lunes, 13 de enero de 2014

El Trébol de la Luna. Cap 2

Capítulo 2


Un día complicado. Dos exámenes por la mañana, para los cuales poco había podido estudiar, y ambos eran demasiado rigurosos para su carrera, complicados y tediosos. Abecés realmente prefería las prácticas. Están en medio de la acción, aunque hasta entonces  no había hecho más que atender algún que otro paciente, intoxicado, o generalmente cuando  le tocaba una guardia durante la noche, algún que otro sujeto con una gripe.

La punta del bolígrafo, golpeando, suavemente sobre la hoja, parcialmente escrita. Y esta por, el segundo examen. Dos preguntas más y finalizaba, pero cuenta con menos de media hora, para que la clase acabe. Y con el mismo tiempo para llegar a cubrir su turno en el hospital.

<<Un hombre de 67 años no fumador acude a consulta por tos seca y disnea progresiva desde hace año y medio. A la exploración presenta crepitantes tipo velcro en bases y acropaquias...>>

El caso puesto como ejemplo era más extenso, sus opciones iban de Sarcoidosis, Fibrosis idiopática pulmonar, Histiciositosis X, Etc. Bien se echaba ganas a él mismo, su mente alentándolo, y algo que lo acompaña de hace como un mes, quizás unos días más, la pequeña planta, en el bolsillo de su pantalón. Podría decir que la tenía porque realmente pensaba que su suerte cambiaba, a pequeños pasos claro está, pero era un recuerdo del cual no se podía apartar, aunque la planta  el trébol en todo caso, no era el real. El original creado por la naturaleza hace mucho que había marchitado.

Paso una de sus manos por sus cabellos, y observo hacia delante. El profesor apoyado, en el borde de su escritorio, con una mirada de ambulante en cada estudiante, y de vez en cuando observando su reloj de muñeca.

-15 minutos, para finalizar.- Advirtió con tono áspero, y se cruzó de brazos.

Un suspiro escapo de sus labios, y regreso sus ojos a la hoja.

<<Varón de 69 años, agricultor jubilado; bebedor importante y fumador de más de 20 cigarrillos/día desde su juventud hasta hace dos años en que abandonó el consumo tras ser diagnosticado de EPOC grave (grado III de GOLD). Es hipertenso, diabético y presenta dislipemia...>>

Y continuaba. Pero sabía, bastante, aunque sus horas de estudio no habían sido demasiadas. Tal vez, el examen se prestaba fácil, o realmente la suerte estaba de su lado. Prefería pensar que se había roto la cabeza durante la noche, estudiando, a que fuese La suerte del irlandés, porque simple, no podía contar en una sala de operación con solo Suerte...

...
...

 Sentado en una banca fuera del hospital, con la casaca y pantalón azul del trabajo, observo ingresar y salir personas de dentro del centro de salud. Su horario de descanso, y solo lo aprovecho con una coca. Mientras otros tomaban su merienda en la cafetería del lugar, él prefería o más bien necesitaba de algo de aire.

El habiente dentro, era generalmente tenso. Si algunos ya saben o tienen un leve conocimiento, los pasillos de hospitales ocultan demasiados secretos, y falsedad entre sus empleados, algo que él prefería no compartir. Siempre meollos inquietantes, detrás de los mandiles blancos que representan una seriedad y,  el titulo de profesionalidad.

Una suntuosa nube esponjosa, se atrevió a opacar el sol de la tarde, y sus ojos viajaron directamente a ella. Entre cerrando aun sus ojos, delineo los contornos que parecían luchar con los rayos de luz de ese sobrenatural astro detrás de ella. Al final la nube pareció rendirse y siguió con su paso.

Woohyun bajo la vista una vez más. Los suspiros se apoderaban cada minuto de él. Podría argumentar que era cansancio, de no tomar tiempo en su vida para detenerse a tranquilizar su rutina. En parte lo era. Solo una pequeña parte, porque en fin de esa manera, manteniéndose en un trajín constante, era la única forma de mermar esas emociones impulsivas, que pujan por volver.

Y si solo algo podía atreverse a sentir, era un nítido e insignificante miedo de que se volviera dejar llevar por la soledad, por la angustia, por esos escandalosos y abrumantes recuerdos, que jugaban con querer presentar revancha una vez más, y apropiarse de su presente.

Los dedos de su mano izquierda, se posicionaron sobre la muñeca  de su brazo derecho. Acaricio superficialmente la tela negra de la muñequera, y por un fugaz momento dejo que la imagen de piel nívea poseyera su cerebro, y cada centímetro de piel, hasta erizarla.

Las cicatrices bajo la muñequera parecieron quemar, y aparto su mano. La evocación de quien fue su única consolación cobraba vida cada vez que lo necesitaba. Y solo se dejaba llevar por una simple y estoica promesa de que estaría bien, para poder seguir en pie.

...
...

