-Él es tu profesor de
coreano-dijo mi padre con una sonrisa
Mientras que él
se levantó de su asiento y prosiguió por
hacer una leve reverencia ante mí
-hola es un gusto
conocerte soy Yang Seung Ho desde hoy en adelante voy a ser tu profesor de
coreano-dijo mientas yo mordía mi uñas
-es un gusto-dije
haciendo una reverencia-soy Reiko-dije volviéndome a sentar
Mire mi casa como si
no la conociera ya que me sentía más nerviosa que nunca debido a su presencia y
tenerlo justo en frente de mí. Así que después de levantarme de mi respectivo
asiento, ice una reverencia en forma de
despedida y me dirigí a mi habitación
para cambiarme y salir a conocer un poco
de la nueva ciudad donde me iba a quedar
a vivir por un tiempo.
Había terminado de
cambiarme y me encontraba lista. Estaba a punto de salir cuando mi padre abrió la puerta con Seung Ho a su lado.
-¿estabas por hacer
algo?- dijo mi padre
-estaba por salir – respondí.
-ah está bien, bueno
entonces antes de que te vayas lo traje a él para que se conozcan un poco y
tengas idea de cómo van a ser tus clases -
- ha está bien-
Mi padre no desaprovecho
ni un segundo ante mis palabras y lo hiso entrar en cuestión de segundos y
luego se retiró dejándome sola con aquel
muchacho. Cerré la puerta y proseguí por ir y sentarme en mi cama y el
llego e imito mi acción pero en vez de sentarse
en mi cama se sentó en la silla de mi escritorio y comenzó a mirarme de la
cabeza a los pies
-es un gusto volver a
vernos.- comento esbozando una sonrisa
-si eso creo-dije
mirando al piso un poco avergonzada
-no esperaba
encontrarme contigo y menos de esta manera-comento mirando a los alrededores de
mi habitación
-yo tampoco- lo
observe
Se quedó callado por un momento y después de
un rato comenzó a hablar con seriedad, sobre como seria nuestras clases en los próximos días, pero yo casi ni
le prestaba atención ya que me perdía en sus labios que se movían al compás de
cada palabra que el decía.
En mi cabeza
retumbaban las palabras <<eres un tonta >> ya que él nunca se dignaría
de ver a una chica como yo más allá de lo laboral por el hecho de que había
mucha diferencia de edad de unos seis años , para mi sería imposible tener
oportunidad con él. Pase unos treinta minutos de estando distraída que cuando volví
en si me di cuenta de que él me estaba hablando.
-si te distraes de
esa manera nuestra clases no van a dar frutos-dijo sonriendo
-lo siento- iba a morir de la vergüenza
-está bien-se levantó
de su asiento-ya es hora de que me vaya
Lo acompañe hasta la
salida y me despedí de él.
Camine rumbo al garaje y tome la llave de mi auto y entre
en él. Me dio curiosidad, Seúl. Así que fui a conocer.
.
Estaba en el punto más
alto de la ciudad
Las hojas se
desprendían de a poco de su agarre comenzando a caer, algunas pasando por
frente mío, otras posándose en mí, todas buscando su lugar para aterrizar. El
frio invadía mi cuerpo por el temporal cuasando que mis mejillas comenzaran a
tornarse de un color rojizo, camine un poco dejando atrás mi auto estacionado.
Era hermoso ver los arboles de color anaranjado
y amarillo perdiendo sus hojas dejando que el suelo que una pisaba se
tiñera del mismo tono.
-¿es hermoso no te
parece?-
Su vos provoco que me
sobresaltara un poco, gire sobre mi propio eje para saber quién era la persona que me había hablado en ese
instante. Después de saber que era Seung Ho volví a girarme para seguir mirando
el lugar .
-si es hermoso.
-este lugar es uno de
los que más me gusta porque desde aquí se puede ver toda la ciudad - esbozo una
gran sonrisa
Luego de un rato ella
se giró y comenzó a caminar en dirección contraria y comencé a imitarla hasta
que llegue hacia donde había dejado mi motocicleta la cual era una YAMAHA R1
color negro me monte sobre ella y Reiko se me quedo mirando un momento antes de
subirse a su auto, se veía como sorprendida y luego se subió a su respectivo vehículo
y sin decir adiós se fue, hice lo mismo. Iba por detrás de ella hasta que llego
el momento en que nos separamos debido a que ambos tomábamos diferentes
caminos.
Luego de manejar por las calles de Seúl,
llegue al edificio donde se encontraba mi vivienda. Camine por los pasillos del
mismo hasta llegar a mí de departamento. Entre observe el living, me senté en
uno de los sofás blanco que se encontraba en medio de la sala y comenzó a
despojarme de mi bolso que llevaba
puesto depositándolo en un costado
-ya has llegado- dijo
esa voz femenina que tanto me cautivaba y siempre hacia que estuviera feliz de solo escucharla
-si-esboce sonriendo
al verla - llegaste temprano hoy-
-si solo por
hoy-comento ella caminando hacia la cocina
-¿qué estás
haciendo?-pregunte dando un grito desde mi asiento
-estoy haciendo la
cena-respondió mientras picaba los vegetales-¿cómo te fue hoy?-interrogo
gritando sin percatarse de que yo estaba a su lado
-Bien creo
-lo siento- musitaron
sus labios y yo hice una leve sonrisa ante ello-¿a qué se debe ese creo? ¿Acaso
la joven es difícil de tratar?
-no solo que es un
poco distante y parece que no le agrado
-no te preocupes debe
de ser así porque recién se conocen entonces ha de sentir un poco de
desconfianza pero ya se le va a pasar, será hasta que te conozca bien-me
observo-ya verás le agradaras sonrió ante su comentario
Verla sonreír me
encantaba me volvía loco así que me digne a caminar hacia donde ella estaba y
envolverla con mi brazos ya que me gustaba poder sentirla. Podría decir que
ella era hermosa en todo sentido, me gustaba que ella me diera aliento para poder seguir adelante en mis cosas
-gracias-dije en su oído
en un tono bajo
-yaa.... no seas así
de meloso-dijo tomando mis brazos para soltarse de mi agarre
No me importaba lo
que ella me dijera no iba a dejar de abrazarla ya que para mí era como estar
pegado a su cuerpo
Si solo era así ante
la presencia de esa muchacha entonces podría decir que estaba enamorado como ningún
otro chico de veintitrés años.
Apretar el
paso con más fuerza y, dar grandes zancadas a una velocidad que sería en cierta
forma, trotar. No era completamente su culpa, más allá de haberse levantado 10
minutos tarde, al salir de su
apartamento le asalto la hora pico; horario en que todos iban a sus trabajos o
bien, ir a la escuela. Igual que ella que debía hacerse del nuevo horario de su
rutina. Ingresar a las nueve de la mañana, junto con Yadira y Howon cuando,
hasta la semana anterior, era a partir de la una de la tarde. El problema
radicaba que su celular y, el reloj que ajustaba su muñeca, insistían en que faltaban
cinco minutos para las diez. Y decía "Insistían",
porque le gustaría usar como excusa, que había un complot entre ambos objetos
en hacerle creer que era una Directora irresponsable.
Vaya,
Stefania pedía piedad. Su domingo resulto un esquema horrendo de tareas
acumuladas. Ya que el sábado no pudo
concluir a causa d SungJong y Yadira, que en su parecer, cuando regreso de
comprar para pasar la noche, sugestivamente ansiosa, se encontró al menor
parado en medio de la sala, observando escaleras arribas, donde todo indicaba
que su amiga se había encerrado en el baño de la planta alta.
-¿Que
sucede?- Pregunto, preocupada.
- No lo
sé... ¿Creo que la hice llorar?- Soltó con vos queda, y baja.
Stefania
alzo sus cejas y, una parte de su labio superior se curvo. Incrédula y
sorprendida.
-¿Que la
hiciste llorar?- Y no caía en la cuenta de que eso fuese posible. Dejo la bolsa
blanca de panecillos, galletas, chocolates y Dios sabrá que cosas más, sobre la
barra que separaba la sala y la cocina. Indago de nuevo al menor que seguía sin
moverse ni un ápice.- ¿Qué hiciste?
No es que
con Yadira fuesen uña y carne, que se contaran hasta lo más íntimo de su vida,
pero existía cierto grado alto de confianza entre ambas en que, Stefania podía
confirmar con seguridad que la joven era hueso duro de roer. En todo caso,
desperdigar lagrimas sin más, era algo difícil de lograr en la muchacha.
- Pues solo
le dije un par de cosas...
-¿Qué
cosas, Jongie?
-Nada. Solo
algo que pensaba.
-Y... ¿Qué
pensabas?- Pregunto, entre cerrando sus ojos. Parecía un detective en busca de
arrancar las palabras de la boca de un maleante, para luego, así, poder encarcelar.
SungJong soltó
una bocanada de aire y, la mayor se sorprendió al ver que se formaba un vaho
bajo el mentón del menor. Advirtió que las puertas que daban al balcón estaban
abiertas y, las cortinas corridas. Sin embargo no tomo importancia de ello y,
espero a por una respuesta del joven.
-Solo que
estaba cansado que corriera hacia a ti. Se supone que yo también soy su amigo, pese lo que me
pese. Pero no confía. No me cuenta nada de lo que le sucede. No soy idiota,
puedo ver que tiene problemas y, yo solo le sirvo como oreja de cosas
irrelevantes.- La voz de Lee parecía subir gradualmente el tono hasta que, fue consciente
de que lo hacía y, menguo de nuevo.- Tu sabes lo que yo siento por ella-
Murmuro.- Y esto que hace me duele, porque yo lo noto, porque siento una
necesidad inmensa de ayudarla, pero no me deja. Me aparta...
