.

...
...

-Desaparece... ¡Lárgate de aquí!

Porque en cuánto más de uno, se ha percatado de su singularidad, tan oculta, no han pensado más de dos veces en apartarlo, en cargarle un asco, que reprime toda emoción.

Ni lágrimas, ni lastima. No puede sentir nada. No le interesa. Cumulo de piedras sobre su espalda, solo por poseer o querer de manera diferente.

Acoso, hostigamiento, pero decidido a hacer frente a cada palabra, a cada insulto, ignorando y endureciendo su corazón, al punto de llegar a pensar, si se atrevería a amar alguna vez.

Caminar por los pasillos de la universidad, y ser perseguido por ojos, que lejos de curiosidad, solo se encargan de recordarle que es una aberración de la naturaleza. Ni le hace falta escuchar el murmullo de ellos, porque sus mínimos movimientos de cabeza, sus miradas de odio hacia él, delatan cada uno de esos pensamientos mezquinos y  de aversión.

Y abecés Nam se preguntaba...

¿Seré el único en esto?

...
...

<<Arderas en el infierno>>

Y jamás faltaba el fanático religioso, con sus comentarios. Perseguido hasta el punto de buscarlo por redes sociales, recordándole su pecado, su error por nacer.

Porque hasta ese punto tan escandaloso habían llegado. Hasta la puerta de su casa. Un día con sus pequeños libros de hojas extremadamente finas, queriendo o intentando, según ellos, que entrara en razón, y pidiera a Dios para que lo libere de ese demonio interno, que lo ata al infierno.

Otras veces, simplemente lo gritaban desde la acera. Jóvenes, adultos, sin "discriminación" de edad. Los supuestos buenos y casi puros de almas, con derechos otorgados por ellos mismos de considerarse ganado el cielo infinito. Porque son buenos y libres de pecados... Pero aun así de pulcros y de buen ver por fuera, son lobos disfrazados de cordero.

Insólito utilizar una frase que sin mal no recuerda, fueron esos mismos religiosos quienes se lo habían dicho.

Porque Woohyun a pesar de su gusto sodomita, como habían etiquetado al monstruo que domina su alma, es un joven de 20 años simple, normal que aparte de trabajar y estudiar, ayuda a una fundación de niños huérfanos. Discriminados también por ser hijos de nadie.

Hijos bastardos

...
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Por qué el transcurso del tiempo, de segundos, minutos, horas, días... No han hecho por mejorar la situación. Llegar a su hogar y las cosas, la convivencia se vuelve violenta, fría, distante.

Acosado hasta por la familia...

Vergüenza... Exactamente era lo que sentían sus progenitores, vergüenza por el hijo que habían concebido, y traído al mundo. Porque tampoco hacían el intento de no demostrarlo, de tratar de entenderlo, ayudar a superar lo que carcome sus entrañas, cada día de su vida.

Ojos vidriosos... No sabría distinguir si por la zozobra o la ira que le produce, tener que cargar con un hijo que a puntos de vista del resto, es diferente.

Adulto, inteligente e independiente... Pero abecés no alcanza. Y por momentos Nam Woohyun pensó que sí, era una rareza, que algo estaba mal genéticamente en él, que estaba enfermo...


...
...

Un cristal perfecto... Un hermoso y bello cristal que comienza traslucir un rojo claro...

El agua fría de la ducha cae sobre su espalda. Las gotas descienden rápido por su cuerpo, hasta tocar el bálsamo carmín, donde él se sumerge... Donde se encuentra ese pequeño objeto plateado de contornos afilados. En los más profundo.

Sus cabellos mojados, y la gotas recorren su rostro, y en momentos no logra distinguir si lo que baja de sus ojos es agua... o lágrimas.

¿Se está dejando ir?... Sucumbir ante el problema, no es lo que quiere. No es lo que intenta. Es solo querer quitar una duda. Buscar una explicación a tanto escándalo... A esa ebullición de rechazo...

Levantar su brazo hasta dejarlo a la altura de su vista... Y no ubicar nada, que lo distinga.

Y la decepción puja a ese suplicio que lo aprisiona dentro de esa cárcel sin salida...

Es sangre... roja.

...
...

Algo de sueño, presionan a sus parpados para cerrarse.

El ruido de los pasos, o el barullo de las bocas ajenas, son su despabilamiento, en lucha contra Morfeo.

Un nuevo comienzo... Más bien un escape, lejos de su realidad lúgubre.

Decisión precipitada. Y permanece confuso de no saber si es lo correcto, o simplemente ameritarse a la palabra cobarde, por huir ante los inconvenientes.

La espera se hace larga. Parece haber un retraso, y quizás la ilusión de que esos dos aparezcan en algún momento, con emociones escandalosas, y lo detengan en su acto de fugarse, crean un halo de esperanza en su ser.

Pero no sucede nada...

Los altavoces suenan. La voz de una mujer se escucha en cada rincón del aeropuerto. Y Nam Woohyun aísla sus emociones, y comienza a caminar.

Irlanda...

...
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No podrá negar que por momentos ha dejado albergar algo más que la inquietud y la incertidumbre de un país desconocido.

La calles, las personas, cultura... todo demasiado ajeno y nuevo.

Woohyun observa de un lado a otro, quizás embelesado por lo curioso de lo que lo rodea. A olvidado un poco el acongoja miento de horas atrás, incluso tiene la sensación de libertad. Una mochila en su espalda y otro bolso en su mano.

Conocimiento de inglés fluido, y no le ha costado comunicarse con los recepcionistas del hotel.

Llamativo,  su habitación no muy grande, pero es suficiente como para dos personas, aunque es un viaje que ha hecho para estar solo, y encontrarse con sí mismo.

Descubrirse un poco más, y extraviar esa angustia que perturba su vida.

Una cama de dos plazas tendida con sábanas blancas, con las iniciales doradas del hotel en los bordes. Un plasma de 48 pulgadas delante, el guardarropas,  una pequeña sala para recibir personas aunque él no plantee hacerlo. Sofás blancos, mesita de vidrio en el centro, y el balcón con una espléndida vista.

No pasara mucho tiempo en esa ciudad, no más de dos días. Sus pretensiones son un poco altas y es que hay un lugar que ha querido conocer en el mismo momento en que reconoció que era un opuesto a lo normal. Cuando todo comenzó.


...
...

Dublín...

De noche era extravagante. De todo un poco para entretenerse, música en las calles, clubes y varios puntos más.

Sin embargo Nam, opto por empezar en Temple Bar. Una gran aglomeración de jóvenes, por las calles del barrio. Curiosamente muchos extranjeros. Se detuvo una hora en el Thunder Road Cafe, a comer algo. Y sus ojos observaron cada detalle del local y sonrió un poco.