Los trastos sucios sobre, el mesón de la cocina. Woohyun miro la cantidad de cosas por lavar, y doblo las mangas de su camiseta negra  hasta los codos. Más allá de que fuese mucho, el mismo había aceptado ayudar. Cubrió sus manos con los guantes amarillos de látex dio inicio.

Algunos niños de la fundación daban vueltas por la cocina, jugando, correteando a pesar de que hacía unos pocos minutos habían terminado de cenar. De vez en cuando se acercaban hasta él, jalando de sus jogging, para preguntarle cualquier cosa que se les ocurriese y les generase dudas. Esa curiosidad que nunca, uno puede acabar en los niños.

-¡A prepararse para dormir!...

El grito de una de las encargada de la fundación, llamando a los menores sonó como eco en el salón junto a la cocina, y los pequeños que estaban con él, se despidieron con una avenía, y corrieron hacia donde se encontraba la mujer. Era tarde.

Intentaba alargar su estadía en ese lugar. Que era, de alguna manera  el más cómodo. El más pasable para estar. Lo mantenía ocupado, con la mente en otro lado que no fuesen sus asuntos personales y la medicina. Quizás en donde su sonrisa, aunque no autentica, jamás desaparecía. Por supuesto esos pequeños no se merecían ver caras, ajadas y entristecidas, cuando ellos, a su corta edad, presentan grandes dilemas en sus futuros.

Pronto tendría que ir hasta su casa, y simplemente sentía como un ahogo en su cuello. Se le complicaba respirar con solo pensarlo. No exageraba. Tendría que ser su hogar, el lugar en el que más deseara estar, pero cada vez era más real, que ya no pertenecía a esa familia. Eran sus mismos padres, y su indignante ignorancia, los que se lo hacían saber.

Termino con los trastos y comenzó a secarlos y guardarlos.

-Disculpa, Woohyun. Tenemos que hablar.

Otra de las encargadas de la fundación, apareció por la cocina, de pie a unos pasos de él, y Nam presiente que por el tono severo que utilizo para dirigirse, solo trae malas noticias.

...
...

Dublin, Irlanda

Un clima templado durante la tarde. Algunos rayos atrevidos del sol, se animas a pasar por la ventana de su despacho en donde trabaja, y brindan algo más de luz a esas tapas de libros sobre su escritorio. Observa unos segundos, y se pierde en medio de esas pequeñas partículas de polvo que se vislumbran en esa fina cortina de luz.

Su mente viaja un poco más lejos, que ese espacio donde está encerrado. Cruzando barreras, fronteras, kilómetros y tiempos. Pensando que podría estar haciendo, esa persona que roba cada suspiro de su pecho, y su concentración en el trabajo.

Se hacía difícil. Incompresible como aquel sujeto arrebato mucho de él. Imaginaba, soñaba quizás, un momento cuando, si el destino lo quisiera, se volvieran a ver. Sí, Woohyun había ganado, sin esfuerzo, crear sentimientos sin límites en él.

Sungkyu relajo su espalda, en el respaldo de la silla, y prefirió abandonar la traducción de uno de los libros, a pesar de que significase una demora a la hora de la entrega del ejemplar en nuevo idioma. Pero no seguiría hasta no volver a concentrarse. Podría, y era muy posible, que terminara escribiendo cualquier cosa.

La puerta de madera, lisa y de un marrón claro, se abrió, y la cabeza de una joven, con cabellos dorados y ondulados, cruzo el umbral y con una sonrisa, en los finos labios rosas dijo:

-Con los chicos, planeamos ir a tomar algo, cuando salgamos. ¿Te prendes, o te quedas de aburrido en tu casa?

Su compañera de trabajo, y amiga desde que entro a la editorial. Miro dubitativo a la mayor, en inclino su cabeza hacia un lado, como si realmente fuera algo que mereciera, seriamente, pensarlo.

-Vamos hombre, decídete que no tengo todo el día.-Apuro la rubia.

Y al final termino por aceptar.

...
...

Cuando había aceptado su orientación sexual, luego de caminar un largo trecho de auto negación, Sungkyu había tenido las cosas en un intermedio, que se podría decir, no había sido tan difícil de sobre llevar. Pudo pintar como una carga en un inicio. Su padre había sido el primero en poner el grito en el cielo, no aceptándolo, hasta el punto de irse del país. Su madre, a pesar de que no era lo que esperaba de él, se quedó y permaneció a su lado.

Como una aliada, o quizás no. Como madre que era. Desde un inicio intentando comprenderlo, y brindando su apoyo. Aconsejándolo de las  posibles complicaciones que encontraría en el camino, por ser de alguna forma, un poquito diferente. Era duro de digerir, él lo sabía y lo entendía. Por eso no mostraba reproches, si alguna vez su progenitora no se dirigía con las palabras acertadas.