Se mantuvo
atenta a cada palabra que decía SungJong, aunque por un momento y, no por ser
insensible, pero le dio agobio tener que seguir escuchando de los desamores de
sus amigos. A todos les sucedía algo y eso, no podía ser hasta, ridículo. Claro
salvo WooHyun y SungKyu, que para ese entonces Stefania jugaba sus cartas a que
todo iba bien encaminado con el par. El transcurso de las horas le demostraría
lo contrario. Y regresando al tema anterior, comprendió que la culpa no era del
menor, más bien había sido que todo ese serio problema había saturado a Yadira,
al punto de quebrarla. No era para menos y, lo entendía.
Se había
acercado hasta Sungjong y, palmeando la
espalda de este, a manera de consolación, lo corrió.
- Vete,
Jongie. No es tu culpa pero vete.
-Pero...- Intento replicar, pero la mayor no
le dio lugar.
-Pero nada.
Ustedes los hombre nunca entienden nada.
Si ves que a Yadira le suceden cosas de índole grave, no la atosigues con que
te cuente. Lo hará a su tiempo- <<O
quizás te esté protegiendo y, no lo haga>> Pensó- Ahora lárgate y,
duerme tranquilo que no tiene nada que ver contigo que Yadira llorara.
¿Ok? Buenas noches y adiós.
Cerro la
puerta sin si quiera escuchar a SungJong que se despidiera y, corrió hacia el balcón.
Dio una ligera mirada desde una esquina hasta
la otra esquina de la cuadra donde se encontraba el edificio en el que
ella vivía, pero más allá de mucha gente caminando por la acera o, los vehículos circulando por la calle, como típica noche de
sábado, no le pareció ver nada raro.
Claro que ella no tenía ni idea
de cómo era el sujeto que acosaba la vida de su amiga, pero sentía la sensación
de ojos invisibles captando cada movimiento dentro del apartamento. <<Es psicosis mujer, solo eso>>
Se convenció mentalmente. Había cerrado las puertas dobles y corrido las
cortinas. Encendió el calefactor para climatizar el ambiente del lugar y, subió
las escaleras para ir hasta su habitación, dejar el abrigo sobre su cama y, regresar
al pasillo, hasta ponerse de pie delante del baño.
Dos golpes
con sus nudillos sobre la madera blanca y, la puerta se abrió al instante, pero
parsimoniosamente.
- ¿Te
encuentras bien?- pregunto al ver la
figura de la joven aparecer con la nariz enrojecida y, sus parpados levemente
hinchados.
- No, pero
tampoco quiero hablar de esto.- Seria y con la mirada fría.
Stefania asintió
con la cabeza.
-
Perfecto...- La toz picosa ataco de nuevo y, luego de unos segundos en que los músculos
de su garganta parecían contraerse dolorosamente, pareció bajar un poco la
guardia y, continúo hablando.- Pero en algún momento tendrás que hablar.
Conmigo o, con SungJong o, en todo caso, la policía. Ahora baja, que compre
unas cosas para comer y rente un par de películas.- Se apartó del pasillo y, descendió
las escaleras con ligereza; fiel a su costumbre.- ¡Kill Bill volumen 1 y 2, ya
que no las has visto!-Grito
Tiempo después,
ambas en la sala, sentadas sobre el sofá de tres cuerpo, con las piernas
enlazadas como indio y, los chocolates y, varias golosinas más servido en una
bandeja plástica en medio de sus cuerpos, observaron la figura de Uma Turman
con su traje amarillo y, su kanata, mutilar a un cumulo de asiáticos, expertos
en artes marciales, como si se tratasen de pequeños insectos.
-Es insólito.
82 tipos y, no pueden con una mujer.-Comento la menor, ensimismada con lo que veía.
La puerta
de entrada emitió un chasquido al sentir la tarjeta pasar por la cinta magnética
de seguridad del apartamento e, ingresar la clave de acceso a la vivienda. Las dos muchachas miraron en dirección a la
puerta y, perplejas observaron la figura de Nam WooHyun ingresar a la sala carraspeando
algo entre dientes.
- Por
favor, ¿no me digas que fue mal?- Dijo Stefania entre preocupada y, decepcionada,
pero aun así, dando otro mordisco a su tableta de chocolate negro.
-Pues te lo
digo. Apareció la ex.-Refunfuño, iracundo.
-¡¿Whats?!...
¿Eso es posible?
- ¡Es, es,
es posible! Y, peor aún, parece que todavía tiene sentimientos hacia ella. Pero
sabes que, ahora no tengo ganas de nada. Hablamos mañana.
El par de jóvenes
observaron, confundidas, el cuerpo del mayor desaparecer por el pasillo de la
planta alta. Luego se dedicaron una mirada y, Yadira rompió con el silencio.
-¿No era
que, SungKyu gustaba de WooHyun?
-Así era
hasta hoy a la mañana.- Stefania se encogió de hombros.-Que se yo, estos tienen
más vueltas que una calesita. Pero ya me ocupare de estos y, de los otros y, de
todos.- Se le escapo un suspiro de cansancio.- O los mato a todos, incluyéndote...
Es broma, Yadira. No me mires así y ve la película, que esa mujer ya mato a
medio mundo...
Yadira se había
quedado a dormir esa noche, pero a la mañana siguiente se marchó temprano a su
apartamento. WooHyun no hizo acto de presencia en todo el día y, Stefania perjuraba
que haría acopio de Uma Turman y, lo degollaría sin piedad. ¿En qué momento se había
ido? Pues tal parecía, mientras dormía. Tal vez a eso de las 7 de la mañana. Se
suponía que la ayudaría con la aglomeración de trabajo pendiente que tenía por
hacer. En sí, solo la ayudaría en parte; con los planes de recaudación de fondos
para la fundación. Del conservatorio y la radio, se encargaría ella misma de
todo por cuestiones de propia responsabilidad y, que solo le concernían a sí
misma. Sin embargo, lo que suponía que sería algo rápido, se convirtió en un
domingo de jornada laboral. WooHyun no dio señales de vida hasta la media
noche, anunciando, por mensaje de texto, que dormiría en casa de un amigo, en
todo caso, de SungYeol. Se abstuvo de
responder.
Hasta que
logro finalizar con todo, incluso terminar con la composición de una canción,
se percató que eran las dos de la madrugada y, aun le quedaba por bañarse para
ese entonces.
Bueno he ahí
la explicación del porqué está llegando tarde al conservatorio del, porque prácticamente
corre por el pasillo, con la guitarra sobre su espalda, el bolso a un lado de
su cuerpo y, las bolsas de cartón, con carpetas dentro, en cada una de sus
manos. También recordó a último momento que, el día anterior había concretado a
una reunión, para ya hace una hora atrás. ¿Apenada? Ni cerca. Cansada, quizás.
Como fuese, ya se encuentra delante de la puerta de su oficina. Tras paso las
bolsas de una mano a la otra y, tomo de la perilla. La giro y, al abrir la puerta
lo primero en ver fue que, su silla estaba ocupada.
-Al fin,
mujer ¿Sabes hace cuanto estoy esperando?
- No me
interesa, SungKyu. Solo levanta tu bonito trasero de mi silla.- Dijo molesta y,
luego cayó en la cuenta de que no era el único dentro del lugar.- Buenos Días.-Saludo
al resto, tajante.
Yadira,
HoWon y, DongWoo, sentados en el sofá, asintieron. La joven en el medio,
cruzada de brazos, sin dar mucha importancia a la recién llegada, más bien
observando a la ventana detrás del escritorio donde se encontraba SungKyu. Sus
ojos fijamente puestos en la calle y, en los vehículos que iban y, venían por
la avenida de doble sentido.
-¿Por qué
de tan mal humor?- Pregunto el mayor mientras, cambiaba de la silla grande,
forrada de cuero y, extremadamente cómoda, por una más pequeña, del otro lado
del escritorio.
-Nada que
te importe...- Guardo silencio y, pareció pensar sus palabras por un momento.-
Mejor dicho, sí. Pero no viene al caso. No ahora al menos, así que luego
hablaremos. -Intercalo miradas con cada uno de los ocupantes en la oficina y, frunció
el entre cejo.- ¿MyungSoo?
-Alguien lo
llamo y se tuvo que ir. Dijo que regresaba a la tarde y, que cualquier cosa lo
llamaras al celular.-Respondió HoWon.
-Mmm... Está
bien.-Suspiro, resignada. Metió su bolso, la guitarra y, una bolsa con carpetas
dentro del armario que se encontraba a un lado de la mesa de madera y, sobre está
dejo una carpeta oficio transparente y, con la contratapa verde. Dentro unas
hojas del mismo tamaño. Stefania tomo asiento y, copiando la posición de su
amiga, hablo.- Bueno, SungJong está en un examen en la universidad. WooHyun y
SungYeol trabajando; Así que daremos comenzada la reunión, sin ellos.
Ni bien finalizo,
el itinerario complicado que había creado durante el día anterior, salió prácticamente
escupido de su boca; sin reverberar palabras y, con la mirada diligente y,
autoritaria que anunciaba que la directora no estaba dispuesta a recibir
comentarios negativos o, quejas acerca de los horarios estipulados, ni de las
actividades a cargo que dejaba a cada quien.
Pues bien, a los que no se ofrecieron a dar
una mano con las ideas para lo que ya tenía en mente y, para él que se ofreció
y, tal pareció cambiar de idea, le esperarían dos eternas y largas semanas, muy
seguramente, odiándola.
Los ojos de
los presentes se expandieron en sus cuencas, pero sin lograr decir algo. Solo
alineando un pensamiento entre los cuatro.