Fantástico, excéntrico...  Motos pegadas en la pared, otras en un cristal sobre la barra, figuras de indios caciques, de hombres vestidos de traje negro, cantando lo que parecía ser Jazz o blues, por la apariencia que despedían.

Multitud de gentes, y la mayoría en grupos grandes de amigos.

Llego a tener en cuenta que debería haber buscado una compañía para tal viaje, sin embargo no tiene confianza con nadie en su país.

Pero no dejaría que sus recuerdos lo acosaran.

La soledad en ese instante se sentía bien...

...
...

Aventurarse un poco más...

The Dragon, un superpub, que se encuentra por la calle South Great George's Street. Casualmente para la comunidad gay.

Música alta, hombres con demasiados fetiches que le hicieron sentir exageradamente extranjero, y de una sociedad demasiado conservadora.

Hombres que quizás pasaban su límites de amanerados, otros que se besaban sin problema alguno, sin importar quien los viera, pero ahora que se ponía a pensar en ese lugar solo concurren gays, aun así no le quita que donde viene, hasta demasiadas muestras de cariño en público está mal visto, aunque se tratase de parejas heterosexuales.

Woohyun tomo asiento en una de las baquetas cerca de la barra de tragos, pidió una cerveza, y se entretuvo escuchando un poco de música.

Bruno Mar, y el ambiente parece tranquilizarse. Dejando de lado lo exuberante de las parejas.

Su ojos viajaron desde una punta a la otra del lugar, y una cabellera roja que se movilizaba entre la gente del pub que bailaba casi de manera cursi, de manera romántica, como profesando el amor que se tenían uno por el otro, llamo su atención.

Y sorpresivamente... Era un asiático.


...
...

El alba viene asomando...

Y Woohyun siente el fresco de la madrugada sobre sus brazos. Se coloca su chaqueta de cuero sobre su cuerpo, y continúa caminando.

Phoenix Park...

Tendría que estar durmiendo, sin embargo quiso pasar por ese parque, conocer un poco más de la ciudad, antes de irse esa misma tarde. Las copas de los arboles danzan ante la brisa que surca en el ambiente.

Hay algunas personas dando vueltas a pesar de la hora. Varios acostados en el césped observando el cielo que va queriendo tornarse anaranjado o rosa. Hizo lo mismo y luego el trote de unos cervatillos cerca lo distrajo.

Los animales se movían curiosos. Intento acercarse a uno pero salió huyendo. Asustado de él. Sonrió abiertamente, complacido. Una sensación extraña se agitaba en su interior...

Una independencia proclamada...

Respiro un poco más de esa libertad inusitada que inundaba su cuerpo de entusiasmo, sus ojos cerrados, y con su rostro al cielo.

Y al abrirlos, un rojo intenso se interpuso en su campo visual... Ah varios metros de distancia, nuevamente el asiático pasaba caminando...

...
...

Cerca de perderlo, pero tomo el micro a tiempo.

Un viaje del cual no tenía conocimiento alguno en cuanto podía durar, hasta llegar al punto final. Bostezos que se escapan sin permisos de sus labios, es que realmente no durmió demasiado.

Sentado al lado de la ventanilla del micro, con su móvil en mano. Navegando por internet. Para entretenerse. Ni mensajes, ni llamadas, ni redes sociales. Nada de comunicación con sus padres, ni ellos hacia él, ni él hacia ellos.

La familia es la familia...

Sin embargo Woohyun siente que esa tranquilidad que hubo en su hogar hasta que se conoció todo acerca de su intimidad, se quebró en mil pedazos. Y no volverá a ser jamás.

Porque el recuerdo de su ´padre gritando que moriría de sida, que su forma de ser era antinatural, y una clara muestra de que necesitaba ver a un especialista para curarse, y su madre llorando por la mala noticia, por el echo catastrófico que azotaba en sus vidas, se han sellado en su piel y en su alma, para siempre.

Y porque los quiere y los respeta... Su decisión ha sido esa, viajar por un tiempo, y darles lugar al descanso. Pero al regresar probablemente no volverá sus pasos a esa casa donde creció, muy probablemente decida tomar otro vuelo y detenerse en algún otro país, y crear nuevos cimientos.

...
...


La noche comienza a llegar, y el cuerpo de Nam empieza a lucir incómodo. Demasiadas horas de viaje y aún queda un largo trecho por seguir sentado.

Ah pasado el tiempo entretenido en leer, observar algunos paisajes, y dormir. No hay demasiadas personas a bordo del micro, y el ambiente es ligeramente propicio para descansar.

Su bolso y mochila de viaje a un lado, ya que el asiento no ha sido ocupado.

La luz de la luna llena se cuela en cada uno de los vidrios de las ventanillas. Y podrían correr las pequeñas cortinas para que el destello no ingrese, sin embargo los pasajeros observan el cielo azul impecable con esos puntos titilantes en el firmamento.

Hurgo entre sus pertenecías y saco su iPod junto con los audífonos. Un poco de música para relajar sensaciones, y acompañar esa hermosa perspectiva de la vida. Algo que no había llegado a considerar en mucho tiempo...

Últimamente eh estado, eh estado perdiendo el sueño
Soñando con la cosas que pudimos haber hecho...

Counting Start de One Republic es la primera canción que encuentra en su lista... Y por momento se haya recordado cabellos rojizos...

Estaremos, estaremos contando estrellas...

Y el no percibe que ha logrado captar la atención de alguien más, sentado varios asientos tras de él...


...
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Madrugada...

Y Woohyun piensa que de tan largo el viaje, durmió demasiado, y al llegar al Hotel no encuentra ganas de tirarse en la cama.

Encuentra todo a su alrededor tan extraño, pero sin sentirse mal. Su inesperado viaje, que lo planeo hace un tiempo, pero preparar los bolsos y mochila, de esas grandes que utilizan los viajeros cuando se proponen más allá de una excursión por la naturaleza, sin aviso alguno, sin anunciar que se  iba por un buen tiempo...

Fue una decisión arrebatadora...

Y no hay culpas de haberse ido de lo que fue un día su hogar. Es que Nam en este momento se ha vuelto un torbellino de emociones bipolares, que no se centran en un punto, si no que giran y giran, lo envuelven, lo sueltan, y regresan de nuevo a él...

Quizás porque ante todo a soportado, y a la vez callado.

El sol anuncia su reinado, con los prominentes rayos que se disparan desde el este, y sin permiso se atreven a traspasar las finas cortinas blancas de su habitación. Emergente la curiosidad y sus ojos y pies terminan al final del balcón...

Reconfortante y abrigador...


...
...

Los Acantilados de Moher...

Y lo que quiso en un principio lo tiene bajo de sus pies. Luego de visitar el Castillo Dunguaire. Woohyun al fin esta donde quiso, a lo que realmente había ido.