<<Hijo comprende que esto es nuevo. Una cosa es verlo desde afuera, y otra es vivirlo uno mismo. Dame tiempo a que pueda adaptarme a este cambio... Aun así, sabes que siempre estaré a tu lado. >>

Diría que su madre era y es un ángel. Plantearse a dejar de lado algunos sueños que tenía, por ser su apoyo en todo momento, había logrado que esa mochila fuese más ligera de cargar.

Pero también debía hacer mención de sus amigos. Los que quedaron de ellos. De su país natal, pues no contaba más que con uno solo, que de vez en cuando mantenía contacto a través del chat. Sin embargo, los más presentes y a pesar de que se llevaron una gran sorpresa en un comienzo, fueron quienes en este momento rodeaban esa mesa circular. Cada uno con unos chops llenos de cerveza.

-Oh, sí, sí, sí. Últimamente brilla por su ausencia...- Erin, quien lo había invitado, sentada al lado de su novio Séan, comentaba algo acerca de uno de los compañeros de trabajo, que hacía varios días no se presentaba a trabajar.

Cuando ingreso a  la editorial, tres años atrás, aun no había aceptado sus preferencias de gustos. Fue algo que se dio a mitad del primer año. En esos entonces, simplemente todos eras compañeros, pero que en fin tenían la tendencia de aceptar al prójimo. Ellos habían sido una influencia positiva desde un principio, cuidaron de él, y habían fomentado las fuerzas para encarar a sus padres y decirle la verdad.

Un conjunto de risas estrepitosas entre todos, y una ronda más de cerveza.

...
...

-¿Y has sabido algo de él?

Sungkyu con las manos metidas en los bolsillos de sus jean negro, volteo su cabeza hacia un costado y observo a quien caminaba junto a él.

-¿De quién hablas?- Pregunto con sus cejas levemente fruncidas, un tanto sorprendido por el hecho de que tuviera conocimiento de algo, que él no había dado a conocer.

-Del chico que conociste hace un mes atrás...

-¿Alana te conto?-Sungkyu  lo interrumpió. Alana una joven de origen noruego, blanca, alta, y de un resaltante cabello cobrizo, era a la única a quien le había confiado, ese pequeño secreto. Y evidentemente quien le había traspasado aquello a Gael.

El joven rubio, de prominente barba, cejas pobladas, varios centímetros más alto que Sungkyu, y una clara descendencia escandinava, que se manifestada en todo lo que era "Gael", se encogió de hombros y sus mejillas se tiñeron de un ligero carmín, dando por sentado que había hablado de más. Luego se enderezo y lo miro con seriedad.

-Si fue ella. ¿Y cuál es el problema? Deberías confiar en nosotros, ¡En mí! Soy tu amigo ¿No?- Utilizo bastante ademanes, impulsivos, con sus manos, dando un toque más dramático al asunto.

-Sí, pero era algo que por el momento pref...

-Mejor no digas nada Sungkyu.

Continuaron caminando por la acera, en dirección al edificio donde ambos Vivian, aunque en distinto pisos. En un silencio incómodo y la noche arriba de Dublin. El más alto aparentado estar ofendido, por su falta de confianza a la hora de hablar, cruzado de brazos, arrugando la remera blanca informal que utilizo para ir a trabajar, y observando las baldosas debajo de sus pies. Kim soltó una bocanada de aire y rasco su nuca.

-Bueno. La verdad no sé nada. El solo... se fue. Pero tengo algo en mente que puede que me de muchas esperanzas, para hacerle saber, mucho de mí, y de lo que siento.

Gael levanto la cabeza, y con deje de curiosidad lo miro y pregunto:


-¿Cómo?...



----------------------------------------------------------------------------------------------




Holaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!!!




Bueno nuevo cap, un poquito mas largo que el anterior.

Lamento lo que escribi de medicina, ni yo lo entendi jajajaja solo busque por internet XD


Bien queria avisar que no seria un fic largo. Estoy volteando mocos a cada rato, con una alergia desesperante.

Bueno espero le guste el cap.

Y espero sus comentarios.

Gracias por leer.

Kiss

Culpa de una Fujoshi. Cap 14

Capítulo 14

-¿Ya te ocupaste de lo que te pedí?

El joven alto, de tez blanca, y con camisa blanca, corbata y saco negro, no alcanzo a poner un pie dentro del despacho, que el sujeto de varios años ya de edad, sentado detrás de ese escritorio de prominente amplitud, lo detuvo con una pregunta.

Asintió, y cerró la puerta luego de ingresar.

El hombre de origen extranjero, dueño de una de las empresas de construcción más grande que había, no solo en Corea del Sur, sino también en Finlandia, y otros países de Occidente, lo observo fijamente con los ojos grises y transparentes como un cristal, dejo apoyar su espalda en el respaldo de la mullida silla de cuero, que poseía.

Jukka Karjalainen, había recibido unos días atrás la información de que alguien más se unía, como socio activo de  Fly Hope. Lo cual representaba para él, un no tan gran problema, pero que aun así, no pensaba subestimar. Ya casi tenía en su poder las tierras donde yacía la fundación, era cuestión de días, y no quería impedimentos. Por ende había encargado a su abogado y futuro yerno, la tarea de ocuparse en averiguar todo acerca de la nueva socia, porque era una mujer, otra más.