<<Esta loca>>
...
...
Aún tenía
las llaves así que, solo ingreso. No pidió permiso. Para él, aunque ya no
viviese en el lugar, seguía siendo su casa. Un silencio ligeramente común, al
menos lo que había acostumbrado mientras vivió allí, aunque esta vez parecía
cargar cierta tensión en el ambiente, como si antes de que llegase, las paredes
del lugar hubiesen sido testigos de
alguna discusión. MyungSoo colgó las llaves en el llavero que se encontraba adherido
a la pared del pasillo contiguo al recibidor. Se adentró a la sala. El lugar
bastante sucio. Los muebles cubiertos por una gruesa capa de polvo, opacos. Tazas
sucias en la mesa de la sala, así como también, en el fregadero, que contenían
los trastos con restos de comida de varios días.
-¿Qué
carajo sucede aquí?- Farfullo para sí mismo.
Era
evidente que algo no andaba bien en su vieja casa. Se suponía que su madre o,
hasta el momento en el que él residía, tenían una mujer encargada de los que haceres.
Claro que a simple vista, la domestica no se hacía presente y, a juzgar por cómo
se encontraba todo, deducía que hacía más de una semana. Kim apoyo, distraídamente,
su mano sobre el mesón y, la viscosidad de algún alimento en descomposición, pegándose
en su palma, hizo que la retirara de inmediato.
-Agggg...
¡Carajo! Qué asco que es este lugar.- Un simple murmuro para descargar su ira
de ver la vivienda prácticamente, en abandono. Ni él que era hombre y vivía
solo, tenía su casa así. Enjuago su mano con el agua del grifo del fregadero y,
busco secarse con algo, sin embargo no tenía nada a su alcance que estuviese limpio, así que simplemente sacudió
las extremidades al aire y, luego lo paso por la tela de su pantalón. -¡Mamá!-
Grito.
Regreso a
la sala y, pensó en ponerse a acomodar
un poco, pero se abstuvo de hacerlo. Primero que le explicaran porque en menos
de un mes el lugar se había venido abajo y, tal vez después se plantearía una
vez más, la idea de ayudar a ordenar. Solo por el hecho que era una de las
pocas cosas que tenia de su padre, ya que su madre se había encargado de tirar
la mayoría de las cosas, sirviéndose de que eran innecesarias y, que debía
hacer espacio para su padrastro. Aun guardaba bastante rencor y oposición de
aquello, pero con quince años nadie le tomo en cuenta y, ahora de grande sentía
que estaba de más quejarse.
-¡Mamá!-
Llamo de nuevo.
Tampoco
tuvo la intención de sentarse sobre el sofá beige, no al percatarse, con
desagrado, de las pequeñas manchas de café sobre el cuero. ¡Asco! MyungSoo percibió
los pasos de alguien acercarse, con fatiga, desde la planta alta.
Visualizo la figura de la mujer
descender, envuelta aun en la bata de dormir, por las escaleras. Despeinada, su
rostro demacrado a falta de maquillaje y, con los ojos enrojecidos.
Se le
ocurrió correr hasta donde se encontraba su madre, pero una vez más, se lo
pensó dos veces, y permanecía quieto, escrutándola con la mirada y, comenzando
a generar preguntas.
-¿Que sucede
aquí? ¿Por qué esta la casa en este estado?... ¿Es por esto que me has llamado?
Si, él no
estaba ahí porque quisiera hacer una visita o, ver como andaban las cosas por
su viejo hogar, ni mucho menos. Estaba ahí, porque mientras esperaba por la
llegada de su jefa, junto con su primo, sus compañeros de trabajo y Dongwoo, había
recibido una llamada al móvil por parte de su progenitora, pidiendo por él de
una manera casi alarmante. Se preocupó y, pidió disculpas antes de retirarse
del conservatorio, a pesar de que Stefania no había llegado.
Un silencio
los envolvió, uno bastante incómodo. Pudo ver el labio inferior de la mujer
temblar, nerviosa o indecisa de lo que decir. De repente soltó a llorar y, cayo
sentada en el ante penúltimo escalón de la escalera y, hundió su rostro entre
sus manos y, sus rodillas. Los ojos de
Myungsoo cobraron fuerza y se ampliaron, sorprendido pero también
asustado. Y esta vez el impulso le gano
y, se acercó hasta su madre, sentándose a un lado de esta y, pasando unos de
sus brazos por arriba de los hombros de la mayor.
-¿Que
sucede, mamá?- Pregunto. La voz poniéndose rígida a causa de la preocupación.
-Lo...Lo...-
Su madre comenzó a tartamudear, no solo por la irrupción de los sollozos, más
bien por no saber cómo decir lo de a continuación. Y en un momento se dijo a sí
misma, que era mejor largar todo, simplemente, sin menguar nada.- Lo hemos
perdido todo.
MyungSoo
quedo de piedra.
-¿Q... qué?
-Que nos
quedamos sin nada. La empresa cayó en banca rota y, nos quitaran hasta la casa.
Estamos en la calle.
<< ¡No!>>Negó mentalmente.
El brazo del muchacho cayó por la espalda de la mujer hasta tocar el
frio del escalón detrás de ellos. ¿Qué
demonios estaba diciendo? Hizo memoria y, negó esta vez con su cabeza, mientras
se incorporaba y se alejaba de su madre. Como si algo le hubiese dicho, que el
paso por su casa iba a durar apenas minutos, MyungSoo se percató que aún se
encontraba calzado. Sus manos se cernieron en un puño y, contuvo la
respiración. Su cabeza gacha, sus ojos mirando la baldosa cuadrada debajo de
sus pies y, su mente viajando a recuerdos demasiados lejanos.
...
...
La inerte
imagen de un Kim SungKyu se plantó sobre el suelo llano de su mente. Estático,
engullido en su propio mundo. Alejado de todo aquello que lo rodease, salvo de
aquella rubia extranjera, de piernas largas, silueta asemejada a la de una
modelo, rostro blanco donde los ojos azules resultaban como un par de luceros y,
donde cualquier hombre hallaría la perfección. Incluso su Hyung, quien no
aparto los ojos de la joven hasta que esta paso por su lado sin hacer reparo de
él, más pendiente de quien la acompañaba.
WooHyun se dejó
caer sobre el sofá de su despacho. Largo y moderno. Con esa forma de L o ángulo
recto y, aun así incómodo. Casi despatarrado sobre los cojines; con la camisa
negra a medias prender, las mangas dobladas hasta los codos y, los extremos de
la prenda, salidos hacia fuera del pantalón.
<<Bonita presencia en horario de trabajo>> Se recrimino y frunció
sus labios, levantando un borde del labio superior. Sus brazos extendidos por
sobre el respaldo del sofá y, sus ojos estudiando la vista panorámica de la
ciudad, delante de él.
Edificios,
edificios y, más edificios... Desde el décimo tercer piso y, sentado a más de
10 metros de la ventana, era lo único que podía ver. Aunque a dos manzanas más,
quizás tres, no sabría decir exactamente, observo uno a medio hacer, así que no
era un edificio en su totalidad, más bien uno en construcción. Se preguntó si
tal vez sería un futuro lugar donde invadirían las oficinas o, departamentos o,
tal vez sería la extensión de una cadena de hoteles. Ladeo su cabeza de lado a
lado y, un "crack" se escuchó provenir de su cuello.
-¡Eishhh!-
Gruño, mientras masajeaba la zona adolorida, debajo de la nuca.
Completamente
tenso. Cada uno de sus músculos, incluso su columna, que por más que intentara
enderezarse para relajar un poco la espalda, el dolor no mostraba intenciones
de abandonarlo. Que mal que había dormido las dos últimas noches, sobre todo la
del domingo en casa de SungYeol, en la que tuvo que compartir cama con su
amigo. Era de dos plazas, el colchón parecido al que él tenía en su habitación,
cómodo en exceso, donde uno se tira y el cuerpo parece rebotar al tocar la
superficie mullida del colchón. Pero al
ser dos y estar acostumbrados a dormir solos, teniendo en cuenta que cada uno
por su lado, tenía una mala manera de acomodarse a la hora de dormir, según
para ellos muy cómoda; todo eso junto, pareció retorcerse y, claramente jugo en
contra. Simplemente no estaban hechos para compartir la misma cama, al menos no
entre ellos. Y todo ¿Para qué? Para evadir el cuestionario de preguntas que, suponía,
Stefania le iba a hacer acerca de la salida con SungKyu.
Sí que había
resultado inesperado el desenlace. No se imaginó probando de los labios del
mayor esa misma noche pero, tampoco esperaba que se acabase tan pronto. Todo
perfecto en lo que había durado la cena y... y... Y solo eso, la cena. Porque
al cine, ni ha la calle donde se encontraba llegaron.
-Disculpa,
WooHyun ¿Te parece si dejamos el cine para otro día? Es que... que mañana tengo
que madrugar. Cosas del trabajo...
¡Mentira! Y,
una muy mala por cierto. Le hubiera gustado haber contado con un espejo en su
mano, esa noche, solo para ver como se le desdibujaba la sonrisa del rostro, en
cuanto se cancelaba esa parte de la salida. No se había opuesto al pedido de
SungKyu, incluso le dedico una sonrisa, falsa, pero en fin lo suficientemente creíble
o, convincente, para no tener problema alguno con el repentino cambio de ánimo
en su hyung. Alcanzo al mayor hasta el bloque de apartamentos en donde residía
y, fue durante el transcurso del viaje, ese poco espacio de tiempo, de menos de
30 minutos, en que la ilusión, de que aquel joven de ojos pequeños pudiera
llegar albergar algún tipo de sentimientos hacia él, se derrumbó como un
castillo de arena.