Ocho Kilómetros de longitud, y hasta 210 metros que se alzan sobre ese intenso azul del océano Atlántico.

Se acerca hasta la orilla y observa a lo profundo, las olas chocar contras las paredes marrones de tierra del acantilado y una espuma leve aparece tras el poco violento impacto del agua.

Miles de turistas a su alrededor, tomando fotos, filmando, sonriendo, disfrutando...

Woohyun comienza a deslizar sus pies, por sobre los pastizales verdes, mirando el suelo buscando algo que siempre le despertó intriga, que siempre quiso tener, para probar o intentar ver que algunas cosas pueden cambiar para bien.

Y a unos tres pasos lo ve, lo encuentra y en un intento de poseerlo, otra mano se antepone a la de él por escasos segundos y se lo arrebata, antes de si quiera tocarlo...

- Un trébol de cuatro hojas...-Una voz suave, masculina, pero melodiosa para quien la escucha, y Nam se sorprende porque entiende cada una de las palabras, y no es ingles.- ¿Lo quieres?... Es tuyo...

Una brisa proveniente del océano, recorre el lugar, entre los turistas y los árboles. Los cabellos de Woohyun se mueven un poco, algunos sobre su rostro, desordenado un poco su cabeza, pero no es suficiente para despertar de su letargo. Coincidencias... Y lo primero en notar es que ya no carga con el potente rojo, más bien es un hermoso castaño, que contrasta a la perfección con la piel nívea de su rostro y esos pequeños ojos rasgados...

-Sung Kyu. Me llamo Kim Sungkyu...

...
...

-¿De turismo, seguro?

-Algo así...

Sentados uno frente al otro, la pequeña mesa tendida con un mantel verde a cuadrille, los separa. Un pequeño caffe shop que encontraron y decidieron quedarse a pasar el resto de la tarde en ese lugar. Woohyun observa atento, aun no creyendo que la vida pueda jugar de esa manera. Y cae en la cuenta de que horas atrás lo había tenido muy impregnado en su mente.

Una joven de cabellos cobrizos ondulados, ojos azules como un cristal, y de piel blanca salpicada con algunas pecas, se acerca a donde están ellos. La pequeña libreta de hojas amarillas en una mano y en la otra un lápiz.

-Disculpen, ¿qué van a pedir?...

Y Woohyun se desorienta un poco, porque no ha logrado coincidir con el idioma y no sabe que contestar, sin embargo Sungkyu se le adelanta y responde por él. La joven le regala una sonrisa que se ve demasiado bien en ella, creando una inocencia particular, y se marcha.

-Espero que no te moleste que allá pedido lo mismo para ambos...

-Está bien...Pero...-Reacciona tardío y hasta luce un poco asustado- ¿qué pediste?

Los labios de Kim se curvan, y Woohyun se desencaja de la realidad cuando ve aparecer una sugestiva sonrisa.

-No te preocupes, te gustara. Lo aseguro...

...
...

-¿Así que vives aquí?

-Vivo en Dublín hace más de cinco años. Acá... solo estoy de visita...

Los pasos lentos, relajados y tranquilos de ambos, por las calles de Doolin. Woohyun con sus manos dentro de los bolsillos de su bermuda gris. No saber que pensar ni cómo actuar. El sujeto aun lado de él, ha logrado que su labio inferior fuese mordido por más de decenas de veces, en un solo día. No está seguro si lo ha hecho para callar ante cualquier frase sin sentido, o por algo más...

Y es que nuevamente parece que ese torbellinos se ha vuelto una locura, porque todo en su interior, ese sistema que ha tratado con cuidado de ordenar en los últimos meses, se está queriendo desestabilizar ante solo una mirada, ante la presencia de ese joven.

-En este hotel me hospedo...

Un desasosiego que decide recluir en lo más profundo de su pecho, ha intentado apoderarse de él. Woohyun no encuentra explicaciones ante la sensación vieja que está queriendo volver a renacer. Y antes de poder decir algo más...

-El hotel en donde me hospedo está a dos cuadras...

Sungkyu toma de su mano, la ha girado dejando su  palma mirando al cielo, y Nam se pregunta de dónde ha sacado ese bolígrafo. Una sutil risa ha escapado de sus labios, al sentir deslizar la punta de la lapicera sobre su piel.

-Tienes cosquillas ¿eh?... Me agradas Nam Woohyun... Espero nos volvamos a ver pronto.

Hipnotizado... El cuerpo del mayor ya vislumbra lejos, sin embargo Woohyun no ha logrado moverse ni un ápice. Estático y confundido, porque necesita con urgencia poder, antes que nada, aplacar ese incomodo latir de su corazón...

...
...

Y todo se ha vuelto un mar de con funciones, incompresibles para él...

Los días siguen transcurriendo, hubo de esos que llovió torrencialmente sobre Doolin, y otros donde las estrellas parecían encantadoras luciérnagas que bailaban en ese manto azul sobre sus cabezas.

Sobre la mesita de noche, a un lado de su cama, reposa junto al velador, una pequeña hojas de papel. Woohyun ha intentado ignorar muchas cosas en el último tiempo,  e inclusive  trata de hacer caso omiso de la dirección traspasada a una hoja de libreta.

Porque está asustado. Busca alinear ese escándalo que remueve dentro de él, que lo ha mantenido en estado de stand bye. Confundido, desorientado.

Nunca eh amado, y esto... no puede ser amor.

Y es que hace un tiempo que había vuelto a ese órgano, con capacidades extraordinarias de no solo bombear sangre y dar vida, sino de hacer sentir esos bruscos cambios de ánimo, de incorrectas pulsaciones, de crear un caos que desconoce, en un musculo más de su cuerpo, un tempano de hielo que solo está, por estar. Porque mucha veces Nam Woohyun quiso destruirlo, para soltarse de esas cadenas de prisión, y sucumbir ante la muerte.

Kim Sungkyu...

No lo ha vuelto a ver, no ha ido a buscarlo a pesar de saber dónde hallarlo, a pesar que sus sentidos le punzan de manera dolorosa a hacerlo.

No lo hare porque no estoy preparado para asimilarlo...

En dos días regresara de nuevo a su país. A enfrentar lo que ese viaje por corto tiempo ha dejado atrás, que por un lapso reducido, ha logrado olvidar y liberar esos recuerdos dañinos y apesadumbrados que retuvieron sus ganas de vivir.

Y quizás necesita recargar sus ánimos de energía, dejar llevarse por la envolvente naturaleza y estar preparado para lo que fuese que lo espere.


Quiero ir a los acantilados... Otra vez



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Hiiiii!


Bien que les parecio??? esto nacio de la nada... Simplemente necesitaba escribir algo mas, y no era idea para un serial asi que en un principio era un One shot, pero luego seguia y seguia, cada vez mas largo y pense en hacer dos partes...