-Es joven, demasiado como para tenerla en cuenta. Solo tiene 22 años. Pero de igual forma, me tome la molestia de enviarle un Carta Documento, con el aviso de que deben desalojar pronto.

-Perfecto Jonghyun.-Jukka esbozo con avaricia una sonrisa, que el menor compartió junto con él.- Eso será nuestro, y si sigues así, no solo te daré la mano de mi hija en matrimonio, si no que podría ser mi sucesor.

Y Lee Jonghyun pudo saborear,  el gusto a éxito en su vida.

...
...

Un nuevo día, pero lamentablemente con una impetuosa lluvia fuera.  Los limpia para brisas quitando esas gotas que mojaban el cristal y obstruían su vista del camino que tenía delante. Con 15 minutos de retraso, piso, el acelerador del auto y avanzo, aun así tratando de que fuese moderada la velocidad. Con las calles mojadas y el transito tan complicado, era mejor tener precaución.

Un agudo dolor de cabeza, y Sun Hi masajeo sus sienes. Tenía demasiadas cosas girando en su cansado cerebro. Sus hijos, la fundación, la nueva socia de la fundación, la carta que había llegado durante la tarde del día anterior a la fundación, para la nueva socia. Y  si se detenía a pensar con calma estaba dedicando,  el 90% de su vida a Fly Hope, y un 10% a ella y sus hijos.

Grave, a su parecer. Sungyeol y Sungjong eran grandes, independientes, porque cada uno ya contaba con su propio dinero. Pero aun así sabía que debía o sentía que tenía que prestarle algo de atención, sobre todo al mayor, que a pesar de ser un adulto, demasiado autosuficiente, noto en el joven los ánimos por los suelos. Seriedad y demasiado hosco al hablar. El mayor tiempo de que permanecía en la casa, cuando no estaba en la empresa, se la pasaba encerrado en la habitación. Incluso, el martes por la noche, cuando ya todos descansaban y ella llegaba de Fly Hope, escucho unos sollozos.

Pero muy a su pesar tuvo que obviar aquello. No porque,  el cansancio ya le hacía arrastrar los pies sobre el suelo, más bien porque Sungyeol era de las personas que no dirían nada, y si lo molestaban era seguro que no lograría otra cosa que enfadarlo. Bien recordaba que en el entierro de su esposo, el mayor de sus hijos, se mantuvo en una actitud que desencajo a muchos. No lloro. Pero ella sabía que lo hacía en el silencio de su cuarto, cuando nadie lo veía.

Sungyeol era un chico fuerte, su apariencia lo demostraba, pero quien lo conocía de verdad, tendría la idea que solo era una fachada. Internamente era como un niño que se corrompía muy fácil. Lo que fuese, o quien fuese, no tenía una idea del daño que estaba haciendo en su hijo.

Una lagrima, descendió por su mejilla. Culpable de no poder estar a al lado de uno de sus tesoros más apreciados.

...
...

Hace unos meses atrás, unos diecinueve si no se equivoca, había decidido dar final a una relación, que en opinión, y solo se contaba a ella en eso, no llegaría a nada. Una larga relación que más que amor, le fue un martirio. Para una persona joven que pretendía demasiado para su futuro, autónoma, individualista, e independiente, que la quisieran atar, o sujetar de las manos a temprana edad, solo con 19 años, podía ser no menos que un suplicio a su libertad.

Yadira había aguantado dos años a la par de alguien que se creía, con el derecho de manejarla con hilos, haciendo apariencias en una marioneta. Gobernaba cada sector de su vida. No solo la personal, si no también la familiar, limitando sus tiempos al lado de su familia, exigiendo porque ella debiera pasar más al lado de él, que con sus padres y hermanos.

Y eso solo fue en comienzos. Ella aun cursa la universidad, pero su carrera no exige una presencia completa de las clases, más bien era semi-presenciales. Cuando estuvo de "novia",  le había pedido que abandonara sus estudios, que él se encargaría de hacerle vivir un buen pasar económico. Se reusó. A él no le gusto, y recuerda bien, con claridad la acalorada discusión que se generó en plena calle, por no acceder a sus peticiones.

El final lo dispuso cuando conoció a Stefania. Había olvidado lo que era tener amigas, charlar con alguien más que no fuese ese joven alemán que tenía por pareja. Había asistido a ese evento con él, y por unos segundos de descuido, Yadira se había ido a hurtadilla al sector de mangas Yaoi, y ahí estaba de píe, al lado del stan, vestida en su totalidad de negro, con un manga en sus manos, quien ahora era su jefa. Ella había buscado, de igual manera uno para leer. Y por cosas de las cuales no recuerda muy bien como sucedió, entablaron conversación. Intercambiaron números, y meses después, tal vez mes y medio, Stefania llego con la propuesta de trabajo, a la que Yadira no inmuto ni rechazo.