- Esa
chica... La rubia de coleta de caballo, que nos cruzamos a la salida del
restaurante... ¿La viste?- Pregunto Kim,
dirigiendo una mirada tímida al conductor del vehículo. WooHyun asintió casi
sin ganas y, apenas cruzando un vistazo con sus acompañante y, luego
depositando nuevamente su atención, al menos una parte de ella, en el camino
delante de ellos.- Es mi ex novia-
Musito.
De soslayo
pudo ver al mayor bajar su cabeza. Le pareció que había cerrado sus ojos, pero
con la poca iluminación dentro del auto y, que de por si SungKyu contaba con
dos rendijas en vez de ojos, no podía estar completamente seguro. Escucho un
suspiro escapar de los labios entre abiertos de Kim y, le recorrió la sensación
de que su acompañante había dejado ir una gran mochila de su espalda. ¡Lo sabía!... Bueno no con exactitud, pero lo
presintió. En un comienzo creyó que el locutor se había quedado embelesado con
la belleza de la extranjera, pero tanta tención aunada en su Hyung, no podía
ser por ver una mujer demasiado hermosa. Entonces se le ocurrió que ya se conocían
o, que al menos él la conocía, porque ella no pareció notarlo.
-Hyung, si
no quieres hablar de ello, no tienes por qué hacerlo.- Incluso intento
sonar comprensible, pese a que se hallaba
a sí mismo, frustrado con la vida. Molesto porque todo se estropeara por una ex
y, de no solo tener la certeza de que SungKyu era heterosexual, si no también,
de que el corazón del muchacho ya estaba ocupado. Y tal parecía la mujer había hecho
demasiada mella en el mayor. Aun así y, luego de recriminarse una y otra vez,
aparto su mano derecha del volante, dejando solo una al mando. Extendió la
extremidad en dirección a Kim, buscando de la mano de aquel, encontrándola
reposada a un costado del cuerpo, sobre una pequeña porción de espacio que
quedaba del asiento. La tomo con la suya y, la apretó con fuerza. No con la
fuerza que supone imponer autoridad, sino
más bien, la de brindar algo semejante al amparo. Compartieron nuevamente una
mirada, una que pareció durar una eternidad, inmersa en ellos mismos y, el
silencio pertinente. SungKyu dejándose llevar por la sorpresa del repentino
acto y, lo bien que se sentía ante aquello. Woohyun dedico una cálida sonrisa,
en un intento desesperado de esquivar la palpitante necesidad de fracturar esa
distancia entre ambos y, fundir sus labios con los del ajeno.- No te preocupes.
Y lamento su
suerte, porque el mayor solo abrió la boca para anunciar que ya estaban delante
del edificio. El locutor aparto la mano con suavidad, lentamente, como no
queriendo romper con ese contacto, pero de igual manera rompiéndolo. Se disculpó
por la súbita manera en que había finalizado la noche, aclarando que de igual
manera, el plan de ir al cine seguía en pie, pero para otro día. Dio las gracias al menor por la amabilidad, de incluso, no
molestarse ante su inocente mentira y, sin más que agregar se apeó del vehículo,
ingresando al interior del bloque de departamentos, sin voltear hacia él, ni
una vez.
-¡Qué asco
de vida!- Grito, enderezándose y
sacudiendo sus cabellos.
Miro en dirección
a su escritorio. SungYeol había dejado, hace menos de 20 minutos, una pila de
contratos por revisar, sobre el mueble.
Por su parte, él no tenía ni la menor intención de hacer algo por su
vida ese día. Pero tampoco es que pudiera escapar de sus obligaciones. Así que,
no le quedaba más que sentarse en su silla, ponerse los anteojos de lectura y,
comenzar a trabajar. Luego tendría que hacerse de un tiempo, quizás durante el
almuerzo, si es que decidía comer algo, para poder comunicarse con su amiga.
Stefania seguro ya estaría que le reventaba la carótida, del enojo, no por nada
la joven no había hecho por responder ningún mensaje de los que él le había
mandado. Podía palpar la furia de esa mujer a Kilómetros.
-Qué asco
de vida...-Repitió, harto.
...
...
-Esta vez
creo que exagero.
DongWoo
volteo al escuchar aquella voz, mientras flexionaba sus piernas. Estaba de más
decir que, todos quedaron con la boca abierta al finalizar la reunión que,
apenas si había durado media hora. La Directora del conservatorio había hecho
magia en reducir el tiempo, simplemente hablando ella sola. Perplejos, y
molesto; peor aún cansados antes de si quiera comenzar. Como en el caso de él y
HoWon que, en comparación al resto, Stefania había dejado caer una tonelada de
trabajo sobre sus espaldas.
-Pues sí...
Opino lo mismo que tú.
-Pero es
que, ¿Cómo demonios pretende que hagamos
tantas cosas? ¿Crear coreografías, enseñar las coreografías, componer raps? No había
quedado en eso, el sábado, ni mucho menos lo menciono anoche cuando me llamo.
A Lee Howon
era al que más le había pegado, de mala manera, la nueva rutina. Cuando accedió
a ayudar, no se imaginó que la mujer lo bombardeara con tantas actividades. Sus
descansos se habían reducido, todos, a cero. Literalmente. Le sorprendió que la
Directora no se hubiese apropiado de las
horas de sueño de la madrugada <<A qué
se lo planteo>> Pensó. Hoya se acercó hasta el lado de Jang e, imito
los movimientos de este.
- A nadie
se lo menciono, pero de verdad, no sé de qué te quejas... Digo, ya lo hemos hecho
antes a todo lo que Stefania pidió. ¿No?
El menor recapacito
durante unos segundos y, asintió con su cabeza. La acongoja se apodero de él.
-Es más podríamos
sacar ventajas de ello. No es la primera vez en componer raps y, podríamos usar
los que ya tenemos terminados. Y coreografías... Bueno tenemos un par de ellas.
Crear unas nuevas no será tan difícil. -Añadió DongWoo
-Nunca me
resulto difícil, hyung. No desde que te conozco.
Podía ser
aventurado lanzar tales declaraciones hacia el mayor. No correspondía con la
brecha creada entre ellos pero, Lee había meditado durante todo el fin de
semana, en que cada tiempo que se le diera junto a DongWoo él, lo aprovecharía
para remediar las cosas. Aunque fuese tratar de recomponer su amistad, pese a
que él quería más. Capturo con la ranura del ojo el cuerpo de su amigo. Miraba
hacia delante pensativo y, considero que esas últimas palabras habían calado en
el muchacho.
-Aquí el
problema,-Continuo Hoya, como no queriendo incomodar mas.- es que aún tengo que
dar clases. Si enseñar a unos muchachos que ya saben de baile, resulta
complicado ¿Te imaginas a aquellos que no tienen ni idea? Haber, dime tú,
¿SungKyu sabe bailar?
-Podría
hacer el intento- Respondió con una sonrisa, divertido.-Esta bien. Stefania nos
ha impuesto, prácticamente, una odisea.
-Ahí
tienes... Una vez más coincidimos, hyung.
DongWoo pensó
en contestar algo, pero lo dejo pasar por alto. En lugar de eso se incorporó y,
se alejó a buscar la botella de agua dentro de su mochila, que permanecía
tirada en un rincón del aula de ensayos. Ignoro la sugestiva mirada que estaba
recibiendo por parte del menor mientras él pasaba un poco de líquido por su
garganta.
-DongWoo
hyung...- Llamo, enderezándose y un tanto nervioso.- Yo quisiera...
La puerta de
ingreso al salón se abrió de golpe y, un grupo de jóvenes entraron al interior.
-¡Buen
Día!-Se escuchó un coro de voces entre masculinas y femeninas.
Hoya solo
atino a suspirar, viendo escapar, de sus manos, una gran oportunidad de poder
contrarrestar esa distancia entre él y su Hyung. Los recién llegados
abandonaron sus bolsos en el mismo lugar donde Jang había dejado el suyo,
manteniendo unas sonrisas de entusiasmo y diversión. No era el comienzo de una
de sus clases, pero era la primera para lo que se tenía planeado para dentro de
dos semanas. Un punto que jugaba a su favor: es que al menos DongWoo tendría
que ser partícipe de cada clase como un profesor más, pero sin paga.
-Buen Día-
Saludo al grupo de menores.-Bien...
DongWoo
observo y escucho lo que comenzaba a decir Lee, mientras él se encaminaba hacia
delante para ponerse al lado del profesor. Un poco serio y curioso de saber qué
es lo que le estaba por decir el joven antes de que fuese interrumpido por los
alumnos.
...
...
SungYeol se
paseó por media ciudad. Llevando el Toyota de un lado a otro. Atendiendo los
asuntos de su compañero de trabajo hasta que, se hiciese la hora del almuerzo.
Como WooHyun tenía mucho por lo que ocuparse desde una de las sucursales de la
empresa del señor Nam, él había decidido atizar un poco esa agenda, tomando
algunas de las reuniones de ese día, a su cargo. Claro que antes de irse había
dejado más trabajo para su amigo.
Bajo la
ventanilla del auto, dejando que una brisa húmeda se colara en el interior del vehículo
y, chocara con su rostro. Pese a que los días transcurrían, el clima no había suscitado
cambios. Las nubes opacando el cielo, la fina llovizna cayendo desde lo alto,
empapando a quien no estuviese resguardado y, el fresco haciéndose cada vez más
presente. SungYeol pensó que el calor del verano ya no volvería, aunque aún
estuviesen en la época, era una certeza que ese ese año el otoño se había
adelantado.