Espero alla sido de su agrado jejeje

Espero sus comentarios, criticas, y siento si me eh metido con algunas cosas, como la religion.

Gracias por leer...

Culpa de una Fujoshi. Cap10

Capítulo 10

Las calles de la ciudad iban siendo de a poco cubierta por unos llamativos folletos de colores, anunciando un festival, grupos de baile y bandas en vivo.

Las pequeñas ruedas de la patineta, sobre el pavimento anunciando su paso a los peatones. Un bolsito cruzando su torso, el casco en su cabeza y unos guantes que no cubrían sus dedos, porque con intenciones de ser original con su look, los había cortado.

Dongwoo apoyo un pie sobre el suelo, e impulso con más fuerza, su pequeño rodado. La mañana era fría, pero esplendida para trabajar en su empleo de medio tiempo.

Estaba en unos de los barrios más tranquilo de la ciudad, agradecido de no llegar a tocarle el centro de Seúl como a sus compañeros, que suponía, en cuanto llegara la hora pico, del medio día, se desataría un caos en las calles.

Unos panfletos más que pegara y su jornada llegaría a su fin.

-¡¡Cuidadooo!!

Intento doblar en una esquina pero el choque abrupto de otro cuerpo junto al suyo, lo atizo por completo, y cayó al suelo. Agradecía a dios de haberse puesto el casco, porque su cabeza fue la primera en querer comprar parte de ese pequeño terreno de pavimento.

-Oh disculpa... no te vi...- Quien fuera que le hablara le extendió una mano para ayudar a levantarse. Dongwoo se removió con un poco de dolor sobre el suelo, y luego de unos segundos acepto el auxilio que le estaban dando.- De verdad lo siento...

El rostro totalmente compungido del otro muchacho, que vestía uniforme escolar, logro atenuar un poco su enojo por el descuido de cruzarse aun cuando él hubiera gritado que se acercaba

-¿Te encuentras bien?- y por momentos Jang pensó que el joven se sentía demasiado culpable, como para hasta llorar.

-Si si si... Estoy bien, no te preocupes...

Y aun así el muchacho no menguaba su ánimo de arrepentimiento.

-Ayúdame a levantar esto, y haremos de cuenta que no sucedió nada...- Pregúntenle a él, porque por primera vez, tenía la necedad de calmar esa angustia en alguien que recién conoce. Incluso llego a sentirse culpable por lograr que ese rostro tuviera expresiones amargas. Trato de sonreír un poco para el muchacho.

Comenzaron a levantar algunos panfletos, algunos habían caído cerca de un charco de agua, y lamentablemente esos ya no servían. Dongwoo se frustro un poco y soltó un suspiro, luego se arrepintió al ver que el estudiante bajaba la cabeza.

-¿Cómo te llamas?

El muchacho uniformado levanto la vista y lo observo con cierto deje de vergüenza.

-Howon, me llamo Lee Howon...

-Bueno hagamos una cosa Lee, te entrego uno de los folletos, y olvidare todo este desas...-E inmediatamente se da cuenta que no está por usar las palabras indicadas- perdón. Ayúdame con este evento...

-¿Eh?-Lo interrumpe, sorprendido por el pedido repentino del joven delante de él.

-No me gusta que me interrumpan cuando hablo. Pero lo dejare pasar. En fin podrías comentarle a tus compañeros de instituto del evento para que asistan, y bueno así ayudar a recaudar fondos. Es para una buena causa- Howon asintió ante las palabras.- Y de paso será cuenta saldada.

Dongwoo esbozo una de sus mejores sonrisas. La molestia de minutos atrás se había esfumado en segundos, sobre todo por ver que el estudiante parecía, hasta entusiasmado con la idea.

-Bueno, debo irme ahora.-Dongwoo se colocó su bolso, y comenzó a cruzar la calle, ya que su patineta había ido a parar en la acera de enfrente. -Cuídate Lee Howon...

Y el menor comenzó a caminar  emocionado, cuando leyó en el folleto, que incluso habría un concurso de baile.

...
...

Los pasillos del conservatorio se encuentran en un silencio y tranquilidad que era casi prodigioso y admirable. De vez en cuando el silencio se rompe, pero sin llegar a ser una bulla que molesta. Los estudiantes en clases. Se lograba  escuchar el grupo de jóvenes a cargo de Myungsoo, cantar a coro junto a su profesor, o el ritmo de la música, de la sala de baile donde impartía clases Howon.

Los pequeños altos parlantes que se encontraban dentro de los salones, el Hall y pasillos, emitieron de repente un chirrido que hizo a más de uno tener que cubrir sus oídos luego de fruncir el entrecejo.

-1, 2, 3... Hola, hola, probando, probando... 4, 5...

-No seas idiota que si se te escucha....

Y la voz de Yadira regañando a Stefania logra sacar carcajadas de los alumnos, y los dos profesores que están dando clases en el mismo horario, ponen en blanco sus ojos.

-Bueno, bueno, no te enojes... SE SOLICITA LA PRESENCIA INMEDIATA, EN DIRECCION, DE LEE HOWON, ALIAS HOYA, ALIAS... cuando vengas te lo digo...- Y antes de finalizar el comunicado-6, 7,8 me como un bizcocho...

-¡Stefania!...

Los parlante dejan de emitir sonido, y los menores observan a su profesor tratando de aguantar las risas. Sin embargo logran mermar esa impetuosa carcajada a punto de salir, con un "Uhhhhh..."  proclamado por todos.

Howon les pone un alto, levantando una de sus manos.

-Enseguida regreso. Se quedan quietos y en orden. Pueden practicar alguno de los pasos que les acabo de enseñar... Ah y por favor no tiren el aula abajo en mi ausencia...

-Pfff... Que amargo...- la muchacha que se encuentra al fondo del salón, oculta detrás de los demás alumnos, bufa molesta luego de terminar  de hablar.

Howon la ignora. Sin embargo de verdad teme dejar a solas a ese grupo. Son los más jóvenes en todo el conservatorio. No superan los 15 años. Son inmaduros, desastrosos, y generalmente suelen ser el dolor de cabeza de la academia. Recuerda que hace unos meses atrás, había tenido que retirarse del aula por cuestiones de urgencia ya que una grúa quería llevarse su moto, y como medida extrema dejo a Sungjong, a cargo de los menores. Un error de los más grandes  en su vida, porque cuando regreso, el profesor de danza femenina salió hecho un manojo de nervios de dentro. <<Me llamaron niña, esos mal educados malcriados me llamaron niña, y encima la mocosa del fondo dijo que estaba plana...>> Un desastre, que lamentablemente él recuerda como el día en que casi muere de un ataque de risa.

Cierra la puerta del aula cuando sale, y justo en quien piensa se personifica a unos metros de él.

Sungjong recién está llegando, con su pequeño bolso cruzado sobre su torso. Lo observa y frunce el entre cejo.