Y esa mala relación, caía aún más, en un desequilibrio que ella no pensaba arreglar. Porque Gerard se había vuelto más posesivo, y asfixiante. Al ver que no podía ir en contra de sus decisiones, dejo que probara con el empleo. Sin embargo la atosigo con llamadas a su móvil. Ella lo apagaba, y él, luego la esperaba fuera de su apartamento para reclamarle. Escenas de celos que terminaron por volverla loca. Y un maldito día, luego de que regresase de una clase nocturna, y de manera que desconoce, Gerard se había echo de una llave para ingresar a su vivienda. Le grito, a un punto de insultarla y acusarla de infiel. Pero eso no fue todo. El, la había tomado de su brazo, apretándolo con una fuerza violenta que llego a dejar marcas y dolor por varios días. Se defendió, dando con lo primero que tenía cerca. Un jarrón viejo sobre la repisa detrás de ella, comprando en una tienda de segunda mano, que solo tenía una par de flores artificiales. Un golpe a la cabeza, que lo desestabilizo y que aprovecho para poder sacarlo de la vivienda.

De esa manera habían sucedido las cosas. Era una relación enfermiza, a la cual ella pensó había escrito el final con tinta indeleble, pero al tiempo Gerard regreso, siguiéndola. Porque aunque no lo veía, Yadira sabia de su presencia en donde fuese  que ella estará. Los mensajes tan detallista de él, describiendo lo que vestía, lo que la rodeaba. Una sensación horrible, y comenzaba a tener miedo.

-¿En qué piensas tanto?- Pregunto Howon de pie bajo el umbral de la puerta de secretaria

 Eran siempre los primeros en llegar al conservatorio. El mayor se había quedado observando como la joven sentada en la silla delante de su escritorio, tenía la cabeza entre las manos, mirando las hojas limpias y blancas de rema que usaban para la impresora.

Yadira despertó de su parálisis en esos recuerdos y levanto la vista, hacia donde estaba su compañero de trabajo.

-En nada importante...-Susurro

...
...

El temporal que caía sobre la ciudad era de temer. El viento agitaba las copas de los árboles, hasta hacerlas doblar en un completo Angulo recto. La temperatura había descendido vario grados por debajo de los 20, y hasta era necesario usar algún abrigo. Sungjong observaba a través  de la ventanilla del Toyota, algunos transeúntes que abusaban de su osadía, y salían, pese a la tormenta, a la calle.

Por razones obvias, Sungyeol se había ofrecido a alcanzarlo a la Academia. No tenía que ver con Myungsoo, es que el menor apenas maniobraba su vehículo, como para aventurarse a utilizarlo en medio del disturbio de agua y viento que amenazaba en hacer algún destrozo en cualquier momento. Los limpias parabrisas del Corolla parecían no dar abasto con las inmensas gotas que caían, y como podían se movían ágilmente.

-Que clima de locos...-Murmuro Sungjong, y miro delante de él la hilera de rodados que esperaban por el cambio de color de ese aparato puesto en la esquina.

-Mmmm...- Sungyeol apenas emitió un sonido, que para el menor le alcanzo para tomarla como una respuesta

Últimamente el mayor se mostraba distante de todos, al menos de él y de su madre. No cenaba, con la excusa de que lo había hecho fuera junto a Woohyun. Solo se atenía a responder algunas preguntas. Esa semana pasaban más tiempo ellos dos solos en casa, debido a que su madre estaba muy ocupada con la fundación, y Sungjong fue testigo de un ataque de nervios que repentinamente se apodero de su hermano.

Encerrado dentro de su cuarto, tiro varias cosas al suelo, rompió muchas de ellas, como su móvil y algunos portarretratos. Incluso arremetió con querer pelear con él. No podía creer que Sungyeol pudiera tener una crisis de esa magnitud, mucho menos poseyendo el conocimiento de quien era el motivante de ese estado. Su madre nunca se enteró. El mayor había pedido que no dijera nada, que suficientes problemas tenía la mujer como para sumarle una más. Solo por eso Sungjong. Había obedecido.

Pero creía seriamente que debía arreglar ese asunto, antes de que la locura de Sungyeol pudiera terminar con el mismo. Las ganas que tenia de matar a Myungsoo, superaban su amor por Yadira, aunque nada que ver tenía una cosa con la otra, era su ejemplo para representar las emociones erráticas que sentía.

-Disculpa...-dijo Sungyeol de repente y de manera hosca.

Sungjong miro a su hermano, con el impecable y pulcro traje de empresario que llevaba puesto, y la apariencia que demostraba que de alguna manera se encontraba bien, aunque no fuera así.

-Ya te eh dicho que todo está bien, Hyung... Aunque me preocupa que vuelvas a tener otra de esas crisis.

-Lo sé. Disculpa de nuevo.