Condujo por
varios puntos más y paso de una junta a otra. Si había que ser consiente es que
no se tratasen de temas de relativa importancia. Eran acuerdos ya listos, al
menos de palabra, transcritos a un papel que conllevaba el peso legal. Cosas de
rutina. Mientras sus ojos estaban atentos al pavimento brilloso y, mojado por
la lluvia, su mente quiso escapar del presente por unos segundos. Recordó la
charla con su madre durante el sábado por la noche. Su nueva aceptación, no
como homosexual, como bisexual ante la mujer. Una plática que se extendió por
varias horas hasta que su hermano menor llego a la casa.
Sun Hi había
sido todo lo contrario a lo que él hubiera esperado o, imaginado. No pareció desilusionada
o, desencajada. Tampoco hizo el comentario en que él se encontraba en una edad
donde, todo lo que se experimenta
pertenecen a una etapa de transición de la vida, no, porque a su manera de
pensar y ver, eso se remitía a la adolescencia, cosa que él, en cuestión de
edad, ya había pasado hacen un buen tiempo. Fue una conversación entre adultos.
Madre e hijo. La mayor aconsejando de los cuidados a tomar en cuanto a la hora
de tener relaciones sexuales sin tener
una pareja estable. Las enfermedades que se podían contraer y, como si
no fuese poco, el uso del preservativo. Eso le resulto bastante horrendo y perturbador.
No era un niño que atraviesa la pubertad, donde los padres deben tomar la
responsabilidad pensando que ha llegado el momento de "la charla". Casi se quedó sin habla, hasta que prácticamente
no queriendo escuchar nada más, las palabras salieron expulsadas de su boca.
-Mamá, en
nombre de lo que tu más quieras, no sigas.-Alzo una mano y, detuvo a la
mujer.-Entiendo tu preocupación como madre, pero puedo decirte que se desde la
A hasta la Z de cómo debo cuidarme y, comportarme… Hasta ahora no te ha caído,
mujer alguna, de improvisto, con un bebé en brazos ¿verdad?- Pregunto asustado
el joven. Sun Hi frunció el entre cejo.- Era una broma, mamá… En fin…Ya he
crecido y, aunque esto es nuevo en mí, no significa que las cosas cambien.
Incluso lo que dices, son las mismas palabras que utilizarías para advertirme
de cuidarme antes de dejar embarazada a una chica...
Ante
aquellas palabras y, otras más que soltó, casi como si fuese un discurso, fue
que su madre se dejó asombrar. Puede a que se debiera a la postura que tomo al
hablar, de manera franca, directa y, seria, luego de ese chiste que no le causa
ni pizca de gracia. Y su larga letanía, fue el final de la conversación, en
cuanto a ese tema. Pero su madre parecía insatisfecha, podía verse en el rostro
que algo le faltaba por saber.
-¿Y qué
sucede con MyungSoo?-Pregunto, inocentemente.
SungYeol había
tenido ganas de arrancarse los cabellos, apenas húmedos, en cuanto la escucho.
¿Tan obvio era? Pese a eso, prefirió no responder, diciendo que no había nada
entre él y el menor y, que mejor se ocupase de dar “la charla” a SungJong que
era, completamente y, en toda la extensión de palabra, heterosexual. Eso basto
para no dar lugar a otra interrogación, claro que Lee no era tan hipócrita como
para convencerse de que Sun Hi fuese una mujer tan crédula o, que realmente
estuviese considerando con seriedad hablar con su hermano. Solo estaba
respetando su espacio.
Chequeo la
hora en el reloj de su muñeca e, hizo memoria de que la próxima reunión era a
las dos de la tarde, luego tendría que regresar a la empresa y, seguir con su
trabajo allí. Aunque no era lo último de ese día. Al igual que WooHyun, al retirarse
de la empresa tenían que llegarse al conservatorio donde trabaja SungJong. Por
un par de semanas no tendría descanso. La rutina se pondría bastante tediosa.
Estaciono el Toyota Corolla a un lado de la acera y, observo el imponente
edificio delante de él. Saco la tarjeta de débito de su billetera, mientras descendía
del vehículo. Necesitaba extraer dinero del cajero automático.
Un bufido,
silencioso, se escapó de sus labios al ver, que desde el interior del banco
solo dos cajeros estaban en funcionamiento y, la cola de gente, aunque no era
eterna, se extendía por varios metros hacia fuera del lugar. Metió las manos
dentro de los bolsillos de su abrigo y, se dijo mentalmente que esperar un poco
no le haría mal; incluso la lluvia había cesado. Se colocó detrás de un sujeto
con una campera negra bastante abrigada, tejanos de un azul gastado y, tenis
blancos, con el logo de la marca a un lado. Le resulto familiar la figura de
quien fuese que estuviese delante. Lamentablemente no podía reconocerlo, no
desde atrás y, con la capucha de la campera que cubría bastante el rostro de
este. Sin embargo, luego de unos minutos de estudiar, sin ser perceptible, al
sujeto, se percató de la guitarra que cargaba sobre la espalda. Dirán que
idiota como no notarla, pero simplemente se había concentrado en la persona y,
no en el objeto difícil de evadir en cuanto la mirada. Y sin ser cuidadoso, sus
labios se separaron y en un murmullo lo llamo:
-¿MyungSoo?
Y este
volteo.
...
...
Ida. Podía
decir que hace más de cinco minutos sus ojos se han perdido en el suéter carmín
que, se encuentra en la vidriera de un local en el centro comercial. Como vanagloriándose,
a través del cristal, de lo fino, delicado y, costoso que era. Tal vez porque
era de origen Francés, por la marca que, escrita en la pequeña etiqueta, prendía
con orgullo, en el interior de la prenda o, simplemente porque el suéter era
hermoso. Pero no. Observaba el pedazo de tela sin tenerla mucho en cuenta. Su
conciencia giraba en torno a otra cosa o, en todo caso, a otra persona.
¿Había sido
una ilusión? No podía describirlo como una ilusión, como si fuese algo etéreo
que deseaba ver. Estaba claro y, lo reafirmó con seguridad, que esa relación
fue parte del pasado. Un tema zanjado, aunque eso parecía solamente desde su
perspectiva. Basto ver como él se había detenido abruptamente al reconocerla,
para saber que el muchacho, hasta entonces, no había sido capaz de superar esa
historia monótona y aburrida.
Lo había
visto. Se habían cruzado y, al mismo tiempo ella lo había ignorado, como si se
tratase de un transeúnte más de la ciudad. Cruel, lo sabía. Pero ¿Era necesario
voltear a ver, dedicarle una sonrisa, saludar con hipocresía, como si fuesen
buenos amigos que no se ven desde hace un buen tiempo? Claramente no, mucho
menos al tener un hombre a su lado
cuantiosamente más exitoso, decidido y, excitante, que un simple músico
frustrado.
Para
Erikka, todo lo que tuviese que ver con Kim SungKyu, había sido desterrado de raíz
de su vida. Ella prefiriéndose a sí misma antes que estancarse en una vida
simplista y rutinaria, con alguien que respondía de la misma manera.
Miro una
vez más la prenda puesta en el maniquí, y como si fuese poco para ella, la
ignoro y, continúo caminado por la tercera planta del centro comercial. Busco
su móvil en el interior de su cartera Gucci; marco un par de letras en la
pantalla y, envió un mensaje a su novio. Alguien que, por cierto, la tenía un
tanto abandonada desde que había llegado al país. Podían haber salido el sábado
a la noche, haber pasado la noche, juntos, sin dormir, pero el menor estaba
ausente. Más preocupado por el trabajo que en ella que, es su pareja. Y mientras se quejaba internamente por esa
actitud tan rara en el joven, una interesante idea se cruzó por su mente.
-Sería divertido...-Murmuro para sí misma.
SungKyu era
insuficiente, en cuanto a sus expectativas, pero podría resultar entretenido
por un tiempo hasta que JongHyun se decidiese por tomarla en cuenta de nuevo.
...
...
Era de no
creer lo insistente y tedioso que se había puesto su jefe esa mañana. ¿Qué
tanto quería hacer? ¿Qué es lo que pretendía? Sentía que, tanta obstinación en
que aquella muchacha accediera a formar parte de la empresa, no haría más que
traer problemas. Mejor dicho traerle problemas. ¿Y si en algún momento Stefania
aceptaba y, terminaba por ocupar su puesto? Tenía potencial, se podía notar en la
mirada furibunda de la joven y, Jukka estaba enterado de ello.
El viejo,
una vez más, le había encargado averiguar más acerca de la locutora. No pudo
recaudar demasiada información, ya había sacado mucha la vez anterior, solo que
a diferencia de aquella vez, en esta oportunidad habían dado con una foto de la
chica en el periódico local. Remitía de un año atrás, más o menos. El titulo hacía
mención al conservatorio y, de los logros conseguidos en poco tiempo. No se
encontraba sola. A la izquierda y, derecha de Stefania estaban un par de jóvenes
que parecían rondar, todos, la misma edad. Todos pasándose un brazo por detrás
del cuello, sonrientes. Parecía una foto típica entre amigos que salen de
vacaciones. La corta nota debajo de la imagen, indicaba el nombre de cada uno y,
que puesto ocupaban dentro de la Academia. JongHyun señalo con el dedo a la
mujer de cabellos azabache con la trenza que caía por encima del hombro y, que mantenía
un perfil alegre y simpático.
-Es un
hecho que, esta muchacha no puede estar sin correa.
JongHyun
alzo una ceja. No entendía a qué se refería el mayor.
-¿Disculpe?