-Ni lo sueñes Lee Howon, no me quedare de nuevo con esos chicos.

-Pero si no te eh dicho nada...

-No hace falta ser adivino para saber qué es lo que pides con esa cara. Aparte escuche cuando Stefania te llamo. Deberías buscar a la guardia nacional para que cuide de ellos...

-Eres exagerado Jongie ¿eh?

-¡Me dijeron plana!

Y cuando el menor chillo con sus puños apretados a un lado de su cuerpo y el entrecejo fruncido, se logró escuchar las risas de los alumnos de Howon, desde el interior del aula.


...
...


- Te vas a marear... Quédate quieta Stefania.

-No puedo estoy aburrida, y estresada.

Yadira se cruzó de brazo y hecho su cuerpo totalmente sobre el respaldo del sofá. Alza una ceja y observa a Stefania seguir girando con la silla que posee ruditas en sus patas. Y fue inevitable, necesita cuestionar las palabras de la mayor.

-¿Estresada de qué? ¿No te alcanzo el domingo para liberarte de tu estrés?

Stefania detiene abruptamente sus vueltas y la observa entrecerrando sus ojos.

-Yadiz...

-¿Qué?

-Me corriste de tu departamento, solo para que llegase al mío y viera que había sucedido con el Woogyu. Todita  entusiasmada tu por saber... chismosa...

Y fue una acusación que no cargaba ni un gramo de seriedad encima. La menor esbozo una sonrisa en sus labios mientras asentía. Era cierto, prácticamente la saco a empujones de la vivienda con tal de saber lo ocurrido con esos dos jóvenes. Quizás porque está en un punto donde siente necedad de ver escuchar o lo que sea acerca del yaoi. Y últimamente parece que las parejas le caen del cielo. Teniendo en cuenta a Myungsoo con el hermano de Sungjong, y el próximamente regañado Lee Howon, con Dongwoo.

-Por cierto Yadiz...- Stefania sonó hasta casi insinuante, al mismo tiempo que tamborileaba su escritorio, con los dedos.

-Mmmm...

-¿A ti no te gusta algún chico?

La menor volvió alzar una ceja.  Estupefacta de alguna manera. Ni ella misma se había hecho esa pregunta, luego de que finalizara con su ex novio, hace ya varios años, y aun tenia asuntos que resolver con ese joven.

-Y ¿A qué viene tan repentina pregunta?

-A que se me acaba de ¿ocurrir?...

Y es que la verdad Stefania tiene otras intenciones. Necesita explayar ese campo en la menor, hurgar un poco y saber si el pobre de Sungjong tiene oportunidades. Puede que se esté volviendo una persona demasiado entrometida en la vida de los demás, pero piensa que algunos empujoncitos siempre sirven de ayuda, como el alcohol en Myungsoo. Por cierto el día anterior ya había tenido una larga conversación con el joven, de las pequeñas marcas amoratadas en su cuello, que ella misma se encargó de cubrir con un poco de maquillaje.

La puerta de dirección se abre. Hoya y Sungjong aparecen.

-Antes que nada, necesito que mandes a alguien a mi salón... Están solos, y sabes lo grave que es...

Stefania podría cuestionar como exagerado las palabras de Howon, sin embargo se le enciende una lamparita dentro su cabeza.

...
...

Y casi no lo puede creer. Sungjong está petrificado y a la vez admirado. ¿Puede una mujer con apariencia de ángel, emanar con solo una mirada tanta aura asesina? Como fuese, la cuestión es que aun con su pollera tableada de color durazno hasta las rodillas, blusa blanca y los cabellos recogidos en una coleta alta, siempre con esencia fresca, Yadira tiene una autoridad demasiado imponente.

Y eso quedo demostrado cuando llego al salón de baile, y se encontró con un alboroto de alumnos gritando y la música demasiado alta. La joven se había acercado hasta el centro musical y lo apago sin avisar.

-¡¿Qué es lo que sucede aquí?!

Estáticos es poco, absortos totalmente. Sungjong retrocedió unos pasos hasta la puerta.

-La muchachita del fondo, te quiero adelante...Ahora.

Y prácticamente todos tenía un básico conocimiento de que era esa joven la que llevaba la batuta del escándalo en el grupo.

Fue cuestiones de segundo para que dentro del aula reinara la calma, y la tranquilidad. Los menores sentados en el suelo, conversando de vez en cuando con el resto pero en un leve murmullo. La joven del fondo, sentada frente al espejo, sola.

-¿Cómo lo haces?- y sonar poco impresionado le resultó imposible.

Yadira a su lado lo observo con una sonrisa en sus labios. Y el corazón de Sungjong no pudo más que detenerse.

-No tengo la menor idea...

Ambos de pie cerca de la puerta, siendo de guardias de ese grupo, y esperando porque Stefania liberara a Hoya en algún momento.

-Pero al menos ya no te dirán plana, Jongie...

La joven dio unos golpecitos con la palma abierta sobre el pecho de Sungjong y él... bueno, él romperá el suelo con tal de que se abra y se lo trague

...
...

-Eres un idiota...

Stefania hizo un bollo el papel que tenía rayando hace un momento y se lo lanzo a la cabeza al menor. Hoya frunció el entre cejo y dedico un mirada fulminante a la directora.

-Olvídalo, a mí no me intimidas. Ahora responde ¿qué carajo te pasa por la cabeza? ¿Cómo le dices semejante idioteces a Dongwoo? ¿No era que te gustaba?

Bajo la cabeza. No sabe que responder. Han tenido una larga conversación. Muy detallada. Y todo gira alrededor de Dongwoo.

Stefania había ido a trabajar el día anterior a la radio. Y encontrar en estado deplorable a su compañero fue como, un volcán a punto de hacer erupción. Si bien Jang no sacaba a flote su verdadero estado de ánimo, ambos locutores percibieron un halo débil alrededor de su director de programación, e inmediatamente relacionaron esa falta de fuerzas en las sonrisas del mayor con Howon. Y por su puesto al finalizar el programa, Dongwoo aprovecho para desahogarse con sus compañeros de trabajo.

-Y bien... ¿No piensas responderme?

-Ni que fueras mi madre...

Un bolígrafo vuela por los aires, e impacta en la frente de Hoya y cae al suelo. El menor suelta una bocanada de aire, mientras se acomoda sobre su silla. Exasperado e incómodo, porque si bien sabe que cometió un error con su amigo, no siente la necesidad de que se lo recuerden cada cinco minutos. Y es que demasiado tiene con llegar a su apartamento, embargarse con el silencio, y la falta cálida, de la presencia de Dongwoo.

-Yo de verdad no entiendo, ¿Qué es lo que quieres saber, cuando ya sabes todo?