Luego, solo el silencio embargo el interior del vehículo, hasta llegar al conservatorio. Y para mala suerte de ambos, delante de ellos había un taxi estacionado, y quien descendía de él, no podía se ni más, ni menos que Kim Myungsoo, que antes de sumergirse, en el interior del edificio, lanzo una mirada furibunda al Corolla.

-De verdad, estaré bien Jongie...

-Eso espero...- respondió de mala gana, y salió del vehículo.-Eso espero.- Volvió a repetir, y esta vez solo para él, y los sonidos de la lluvia.

...
...

Stefania salió de su oficina, y luego de lanzar un comunicado,  por el alta voz, fue directamente al Hall del conservatorio. No estaba en las mejores condiciones de humor, ni físicamente. Su salud estropeada a causa de los repentinos cambios de clima, la picazón y alergia en su nariz, que la atosigaban con estornudar cada cinco minutos, y otros que solo hacia alarde y no terminaban por salir.

-Malditos mocos...- Sus pasos a pesar de rápidos, totalmente desganados.

No estaba teniendo un buen comienzo esa mañana. Sun Hi despertándola dos segundos después de que Woohyun saliera del apartamento a las siete de la mañana, y ella en su estado zombi al levantarse tropezó no solo con la pata de la cama, golpeando su dedo pequeño del pie, si no que en vez de abrir la puerta de su cuarto abrió la del guarda ropas.

Luego cerca de las ocho de la mañana, ya estaba en la puerta de la fundación solo para recibir otro ataque, no tan severo como el golpe de su dedo, pero alarmante. Una carta documento. ¿Qué más le faltaba? Ahora era otra socia de Fly Hope y ese tal Jukka -No recuerda cuanto- tan pronto que se enteró envistió contra ella.

El papel no decía algo que ya no supiera, sin embargo lo que si llamo la atención, fue que la citaran dentro los próximos días, a un encuentro con el abogado de dicha empresa. ¿Qué es lo que querían? No podría imaginarlo. Evidentemente no era negociar las tierras, porque en la misma carta claramente estipulaba, que esas locaciones ya les pertenecían.

Limpio su nariz, con el pequeño pañuelo descartable que tenía en su mano, y observo el reducido grupo de estudiantes que esperaban en el Hall. Por la lluvia, ese día eran demasiado pocos los jóvenes que habían asistido a clases. Miro de soslayo a Howon, y a Myungsoo, uno a la par del otro, y realmente pensó en el dicho Dios los crea, y el viento los amontona. Ha esos dos por estúpidos. Tan estúpidos que daban ganas de pegarles. Y a duras penas contenía las ganas de matarlos.

<<Hay mi Dios son insufribles...>>

Yadira y Sungjong en la otra punta. Por primera vez callados, no se miraban, cada uno encerrado en sus propios pensamientos, y dilemas de la vida.

-Bueno, me alegro que estén aquí...

...
...


El viento de la mañana había mermado bastante. El cielo permanecía oscuro y aun cubierto por unas densas nubes que seguían divirtiéndose con ese aguacero que mojaba la ciudad. Woohyun observo por el ventanal. Aunque la vista era borrosa, y difusa, si se podía visualizar las luces encendidas de los faroles de la calle. Los edificios también iluminados, por las luces internas de  los apartamentos y oficinas.

Dio un punta pie al suelo, un tanto aburrido. No había mucho que hacer, o mejor dicho no había nada para hacer. Por primera vez, desde que comenzó a trabajar, se había desocupado antes de las nueve. Eso era algo memorable o al menos para recordarlo. Estiro un poco sus brazos, perezoso. No negaría jamás que esos tipos de días no fueran los mejores acompañantes a la hora de dormir. Y ya se le estaba antojando recostarse sobre ese sofá tan moderno que tenía su despacho.

Su móvil vibro sobre su escritorio, y como si se tratase de una emergencia corrió a tomarlo. Sus labios no pudieron más que perfilar una sonrisa boba y dantesca. Sus ojos tomaron un brillo especial al leer el mensaje. Emocionado por unas simples palabras.

<<Hola. ¿Cómo estás?>>

Había esperado por recibir aunque fuese, un mísero mensaje en blanco, durante los días anteriores, pero no había llegado nada. No al menos de la persona que él quería que le escribiera. Hasta ahora, que parecía que sus plegarias habían sido escuchadas por ese sujeto de ojos extremadamente pequeños. Como si a cientos de Kilómetros Sungkyu tuviera la capacidad de leer sus pensamientos.  A si, era su Kim Sungkyu quien le envió un mensaje. Ya tampoco se tomaba la molestia de cuestionarse esa repentina actitud posesiva que tenía, por el mayor.

<<Bien y ¿tu?>>

Estaba pensando seriamente en agregar más palabras a ese texto tan resumido, pero temía ser demasiado evidente. Poner estaba pensando en ti,  era como frases escritas de un chico para una chica, y solo para insinuarse o hacerse el galán roba corazones, y Sungkyu no era ninguna chica. Es un joven con apariencia bella y delicada, con una voz que puede movilizar el alma de cualquiera, y que ponían su mundo de cabeza.