-Ay
JongHyun-Dijo el viejo en un suspiro, pero sin quitar la sardónica sonrisa de
los labios.- Deberías aprender un poco. Este tipo de personas, así de
insignificantes como la vez, en este caso como una simple Directora de un
Academia creadora de sueños sin futuro alguno y, locutora de un público
mediocre, tienden a ser peligrosas. No tanto como la palabra puede llegar a
demostrar pero, solo ponte a pensar. Tiene 22 años y mira hasta donde ha
llegado. Tiene un edificio, no grande, pero lo tiene, a su nombre y ha hecho de
él, casi un establecimiento educativo.
Le hubiera
gustado poner un alto a ese comienzo de larga letanía. Cuando Karjalainen
comenzaba no había quien le detuviese y, él tenía mucho por hacer aun. Mas si
en su agenda seguía latente el convencer a Stefania. JongHyun se acomodó mejor
en el pequeño sillón dentro de la oficina de su jefe e intento tratar de
prestar atención a las palabras de Jukka.
-Tú
hablaste con ella, hijo.- ¿Por qué le decía hijo? Aún no había contraído
matrimonio con Erikka. Lee asintió, abrumado.- Si en una imagen básica, ya es
notable la capacidad de esa chica para obtener lo que quiere, me imagino lo que
tu abras visto desde primera fila.
¡Por Dios!
¿De quién demonios estaba hablando Jukka Karjalainen? ¿De Stefania, la mujer
con aspecto enfermo del sábado que, aun así se mantenía soberbia a pesar de lo
ojerosa que se encontraba o, una actriz de Hollywood?
-Como
sea... El punto, JongHyun es que a personas como ella no hay que dejarlas
escapar, ni que anden sueltas. Hay que someterlas. Hacer una sumisa.- <<Viejo pervertido>> Pensó el
menor, aunque él lo era un poco también- ¿Entiendes? Debemos aprovecharlas,
tenerlas bajo nuestro poder, si no podrían volverse algo que nos juegue en
contra. Yo la quiero y tú tendrás que ocuparte de eso.
-Lo estoy
haciendo.- Respondió al instante.
-Pues hazlo
mejor.- Carraspeo el mayor, con el semblante tiñéndose de intolerancia.- Porque
no has logrado nada aun.
<<Perfecto>> Esa chica ya estaba comenzando a ser un problema.
Desde que había comenzado a trabajar con Karjalainen, jamás le había reprochado
algo de su trabajo. Nunca se mostró desconforme. Incluso termino por ser la
mano derecha del mayor. Pero ahora, Stefania estaba corrompiendo eso y, sin ser
consciente de ello. JongHyun respiro profundo, antes de salir del despacho de
su jefe. El móvil dentro de su pantalón gris clásico, vibro y, con una mueca de
pocos amigos en su rostro, decidió ignorar el mensaje recibido.
No podía
tratarse más que de Erikka y, simplemente en ese momento no estaba con ánimos
para tratar con nadie, mucho menos con los caprichos de su novia. Ahora solo tenía
cabeza en cómo convencer a la locutora o, más bien, en como quitar la ridícula
idea de su jefe. Una vez más el teléfono vibro dentro del bolsillo, con
insistencia y, Lee perdió los estribos. Era una llamada entrante
-Hola-
Dijo, rotundo.
Una
siniestra sonrisa se posó en sus labios. No era su novia y mejor aún, le traían
buenas noticias.
...
...
Se acercó hasta
el escritorio del profesor y, sin dar muchas vueltas dejo las hojas del examen
sobre el mueble. Miro una vez más hacia atrás antes de retirarse del salón de
clases. Aún quedaban estudiantes ensimismados y rompiéndose los sesos en
responder cada pregunta de ese papel. No
era el primero, ni tampoco el último en entregar y, le causaba satisfacción,
aunque eso no significase que le fuera bien. Bastante reñido lo había tenido al
examen como para relajarse así sin más.
SungJong descendió
las escaleras hasta llegar a la planta baja del edificio. Parsimonioso, sin
apuros. Tenía que ir a trabajar aun, pero el hecho de encontrarse con Yadira en
el conservatorio, por primera vez, no le provocaba hilaridad. Al contrario, lo ponía
nervioso y tenso. Hasta vergüenza. Aun sentía que las lágrimas que cayeron por
el rostro de la joven, solo se debían a él y, a su mala manera de dirigirse a
ella. ¿Irrespetuoso o, demasiado idiota? Ambas, a su parecer, a pesar de que
Stefania dijera que él no tenía nada que ver.
Se decía a sí
mismo, que había sido demasiado entrometido de su parte. Yadira si quiera había
respondido alguno de los mensajes que envió durante todo el domingo por la
tarde. De disculpas por supuesto. Y el día anterior había sido fastidioso.
Abrumante de tener que ver a su hermano y, al mejor amigo de este, hablar de
sus amoríos sin puerto alguno. Ni su madre se encontraba para tener con quien
hablar, así que, estuvo encerrado en su habitación, esforzándose en estudiar.
Salió fuera del campus y, sintió una sensación
extraña en su cuerpo. Una pesadez desconocida y, nada gratificante. Fue hasta
la acera de en frente a la universidad, donde aguardaba estacionado su vehículo.
Un pequeño Peugeot 207, azul petróleo. Contemplo un pequeño papel apenas
enganchado en el limpia parabrisas del rodado que, se sacudía con la brisa. Lo
tomo en sus manos y, estaba a punto de tirarlo, pensando que era la publicidad
de una promoción de algún restaurante o, cine o, cualquiera de esas cosas. Sin
embargo el papel era blanco, nada llamativo como suelen ser los panfletos.
Entonces le pico la curiosidad. Lo extendió.
Escrito con un marcador negro y, una caligrafía bastante desprolija, la
corta frase decía:
<<ALEJATE
DE ELLA>>
...
...
-Sinceramente
no los entiendo...-Murmuro agotada, masajeando el puente de su nariz con su
dedo pulgar e índice.
-¿Que
dijiste?
Stefania
levanto de golpe la cabeza y, deposito la mirada en el muchacho sentado delante
de ella, con la guitarra sobre su regazo.
-No dije
nada, SungKyu.
Se suponía
que debían ensayar o, al menos Stefania debía enseñarle a Kim la canción que había
compuesto y, que este la interpretase, pero ni bien tuvieron un rato a solas
dentro del aula, el ensayo quedo en el olvido solo para dar lugar a una extensa
platica entre ambos acerca de WooHyun, la ex novia de su compañero en la radio
y, de lo que le sucedía internamente a este con sus sentimientos.
SungKyu tenía
un revoltijo de emociones encontrados en su pecho, que lo volverían loco.
Conversar con alguien de ello le hacía bien, para descargarse un poco. Pero no
encontraba solución a la confusión que le genero ver nuevamente a Erikka.
Stefania podía escucharlo pero se le notaba a años luz lo irritada que se
encontraba y, que en cualquier momento terminaría por meterle una patada en sus
partes sensibles.
-¿Que
sentiste al verla de nuevo?-Pregunto Stefania, sentada en una silla, sosteniendo
unas hojas en su mano derecha y, la otra puesta en su mentón, anclando el codo
sobre su pierna.
¿Qué podía
responder ante aquello?
-No sé
exactamente... Solo la vi y...
No podía
continuar, porque estaba siendo sincero. No reconoce lo que experimento. Tuvo
un mal estar interno, el mundo le dio vueltas y, perdió el sentido por unos
segundos hasta que, WooHyun le llamo. Aun así eso había alcanzado para cancelar
la salida al cine.
-Sé que no
es amor. De eso estoy seguro. No puedo explicarlo con palabras… Lo siento.
-Está
bien... No hay problema. Solo una pregunta más...
La locutora
fue consciente de que estaba siendo por demás indiscreta y, entrometida en algo
que ella queda completamente excluida, pero, aparte de encontrarse molesta por
ser la terapeuta de todos, Stefania está sintiendo algo de preocupación por los
sentimientos de su mejor amigo. SungKyu podía decir de boca para afuera que, no
continuaba enamorado de su ex novia, pero no tenía certeza de eso. Podía ver
desfilar un cumulo de inseguridades en los pequeños ojos del mayor.
-Por
WooHyun... ¿Que sientes?
SungKyu
guardo silencio. Esa misma pregunta se hacía desde el sábado a la noche y aun
no sabía que responderse. << ¿Qué
es lo que sientes por ese chico, Kim SungKyu?>> ¿Que tanto podía
llegar a sentir por WooHyun, a quien poco conocía? Con el cual, en pocas cosas coincidían,
a excepción del encanto al que le encontraban a la música. O, con el cual en un
comienzo nada pintaba bien entre ellos, no más que, una enemistad que parecía
crecer cada vez que se encontraban. Bajo el instrumento de su regazo.
Sacudiendo sus cabellos con sus manos, se puso de pie. Exasperado le dio la
espalda a Stefania y, en un suspiro dijo:
-Tampoco sé
que es lo que siento por él. Más allá de
que pueda gustarme, no sé qué es lo que me sucede con tu amigo.
<<Con tu amigo...>>
Se repitió
mentalmente la joven. Eso había sonado tan lejano, frio y, distante.
...
...
Tiene
una vaga imagen en su cerebro que, revolotea como una polilla alrededor
de una bombilla de luz. Es demasiado tiempo atrás como para, recordar cada
detalle. Él y su padre jugando en el patio trasero de esa casa, en un verano
cuando apenas tenía 10 años… Y, luego de eso, su mente se golpea a si misma con
recuerdos tan buenos como malos.