Stefania asiente vehemente con su cabeza, sin embargo muestra una mueca de  disconformidad en su rostro.

- Es cierto, pero yo necesito saber qué es lo que te retiene a no decirle la verdad... Espera me refiero a tus sentimientos, no a las ganas que te despierta.

- No sé, quizás que sea un hombre. Tener que decirle a otro hombre que me gusta es algo fuerte y difícil de procesar, y no estoy teniendo en cuenta la posibilidad de ganarme un puño sobre mi cara...- Calla sus palabras por unos segundos, su mente viaja lejos, y la directora de la academia chasque sus dedos para que despierte de su letargo.

-Howon...

- No quiero que se aleje de mí, no quiero perder su amistad, pero...

- Crees que ya lo has hecho.

Stefania está tratando de manejar a su lengua y a ese fortuito desliz que impregna en sus labios por querer salir. Porque sabe mucho y puede hablar poco. Esa cinta amarilla de seguridad que le muestra con resaltantes letras negras, "Peligro. No te metas" la cual quiere cortar con urgencia, la está por volver loca. Y la causa principal es que quiere terminar con el martirio que atormenta con finalizar un amor que ni si quiera ha podido comenzar. Sin embargo, y como si algo se interpusiera en su camino, Howon se pone de pie.

-Debo terminar con la clase.

Y antes de poder detenerlo, el menor ya ha cerrado la puerta.

...
...

Un pequeño vaso de cristal a un lado, con un poco de agua.  La oficina vacía y llegando la hora para que la mayoría de los empleados se marchen. Salvo él que junto a Sungyeol, no se mueven hasta las 10 pm. Cansado, aburrido, el segundo día de la semana resultando más tedioso que el primero.

La imagen panorámica de la ciudad, con sus edificios altos, que de a poco van encendiendo sus luces. La luna que va queriendo ganarle terreno en el cielo al sol, y Woohyun con la zigzagueante idea de que por muchos motivos desconocidos, esa noche quiere llegarse a la radio, antes de ir a su apartamento.

Una bolsa con ropa, sobre el sofá. Lavada, planchada, e incluso perfumada, con una de sus más costosas colonias. Ni si quiera sabe porque lo ha hecho, ha sido como un acto de puro impulso. Podría haber entregado la bolsa de cartón con las prendas a Stefania, pero confusamente él,  la posee, y tampoco se ha tomado la molestia de decirle a su compañera para que se la alcance al locutor.

Revolotea en su mente como un cumulo de mariposas, la presencia y el recuerdo de una corta compañía. Su voz que desde la primera vez que la escucho no ha podido olvidar, pero su ser más impregnado en su piel, el aroma de ese cuerpo que envuelve lo más ínfimo de su vida.

El silencio en su oficina, puede que juegue en contra o a favor, dependiendo de qué puntos de vistas se utilicen. Y en este caso solo está aclarando y situando en su lugar sus pensamientos y sentimientos. Pero aún  es pronto para hablar de ellos.

Y es que el tiempo compartido del domingo había resultado ser tan relativamente corto, que no se percató ni si quiera en el momento en que ya estaba fuera del club, y Sungkyu bajaba por la puerta del asiento de acompañante y solo se despedía con un tímido Gracias. Y disculpa por las molestias ocasionadas...  Y fueron solo esas palabras las que escaparon de eso finos labios.

Las ganas de retenerlo habían sobrado, no obstante Woohyun lo dejo ir, porque a pesar de lo que le pasara a él con el mayor, recién se está descubriendo a sí mismo, y en fin, no hay un hilo de conexión.

Un suspiro, demasiado profundo, y la pared de mármol increíblemente se vuelve más entretenida que su trabajo sobre el escritorio.

La puerta de la oficina se abre y Sungyeol ingresa con pasos firmes y una tambaleantes sonrisa en sus labios.

-Deja de pensar en cuál es el significado de la vida, y vamos a tomar algo.  Ya no queda más nadie en el edificio.

Y basta decirle con que están completamente solos, para ponerse de pie, y salir junto a su compañero, no sin antes tomar la bolsa del sofá.

...
...

-Oh yeah yeah, Oh yeah yeah yeah yeah.... Y ahí estaba sonando Bruno Mars con Locked out of Heaven, pedido por una de nuestras fieles oyentes...

El programa lleva rato de comenzado. Sungkyu esta vez hablando, y manteniendo una sonrisa destellante. Stefania sentada a unos metros del mayor, continuando con la plática, y preparando para pasar el reporte del clima.

-Momento de darle el lugar al clima. En esta noche la temperatura es de 28 grados, 9 décimas, Humedad 45 porciento... Ufff con razón el día tan pesado...-Grenade suena de fondo ahora, y la joven arquea una de sus cejas.- Parece que a nuestro productor le ha prendido Bruno Mars...

Stefania trata de sonar animada, pero sabe que el motivo de esa última canción es más una forma indirecta de desahogarse de Dongwoo, y si cierta persona estuviera escuchando la radio, no entendería ni jota el mensaje del joven.

Las pláticas continúan entre ambos locutores. Dongwoo los observa y permanece atento desde el otro lado del cristal. Su móvil a un lado comienza a sonar. Se odia internamente por dejarlo encendido, sobre todo cuando se escucha el sonido de interferencia entre la señal de la radio y el mensaje recién llegado, al aire, sin mencionar la mirada fulminante de Sungkyu.

Jang toma su celular rápido y antes de apagarlo visualiza el nombre de Howon en la pantalla. La tierra tiembla bajo sus pies, y un leve mareo se apodera de su cuerpo, sin embargo, ignora el mensaje y lo apaga de igual manera.

No tiene idea de lo que le puede haber escrito, o simplemente para que le escribe. Aún permanece con la desilusión a flor de piel. Lastimado, y vulnerable. Y si Howon comienza a pedir disculpas, no dejara el brazo fácil a torcer. Sucumbir a los pies del otro, tan pronto. No está en sus planes. Dejará que ruegue un poco más. Aunque no haiga sentimientos correspondidos de por medio, Dongwoo quiere que Hoya, al menos valorice su amistad.

Los cambios en el transcurso del tiempo, y prontamente la imagen de un niño tímido y culpable por su descuido, se coló y acentuó cómodamente en su cerebro. Le costaba creer que ese muchachito tan callado se hubiera convertido en ese Lee Howon actual, tan decadente ante una mujer.

-Hacemos una pausa, y enseguida regresamos...

El pequeño cartel electrónico, adherido a la pared del interior de la cabina, apaga su luz verde, y la palabra AIRE deja de brillar.

Sungkyu y Stefania salen. El mayor estira un poco sus extremidades, mientras que la joven  acomoda sus cabellos en un rodete. Lo que sea para no sentir los cabellos en su nuca.

-Lamento lo de recién...-Dongwoo se disculpa y aún permanece concentrado en los equipos de control de audio delante de él.