¿Podría ser cierto? No diría que era amor, pero ¿Era realmente el caso de que gustaba de un chico? Sí. Insólito, pero era una cruda verdad que se sentía atraído por otro hombre, y quería como fuese que ese otro sintiera lo mismo por él.

...
...


Solo, como perro abandonado en medio de la senda peatonal, bajo la lluvia. Estaba siendo insensible y desconsiderado, pero así se sentía. Aunque puede que exagere un poco. Conducir el solo, el programa de esa noche, era la única opción que tenía.

El turno a las noticias, y Sungkyu se enderezo en su silla luego de escuchar el final del tema musical. Mientras relataba los acontecimiento durante esa jornada, bastante nefasta por los accidentes, y las consecuencias de la tormenta, observo a Dongwoo, con el entre cejo fruncido, ensimismado con la consola de audio a su par, y luego miro a Stefania sentada en una silla, completamente recargada en el respaldo, el rostro cubierto por la capucha de la campera negra, y sus brazos cruzados.

-Vamos con un tema más. What is Love de Exo K...

Sungkyu se quitó los audífonos, los dejo a un costado de la laptop, y se dirigió hacia donde se encontraban sus compañeros. Sin la locutora no había la misma esencia de poner rock, y la noche dictaminaba para escuchar algo que relajara más los sentidos.

Cerró la puerta detrás de él, y se apoyó en ella.

-¿Cómo te encuentras?- Pregunto en vos baja.

De lejos se podía notar que el estado de Stefania empeoraba con el paso de las horas, y aunque pareciese incrédulo, le preocupaba.

-Me da la sensación de que se está muriendo.

-Abusas de que no me puedo ni mover, Dongwoo.- respondió con voz ronca, apagada. Una picazón en la nariz empezaba a molestar, y el estornudo que esperaba porque al fin saliera, se disipo antes de poder abrir la boca.- Esto es un calvario.- Y limpio su nariz taponeada.

Kim rasco su nuca y suspiro mal humorado.

-No tendrías que haber venido. ¿Por qué no te fuiste a tu apartamento?

-Tenía que hablar con ustedes. Es algo importante.

Stefania se removió incomoda sobre la silla. Los omoplatos comenzaban a doler, y la garganta ardía. Un escalofrió en su cuerpo, y no era necesario un diagnóstico médico, para saber que se había engripado. Pero no se iba a ir hasta que el programa terminara, y pusiera su firme propuesta sobre la mesa.

-Hyung debes volver. -Dongwoo dio un medio giro en su silla, y observo a la locutora.

Con muchas ganas  quería reprenderla, pero se estaba inhibiendo, solo por no causar un dolor de cabeza más a  la menor que empezaba a toser, y las mejillas apenas visibles se teñían de un carmín suave.

-Enseguida regreso. Espero que realmente valga la pena lo que tengas que decir Stefania, como para que lo impongas antes de la salud. Por cierto también te llevare hasta el edificio.

-Gracias.-Murmuro, y como por obra de Dios el maldito estornudo salió, seguido de unos cinco más.

...
...

-No tengo.- Myungsoo intento apagar la hornalla de la cocina, mientras sostenía con su otra mano el teléfono inalámbrico de la casa- ¿Acaso tu esposo no tiene para darte?

Era indignante que luego de casi un mes que se había ido de su antiguo hogar, su madre solo atinara a llamarlo por algo de dinero. ¿Pero qué demonios le pasaba a esa mujer por la cabeza? Si estaba rodeada de lujos dentro de ese lugar.

-Lo siento madre, pero yo tengo cosas que pagar. Usas las tarjetas. Dudo que tu necesidad no sea de vestimenta, o la comida para el perro.- La mayor se quejó desde el otro lado de la línea, tratándolo de egoísta, y mezquino. Myungsoo ignoro esas palabras, y un suspiro escapo de sus labios.- Debo colgar. Cuídate mamá.

Y ante de que otro regaño le llegara a sus oídos, corto y dejo el teléfono sobre el mesón de la cocina.

Tomo asiento en el sofá largo, observo la sala semi-alumbrada, el sonido de la lluvia cayendo sobre el césped de su patio. Tranquilidad absoluta pero incomoda. Era una casa demasiada grande para una sola persona. Era demasiado para él solo.

Su pecho latió pausadamente, y era a causa de la angustia que le proporciono escuchar a su madre, y la falta de interés por su bien estar. El apetito se le fue, la comida comenzó a enfriarse, y a él poco le importo. Subió sus piernas y las envolvió entre sus brazos. Nostalgia.

Un inminente desconsuelo, extrañando en sobremanera la presencia de ese joven. De sentir sus besos, del calor de su cuerpo, y no quería sexo. Quería de la frivolidad de Sungyeol a su lado, que contuvieran o enjugaran las lágrimas que caían de sus ojos con besos, como aquella primera vez en que se hicieron uno solo. Necesitaba de él.