Que imbécil,
que ingenuo. Confiar ciegamente en que su madre y padrastro podían manejar la
empresa de su padre, sin duda alguna, había sido un error. Uno lo bastante
grande y, del cual se estaba por pagar muy caro. No se podía hacer más nada por
la casa. La deuda que se había acumulado en esos años tenía que ser cancelada
de alguna manera. La cuenta bancaria de la empresa no tenía dinero y, lo que él
tenía depositado en su cuenta, no alcanzaba. La casa era la única opción junto
con, los bienes incluidos. Se recrimino a sí mismo. Vociferando insultos hacia
su propia persona mientras conducía su moto por las calles de Seúl, camino al
conservatorio. Tendría que haber estado más presente en los negocios. Es más,
en cuanto cumplió la mayoría de edad se hubiera hecho cargo de la empresa. ¿Cómo
habían dejado que las cosas se cayera de tal forma? Tenía cierta mala espina de
aquello. De todo.
MyungSoo se
detuvo ante un semáforo, detrás de una
hilera de vehículos. Aprovecho para plantearse la situación, el problema. Algo
no encajaba. Algo no terminaba por cerrar en su mente. No creía en las
casualidades. Por ende, que su madre enfrentara un divorcio justo en el momento
en que la empresa se caía en pedazos, no era un dato para pasar por alto. Ahora
comprendía el motivo de que su madre le pidiera dinero semanas atrás, aunque
ella no había hecho mención de lo que estaba sucediendo. Desde el día en que él
se fue, la mujer había quedado sola en la casa, apenas sustentándose de lo poco
que le quedaba y, por vergüenza, en el momento no había dicho nada. La idea
giraba en su cabeza. ¿Y si todo hubiese sido planeado por su padrastro? No
hallaba una forma en que el tipo pudiera hacerlo. Pero estaba seguro que no
todo era tal cual le contaba su madre.
El claxon
de algún auto estacionado detrás de él, lo despertó de su letargo. El semáforo había
cambiado de color y, delante no tenían ningún rodado. Puso en marcha a la moto
y arranco. Aun conduciendo, seguía pensando en que incluso tuvo que dejarle
dinero a su progenitora. Y, es por eso que había tenido que ir hasta el cajero automático
del banco que tenía más pronto a su alcance. Con una larga cola por esperar.
Nada fuera de lo normal solo, lo lamentable que manejaban algunas personas una máquina
de esas, con una lentitud que era la muerte. Todo tranquilo hasta que, esa voz
susurrando su nombre lo descoloco. Ya le parecía que ese aroma que sentía a su
alrededor le resultaba bastante familiar pero, de ahí a que fuese SungYeol a
quien tenía detrás, no se le hubiese pasado jamás por la cabeza. Sorpresa y
horror. Y, no porque el mayor le diera miedo, pero luego de lo sucedido el sábado...
Era demasiado pronto para encontrarse de nuevo, sin ningún conocido a su
alrededor. Volteo a verlo, por puro reflejo de su cuerpo al escuchar que lo
llamaban. Nervioso. Como si no alcanzase con lo que ya tenía que lidiar.
SungYeol lo
había observado y, él de igual manera. Asintieron en un saludo, sin decir ni
pizca de palabra y, MyungSoo, más allá de esperar que se lo tragase la tierra,
regreso la vista hacia delante. El tiempo transcurrió tan pausado, al punto de
ser eterno. Pero sorprendentemente tanto Kim como Lee, pese a la tensión que se
generó en ese estrecho espacio entre ambos, ninguno opto por retirarse del
lugar. Llego el turno de MyungSoo de ingresar dentro de la cabina. La pantalla
del cajero pidió el código de seguridad al introducir la tarjeta en la ranura
de la máquina. Indico varias opciones más con su dedo índice. A su lado tenía
un hombre bastante robusto y musculoso, por lo que Kim pensó que lo que el tipo
tenia de súper brazos, no lo tenía de inteligencia y cerebro, al ver como
manejaba con torpeza la máquina. Al cabo de menos de un minuto, él salió de
dentro de la cabina, con su tarjeta de débito y el dinero dentro de su
billetera. Miro de soslayo, una última vez, a SungYeol mientras este ingresaba
a la cabina y ocupaba el mismo cajero que él, momentos atrás. En el recorrido
hasta su vieja casa, MyungSoo sintió que su cuerpo moría, una y mil veces.
Y ahora
pensando en el joven alto, conduciendo casi a ciegas hasta el conservatorio, el
aire abandona de un golpe sus pulmones. Su cuerpo está pidiendo, otra vez, el
sentir el tacto de las manos de Lee sobre su piel.
...
...
La luna nuevamente permanecía oculta detrás de
las pomposas nubes, opacando su esplendor plateado y redondeado, por un espeso
manto gris casi amarronado. La noche adentrada con el fresco de la brisa y, a
la espera por una intensa llovizna. Un clima que comenzaba a hastiar la paciencia
de varios ciudadanos, que encontraban engorroso que el aguacero perdurara por
tanto días.
DongWoo
observo atento a la pareja de locutores que se encontraba al otro lado del
cristal. Stefania leyendo algunos
comentarios de los oyentes que dejaban en las páginas del programa de radio,
mientras se movía de un costado a otro en su silla. SungKyu parecía chequear
algo de información en su laptop, serio, ensimismado solo en la pantalla de su
ordenador. Y él... Él viendo a sus compañeros, pero con la mente distante de su
trabajo.
Divagando
en todo lo que hizo durante la tarde. Y
es que, aparte de ensayar como un desquiciado, todo le había parecido tan
tranquilo. Fue participe, de incluso, las clases de HoWon. Presencio cada una
de ellas y, por tiempos largos e, indeterminados en que solo era capaz de
captar al cuerpo del menor sintió, hasta admiración de los movimientos de su
amigo. Realizo un nuevo cambio de música cuando SungKyu presento una nueva
canción sin poder apartar a su amigo de su cabeza.
-Wooo...
Este tema ha sido pedido por muchos...-Dijo el mayor.
-Por mí también...-Agrego Stefania, risueña.
-Si... Lo
sé. Acabo de ver tu comentario en la página de Facebook... Podrías haberlo
dicho, ¿No?
-Quedaba
mejor si lo solicitaba por ahí...- Finalizo la joven entre risas y, guiñando un ojo a Kim, que
negaba con su cabeza.
-Seguro,
Stef... ¡Pues bien ¡ Para todos aquellos que han estado solicitando algo de
música tranquila, para relajar esos nervios de un lunes...Primer día del
comienzo de semana y, para algunos, el primero de esa rutina que puede llegar a
ser un tanto fastidiosa...
SungKyu
continuo hablando, mientras Video Game de Lana Del Rey comenzaba a escucharse
de fondo. DongWoo capto con gracia, el momento en que Stefania hacia señas al
mayor para que guardara silencio y dejara que la canción continuara sin
interrupciones. Le sorprendió ver que el par de locutores no hubiese salido de
dentro de la cabina cuando estaba la tanda musical. Solían quedarse, pero, no
con regularidad y, generalmente era indicio de que algo no iba bien. O quizás
estaban como él, necesitando aprovechar de un momento a solas. Como había dicho
Sungkyu hace un momento; escuchar la música y relajarse un poco.
Se recostó
sobre el respaldo de su silla, cerrando sus ojos, no sin antes ver que sus
compañeros, encerrados dentro de esas cuatro paredes, imitaban, a inconciencia,
su acción. Relajarse. Ese era el aspecto que daban los tres, sin
embargo, la mente de cada uno se ocupaba de procesar distintas cosas, que parecía
atormentarlos, sin llegar a un nivel importante. DongWoo pellizco con los
dientes su labio inferior. Hoya y solo Hoya. Solo podía pensar en él y
recordar, con claridad, ese insensato beso fugaz.
Entre ellos
no hubo más acercamientos a los que acostumbraban antes. La tarde pudo haberse presentado
tranquila, solo por ver que el ambiente se ponía ameno con el transcurso de las
horas y, resultaba más llevadero entre ambos. Pero no habían tenido oportunidad
de estar solos de nuevo desde la mañana y, en cuanto conversaban, con los
alumnos presentes, aun así, era sumamente notable, que existía una incomodidad en
ellos, fácil de palpar.
DongWoo
trajo a colación a su mente, que el menor había querido decirle algo antes de
que los alumnos los interrumpieran y, comenzase la primera clase de ensayo y,
hasta ese entonces, aguardaba intrigado por saber cuáles eras las palabras de
HoWon para él.
…
…
Las minúsculas
gotas de lluvia comenzaron a caer de nuevo sobre la ciudad. Empapando los
techos de las casas, las azoteas de los edificios, el pavimento de las calles
y, todo el que anduviera a la interfiere a esa hora de la noche.
Las luces
encendidas en el interior del conservatorio a altas horas, llamaba la atención
de quien pasara por la acera del edificio. Yadira traspaso las puertas dobles
de la entrada despacio y, estas se cerraron por si sola detrás de ella. Dentro
el ambiente era cálido, en comparación con fuera. Camino hasta la mesa donde se
encontraba el guardia de seguridad. El hombre la miro y le dedico una sonrisa.
-¿Cansada?-
Pregunto el sujeto.
-Si…-Respondió
la joven, con un deje apagado, por el agotamiento, en su voz.- ¿Llego alguien más
aparte de mí?
-MyungSoo y
SungJong. Están en el aula A. Dijeron que debían ensayar o practicar… Parece
que la Directora ha sido un poco exigente.
-¡¿Un
poco?!- Espeto, indignada.- Se le ha ido la mano. Tenga una idea, que apenas he tenido una hora
para llegar a mi casa y, luego regresar al conservatorio. –Dejo escapar, con pesadez,
una bocanada de aire.-Pero bueno, serán solo dos semanas y para una buena causa…
Yo también me iré hasta una de las aulas. No le diga a MyungSoo o, a SungJong
que estoy aquí. Saldré cuando los demás lleguen.