- No hay problema.- Sungkyu acomoda su remera negra con el logo de Linkin Park resaltado en plateado, en el centro, mientras se apoya contra la pared, con los brazos entre cruzados.

-Esos dices ahora, recién casi lo devoras con la mirada... Por cierto quisiera saber cómo puedes hacerlo cuando ni si quiera se te ven los ojos...- La locutora atacando. Abecés es como un vicio que tiene con pelear al mayor, como si fuera la hermana menor fastidiosa.

- No comiences Stefania, que aún me debes una muy, pero muy grande, y ni creas que te la dejare pasar.

Inverosímil, tener que ser testigo de los cambios de humor de ese par. Apenas ponen un pie fuera de la cabina, se desatan las palabras agitadoras de futuras batallas entre ambos. Dongwoo rodo sus ojos, y no piensa ponerles un stop, simplemente porque escucharlos pelear por trivialidades, en este instante le resulta entretenido.

...
...

Música, entretenimiento y bebidas. Algunos tienden a juzgar al lugar como un bar grotesco y de mala muerte, por la sencilla fachada expuesta al exterior. Sin embargo para quienes conocen lo que es dentro, se sienten en obligación de defenderlo.

Woohyun y Sungyeol son clientes habituales, son caras conocidas. Llevan yendo hace bastante tiempo, quizás desde el momento en que a Nam lo pusieron en el cargo de gerente.

Un ambiente agradable, mesas de billar y todo tipo de bebidas que hasta se podría considerar las mejores. Al menos ellos lo creen. Seek & Destroy de Metallica comienza a sonar, y Woohyun piensa que de estar su amiga en ese bar, lo más seguro es que se ponga a corear en alto cada palabra de la canción. Acostumbrado al género, porque de vez en cuando  Stefania deja liberar su lado metalero oculto dentro del apartamento. Y bien recuerda en este momento que ya no se hablan tanto.

La bola ocho lisa  en la mira y Sungyeol agudiza su vista y concentración en hacer entrar esa esfera roja, a su prisión.

-Es raro...

-¿Que es raro?

-Que el instigador de escapar del trabajo hallas sido tu Yeol...

Woohyun de pie a un lado de la mesa, sosteniendo con una de sus manos su taco (o palo de billar), y observando atentamente la jugada de su amigo.

La bola ingresa sin problemas, y Sungyeol se endereza. Solo con la camisa gris del trabajo, las mangas dobladas hasta los codos, y el saco y la corbata, olvidados en el interior de su vehículo.

-Lo necesitaba Hyung...

El menor se aparta unos pasos hasta, la pequeña barra que se encuentra atrás de las mesas de billar, y bebe un trago de su botella de cerveza de medio litro. La garganta siente el frio recorrer, y se relaja e incluso alivia el calor.

-¿Tiene que ver con Myungsoo?

-No quisiera hablar de él...

-Tiene que ver con Myungsoo.-Y Woohyun confirma y afirma sus sospechas.

No es que Sungyeol le hubiera contado lo sucedido con el muchacho, el domingo, pero las miradas dirigidas durante la madrugada en el club nocturno, habían sido tan insinuantes, que más de uno aseguraban de ante mano, como terminarían esos dos. Incluso Woohyun, que hasta que desaparecieron, él se encontraba relativamente sano.

-Por cierto, ¿así que estas castigado por llegar tarde el Domingo?- Woohyun ríe  divertido ante su pregunta, mientras se acomoda para hacer su jugada.

Los ojos de Sungyeol se abren sorprendidos, luego cae en la cuenta que detrás del rumor verídico, esparcido, se encuentra Sungjong y la amiga del Nam.

-Mi hermano, y su bocota floja...-Y dejo ir un suspiro de resignación.

-Incluso sé que invito a varios para que fueran, incluyéndome.-Nam totalmente inclinado sobre la mesa, y con dos de las bolas rayadas en su mira.

Y Sungyeol no se sorprende en lo más mínimo de su hermano menor, incluso se hace la idea de saber cuáles eran las palabras al pedirlo <<Mientras más mejor, así terminamos más rápido>>. Pobre de Sungjong cuando descubra, que hay horarios estipulados y para respetar. Fueran los que fueran no abra diferencia.

-Terminamos esta partida y nos vamos, Hyung. Ya es tarde.

El mayor asiente con parsimonia, y completa su jugada. Y solo piensa que no podrá pasar por la radio esa noche.

...
...

Acelera con fuerza, y en cuanto el semáforo cambia a verde, la moto avanza rápido.

Apenas había llegado a su casa, del conservatorio, lo primero que hizo fue tomar un baño. Quitar la pesadez reunida, no solo por el clima, sino también por lo agobiante en su trabajo. Sin embargo no pudo relajarse al completo. Un vacío en su hogar, algo que en un comienzo jamás había sentido, y que de pronto lo atosigaba a cada parte donde iba.

Se había recostado en su cama a mirar algún programa de televisión, pero con  la sensación inquietante de que algo más faltaba en su lecho. Que con solo estar una vez, su presencia se había acoplado a la perfección en cada rincón de esa habitación. No lo aguanto, no soporto que todo pareciera, o gritara que se había equivocado con sus palabras.

Oxígeno, distraerse necesita algo para quitar a Sungyeol de su cabeza. Y las malas jugadas de su mente le traían, de manera desagradable, las últimas frases cruzadas con aquel sujeto.

-Para quitarme el aburrimiento...- Queda dicho que su falsa interpretación de Sungyeol solo fue para oídos de él, y de su casco. Menos mal, porque quizás hubiera sido ridículo ver a Myungsoo hablando solo y con un tono muy particular de voz.-Idiota.

Pero por otra parte Myungsoo es consciente de que él, tampoco fue un ejemplo a la hora de hablar ese domingo, sobre todo cuando el desencadenante de utilizar esas palabras carentes de "humildad", fue principalmente él.

Y es que hasta pudo sentir, un peso cargar sobre su espalda cuando lo escucho. Sin entender muy bien que había pasado, o el motivo que lo llevo, de incluso preparar comida para ambos, y repentinamente lo corriera de forma casi directa.

Pero le falta el aire cuando recuerda todo lo que sucedió con Sungyeol, y la incertidumbre le invade, porque no entiende que ocurre con el mismo, con su cuerpo, y esa avidez creciente por sentirlo de nuevo. De querer buscarlo, y llevarlo de nuevo hasta su cuarto.

-¡Dios! ¿En qué estoy pensando?...

Niega con su cabeza.  Ha bajado de la moto, e inclusive tuvo tiempo de ir a una tienda y comprarse una Pepsi antes de ir hasta la plaza. Ahora sentado en una banca, solo, alumbrado por algunas luces de la calle. Las hojas de los arboles moviéndose ante una brisa esporádica, que logra colarse a través de su polo blanco sin mangas.