El guardia
de seguridad asintió, sorprendido, pero evito hacer preguntas acerca de la
orden impuesta por la joven y, continúo con su trabajo, observando las
pantallas delante de él, que transmitían las imágenes de las cámaras de
seguridad.
Yadira
busco privacidad en uno de los salones vacíos, que se encontraban en el fondo
del pasillo de la segunda planta. Encendió las luces y, observo el gran espejo
que cubría toda una pared. Vio su reflejo en el cristal. Tenía puesta una
campera con capucha, de un color bordo ya gastado. Jogging gris y, converse del
mismo color. Su cabello recogido en un rodete, con unos mechones que escapaban,
ocultos detrás de sus orejas, para que no estorbasen. Cansancio, eso decía su
rostro a gritos, que ni si quiera contaba con un poco de maquillaje. Había tenido hasta clases en la
facultad, para rellenar su rutina. Incluso se retiró temprano del conservatorio,
para poder llegar a tiempo a la primera clase del día. Pudo decirle adiós a la
universidad, solo hasta el miércoles, cuando su reloj de muñeca marcaba las
diez de la noche. Y por si fuese poco le quedaba regresar una vez más al
instituto de música.
Ahora
estaban por ser 11 y 30 pm, esperando a porque los demás llegasen a ensayar.
Aunque algunos no asistieron a la reunión de esa mañana, a excepción de
MyungSoo y SungJong que llegaron durante a la tarde a trabajar y fueron
avisados en el momento, con WooHyun y SungYeol habían tenido que llamarlos para
que se llegasen a la media noche al conservatorio. El único horario en que
todos podían coincidir, estar desocupados y, juntarse. Dejo su mochila en un rincón
del aula. Se deshizo de su calzado, los
calcetines, del abrigo y, del pantalón. Dejo todo dentro de su mochila y,
extrajo del interior una blusa fina y holgada de color blanco. Se la puso y,
luego se encamino hasta el otro extremo del salón, donde se encontraba el
equipo de audio. Encendió el aparato y, al cabo de unos segundos el cuarto se
encontró inundado de música.
Regresando
a su punto de inicio, delante del espejo, Yadira observo una vez más su
reflejo. La musculosa negra aún era visible a pesar de la remera que tenía
puesta encima. La calza gris que había tenido debajo del jogging, mostraba
exageradamente sus piernas; demasiado corto como un short. Sintió pudor al
verse la piel morena de sus piernas demasiado expuesta. Incluso al desatar sus
cabellos, que cayeron húmedos sobre sus hombros y, en parte de su rostro, le pareció
que la imagen que le era devuelta resultaba bastante provocativa o, sugestiva.
Lamentablemente, tanta producción, era casi necesaria para lo que estaba por
hacer.
Sus pies
desnudos se deslizaron sobre el parque del suelo, con avidez. Sus brazos se
extendieron hacia los lados y, su cuerpo comenzó a girar y brincar de un lado a
otro por el salón. Se sentía severamente extraña; era un buen tiempo sin
practicar danza contemporánea desde su adolescencia. Cinco años y, ahora regresaba
de brusco por un pedido de Stefania, que casualmente, también tenía una base,
no tan pulida, en la danza. Ambas guardaban aquello como un secreto, tal vez no
tanto en ese sentido, simplemente era algo que dejaban en el pasado y, no
comentaban porque no les parecía que fuese un tema interesante de sus vidas.
Sin embargo ahora lo traían de nuevo, para los planes de recaudación de fondos.
Yadira sintió la enervante energía atravesar su fisionomía ante cada paso. Se desplazó
por dentro del aula, con ligereza y libertad, pese a que era consciente de que
sus movimientos estaban siendo sucios y desprolijos. <<Falta de práctica>>, pensó. En dos semanas tenía que
ser impecable. Podía hacerlo, pero antelaba que resultaría agotador volver a
perfeccionar sus técnicas.
Video Game
de Lana del Rey la acompaño en el proceso de esa coreografía improvisada; canción
elegida por la directora del conservatorio que se mostraba ligeramente
emocionada con la idea de bailar. Sus piernas se estiraron de tal manera que,
termino en el suelo haciendo un perfecto Split. Al menos no había perdido la
flexibilidad de sus miembros. Nuevamente de pie, llevo cada extremidad de su
cuerpo a imponer fuerza en cada movimiento, hasta ser algo violento. Eso eran
sentimientos saliendo a la luz. La impotencia que le generaba lo que sucedía en
su vida, la intranquilidad de no haber recibido ningún mensaje por parte de su
ex novio y, el presentimiento de que eso no era significado de algo bueno. Pero
más allá de eso, le calaba hasta los huesos el tener en mente a SungJong.
Pensar demasiado en su amigo y, sínicamente queriendo romper ese lapso de
amistad.
Se sumergió en su mundo mientras bailaba. Cada
pensamiento resultaba una inspiración para crear otro paso. Demasiado adentrada
en sus sueños e imaginación, que no escucho cuando la puerta del aula se abrió
y, quien entro quedó alucinado y quieto, bajo el umbral de la puerta mientras
la observaba. Una vuelta en el aire como si se tratase de apenas una pluma flotando
en el espacio y, Yadira se detuvo en seco en cuanto sintió que las plantas de
sus pies tocaban el parque de nuevo. Mechones de cabellos desordenados se
quedaron sobre su rostro, casi secos de tanto sacudirlos. Agitada. Su corazón
latiendo impetuoso e iracundo y, acelerándose agresivamente aún más.
-Jo…
Jongie.- Dijo en un suspiro entrecortado, intentado controlar su respiración.
El joven vestido completamente de negro, continuaba mirándola desde la entrada.
Y estaba
por preguntar que hacia allí, o bien como se encontraba ya que no lo había
visto durante ese día y, tampoco había de vuelto los mensajes que el muchacho
le había enviado el día anterior, pero perdió su voz y, sus intentos de calmar sus
ardidos pulmones flaquearon, hasta no emanar ni un aliento. Su cara fue
apresada por las manos frías de SungJong y, los labios de su amigo hicieron una
suave presión sobre los suyos. Aun desconcertada por el acto del mayor o, de en
qué momento se había movido desde la puerta hasta donde se encontraba ella,
pese a eso y, a las sensaciones que se encendían en su pecho, sus parpados se
cerraron y no… No quiso rechazar ese inesperado beso.
Jejeje Como estan? Yo con un leve dolor de cabeza... Ayer era peor, pero ya pasara. Que cuentan? Yo numeros y dedos XD Literalmente no tengo nada que decir.
Asi que voy directo al fic... Perdon por demorar en actualizar, pero es que me costo escribirlo, porque como ya habia dicho, no tengo mucho tiempo para escribir y... estoy corta de inspiración jajaja
En fin, no me ha quedado muy Uau! el cap... y con respecto a el final de Yadira con Jongie.. jejeje Estaba escuchando Lana del Rey mientras escribia, y chan, dije... "Esto esta bueno para un beso!" Y lo puse XD les gusto o no??? Con respecto a la danza contemporanea... les dejo un video... jejeje es muy lindo y, estoy pensando, con seriedad, de poder comenzar a practicar.
Se suponia que era uno XD pero me gustaron esos dos jejeje
Bueno no consegui con el tema que bailaba Yadira, Video Game de Lana del Rey... Pero esos estan muy lindos...
Y... Iba a decir algo mas...
FELIZ CUMPLEAÑOS, HERMOSO LÍDER!!!!
25 AÑOS... o 26 XD
Waaaa!! un poco de envidia le tengo, 25 años y parece un nene... Y una aqui que con 22 parece de... 22 XD
No me voy a poner seria con respecto a Gyu... No terminaria mas y tengo cosas por hacer aun, pero si debo decir que ha demostrado ser una gran persona, humilde y, responsable... Siempre e dicho que gran parte de lo que es un grupo, banda o, lo que fuese, no llegaria a lejos si fuese por el lider o, por esa persona que esta en cada momento y para todos. Demostrando ser fuerte ante todo porque es el pilar... Podria decir que hablo como si tratase de una familia, y es que yo pienso que Infinite lo es, y Sungkyu es el sosten de ellos y no exagero...
Me puse seria... Ahora vamos a lo payaso... QUE WOOHYUN TE REGALE UN SUPER FIESTA, HIPER INTIMA Y, TENGAN UNA ULTRA NOCHE EXPLOSIVA HOT!!!!!!!!!!!! zasdfghjkjhg
WAAAA!!!!!!!!!!! muero... DIOS, QUIERO UN BESO ENTRE ESOS DOS...YA!!!
Bueno... Ahora me voy...
Espero... no sé que espero XD Ganar la loteria y viajar a Brasil jajaja Ya sabran el xq... Yo cero dinero hasta el 2016... Llorare mares... Al menos si hacen algo para alegrarme la vida je... Que WooHyun declare amor eterno hacia Gyu y, los mismo con Gyu hacia Namu jejeje y luego KISS..
Bueno ahora si me voy...
Bye...
Se cuidan mucho y, nos estamos leyendo...
P/D: Alguien ve Dross?? Pues si no es asi se los recomiendo jejeje
P/D: Perdon por la mala ortografía... Y la musica que sigo agregando al Blog, es que no es solo k-pop, y pongo canciones con las que me inspiro... Hay un tema, muy lindo, de Anneke Van Giersbergen, Wicked Game, esta sacado de un programa de radio, asi que se escucha al locutor presentandola... Les recomiendo que lo adelante un par de segundos jejeje