Y es que todos saben que al destino le gusta jugar con nuestras mentes, sentimientos, obsesiones, dolores, hasta deseos no reconocidos. La impresión alarmante, de que intenta volverle loco con sus enredos, y trabas. Que quiere complicar la existencia como si fueran las matemáticas.

Myungsoo se queda en un estado catatónico, al observar a varios metros de distancia, circulando por la calle, al Corolla de ese ser que poco conoce, y se está volviendo de manera inquietante, como el monstruo del armario de un niño, una psicosis demencial.

La ventanilla baja, y Kim humedece su labio inferior con su lengua y luego lo muerde con intenciones insinuantes, cuando sus ojos de apariencia felina se cruzan con la mirada ambivalente y de una lumbre interna, del conductor del vehículo.

Pero el auto sigue con su trayecto, y Myungsoo logra moderar su respiración turbulenta. Sin saber qué carajo ha sido todo eso, ese ardor y sensibilidad en su piel.


...
...

No hace más de dos minutos, en que, de manera preocupante, se ha percatado que lleva días sin pensar o recordar aquella mujer. Que su cerebro ahora se encarga de procesar otra imagen otro rostro, otro cuerpo.

Un escalofrió recorre el largo de su espalda y Sungkyu no quiere pensar más. Acostado, boca arriba sobre su cama, observando el techo de su habitación, y con solo un bóxer gris. Su mano sobre su abdomen, e imperceptiblemente su dedo índice, trazando círculos alrededor de su ombligo.

Sus palmas sudan un poco. La cabeza le da vueltas, cuando ese hormigueo tan conocido, pero que hace tiempo lleva sin sentirlo, se sitúa en su pelvis.

El rostro intrigante y moreno de Nam Woohyun en su mente. El renuente recuerdo de la firme fisionomía del menor. Su mirada escéptica y displicente que posee, los labios carnosos y apetecibles, y Kim Sungkyu se sumerge en un letargo impulsivo e irresistible.

No tiene uso de la noción, ni razón, solo el impertinente deseo subyugado y sometido que lo  carcome. No busca respuesta, ni entender el ¿porque se ha deshecho de la única prenda que lo cubría?, o la explicación que justifique ¿porque ha abierto sus pierna, de manera efusiva, llamando a  por alguien?

Su mano izquierda descendiendo hasta tocar su zona pélvica,  bajando un poco más hasta tocar su miembro viril que pide a gritos despertarse. Apretando con fuerza  su masculinidad, y comenzando esos insinuados movimientos, de arriba a abajo. Despacio.

Su mano derecha viajando hasta su boca. Sus dedos índice y corazón, introduciéndose en el interior de su cavidad bucal, empapando las intromisiones con saliva, chupando las dos falanges, y luego los lleva hasta uno de sus pezones.

Su cuerpo siendo sometido por el mismo, por su propio tacto. Uno de los pequeños botones rosas siendo maltratado, pellizcado, tironeado con fuerza.

-Hmmmm...

Y los gemidos silenciados por la presión ejercida por sus dientes sobre su labio inferior. La llamarada interna comenzando a vivificarse, y el perfil de Nam Woohyun en su inconsciente, jugando con su raciocinio.

La fiereza con que su mano comienza masturbar su pene, ya erecto, el sudor de su frente comenzando a pegar sus cabellos contra su piel.  Su espalda arqueándose y Sungkyu no puede más que alejar su mano de sus pezones endurecidos y empezar a apretar las sabanas de su cama con fuerza.

-¡Ahhgg!

Su cuerpo sacudiéndose con violencia ante su agresiva y arrebatada palma cerrada, que con más velocidad trabaja en su erección, Subiendo y bajando una y otra vez. Y no logra saber en qué momento su espalda sintió ese latigazo de placer, en que termino de rodillas sobre la cama, sin quitar ni frenar los movimientos de su mano.

Sus ojos apretados con fuerza ante las esporádicas olas de satisfacción que se propina a sí mismo, y su respiración en una revolución  caótica...

-Hmmmm... Ahhhhggg... Ahhhh…

Comenzando a vencerse y sus posiciones cada vez más insinuantes, si alguien las presenciara. Su cuerpo totalmente inclinado hacia delante. Sosteniéndose solo con sus piernas  que están sugerentemente abiertas, su cabeza tocando el colchón, la mano desocupada, encontrando entretenido agredir a las sabanas debajo de él.

La piel nívea, cristalizándose por las gotas de transpiración, y su trasero totalmente levantado en dirección al respaldo de su cama. Su mano izquierda sin detenerse en ese vaivén de apretar sin compasión su pene, sintiendo lo caliente y tenso que pone ante la idea de que quiere a alguien probando el sabor de  su hombría.

Una confusión inaudita, una sensación que lo atemoriza, y le genera rechazo, pero que se vuelve una necesidad que para él en este momento se vuelve insatisfecha. Porque quiere más, a alguien más que se apropie de él, y termine con su insufrible insatisfacción.  Y no entiende nada, solo que si se encuentra de tal manera es por culpa de una persona, y quiere demencialmente que ese ente que solo permanece en su mente, acabe y apague el fuego de su cuerpo lujuriosamente despierto y casi entregado.

-¡WOOHYUN-AHHHGGGG!

Cortas cintas de semen son sueltas por su miembro sobre la cama, y otras mojando un poco su palma. Un orgasmos unilateral, vivido cruelmente por el solo, y queriendo aún mucho más. Su cuerpo se relaja. Sus piernas se aflojan y cae. Y ahora boca abajo, del lado de los pies, descansa. Las pulsaciones en su pecho, aun dejándose llevar por el vértigo de sus actos. Su mano todavía mojada con sus fluidos, e inconscientemente Kim limpia cada uno de los dedos chorreados de esperma, con sus labios y lengua. Sintiendo el sabor agridulce, de sí mismo. Y por un segundo ofuscado, se pregunta ¿Qué tan bien sabrá Nam Woohyun?

Y antes de poder cuestionarse lo que acaba de hacer o pensar, su letargo libidinoso pasa a uno de sueño profundo.


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Ufff... disculpen la demora por publicar, es que no tenia tiempo de corregirlo.

Pero en fin.... aqui esta... espero sea de agrado XD



No me maten... Lo de Sungkyu fue algo que salio de la nada, la idea original no iba asi jajajaja era todo lo contrario, todo mas melodramatico jajaja pero de repente se me dio por escribir otra cosa, y salio eso jajajaja


Tambien demore bastante porque otras ideas surgieron y escribi un Two Shot... De Infinite por supuesto, yaoi claro esta jajajajaja aqui lo dejo por si quieren pasar a leerlo jejeje

Bueno gracias por la paciencia... y Por seguir leyendo.

Besos

Se los quiere