Limpio sus mejillas con el dorso de su mano, y casi vencido por el sueño, se retiró de las sala, apagando las luces, y dirigiéndose a su habitación, a percibir el aroma que nunca se esfumo de esas cuatros paredes.

...
...

Jugo con su móvil en la mano, indeciso si presionar sobre la imagen del teléfono en color verde, que resaltaba en la pantalla y daba inicio a la llamada. O podría manda un mensaje, pero ya llevaba tiempo sin escuchar la voz del menor.

Dongwoo echo su cabeza hacia atrás, el respaldo del sofá brindado comodidad a su cuello al recargarse. Sus ojos se cerraron y la imagen de Howon, se hizo presente. Las mil sensaciones que recorrieron por su cuerpo cuando, sus labios se juntaron inesperadamente, su pulso detenerse, y su única reacción, un golpe.

Desorientado. Por más que hubiera esperado, desde hace mucho tiempo, porque algo como eso sucediera, ahora no lo comprendía. ¿Se había salteado varias páginas de esa novela bizarra, y no percibió en el momento en que a su amigo no le alcanzo con mujeres, que se le dio por estar con hombre? ¿Con cuántos ya había estado? o ¿Howon ya sabía de su homosexualidad, de sus gustos hacia él, y quería aprovecharse de la presa más fácil de cazar?

-Hijo de puta.- Los insulto se hacían cada vez más cotidianos en su lenguaje, aunque no le apeteciera decirlo, salían por si solos cada vez que la rabia le atacaba.

Su cabeza no paraba de trabajar, pero aun así persistía las ganas de saber acerca del menor. Con Stefania ya no hablaban mucho de ese asunto. En horarios de trabajo prefería evitarlo. Esquivaba las conversaciones cuando la joven lo mencionaba, o simplemente pedía que no lo mencionaran.

Pero como siempre estaba llegando a sus límites de perseverancia. Y si acomodaba sus ideas, y pensaba con coherencia, nada se aclararía entre ellos si no se sentaban a hablar. Pero él no quería ser el primero en dejar su orgullo a un costado para ver como solucionaban ese lio que se generó, no sabe cuándo.

-Estúpido...- Y una sonrisa atizo sus labios.

<<Howon me beso...>>

...
...

-¿Que camión te paso por encima?

Stefania frunció el entrecejo, y sus grandes ojos enrojecidos lanzaron una mirada furibunda a su compañero de vivienda.

-La gripe le paso por encima- Sin embargo antes de que pudiera mandarlo tan lejos como a Saturno, Sungkyu le gano de ante mano y respondió por ella.

-¿Y te fuiste a la radio en ese estado de zombi, recién salido de la tierra?

-Eres una mierda, Woohyun.- La joven ingreso al apartamento con pocas ganas de hablar, o seguir contestando.- Gracias por traerme Sungkyu, y pasa no te quedes parado ahí como si fueras una planta.

Stefania ignoro si el locutor ingreso o no al apartamento. Se dirigió a la cocina, con sus pies solo en calcetines, a por un vaso de agua y tomar ese ibuprofeno que hacia un momento habían comprado en una farmacia mientras estaban, de paso. No quería más que bañarse y meterse a la cama.

-Me voy a bañar. Buenas Noches.- Y comenzó a subir las escaleras, mientras se deshacía de la campera, y quedaba solo con la remera blanca de algodón.

Se sentía tan mal, que no le intereso perderse el momento Woogyu que se generaba en la sala.

-Realmente está mal...-Murmuro Woohyun, y solo lo decía porque la joven no quiso continuar con la pelea, ni comer.-Me dejo con la comida preparada.

Sungkyu rio bajo, aunque un poco nervioso. Aun de pie debajo del umbral, recorriendo con su mirar el esbelto cuerpo de Nam, con solo un Jogging gris y una camiseta negra. El menor Volteo a verlo cuando sintió esos ojos observándolo.

-Entra. Hazme el favor y quédate a comer.-Al menos aprovecharía ese segundo plato servido sobre la barra, para compartir más tiempo con el mayor.-No pensé verte tan pronto. Al menos no hasta el sábado.

Y es que durante en intercambio de mensajes de hace unas horas tras, había acordado salir el sábado por la noche, a cenar. Por supuesto que sin segundas intenciones, más que una salida amistosa.

-Yo menos. Pero ya vez como se encuentra, no podía dejar que manejara en medio de la lluvia, con ese estado.-Sungkyu siguió los pasos del menor hasta la cocina, y Nam le señalo con su mano izquierda la banqueta que estaba frente a la de él.

Por unos segundos Kim se distrajo mirando su teléfono, y Woohyun dedico ese tiempo en morder su labio inferior. Era una tentación el cuello descubierto del mayor. Comenzaba a creer que era vampiro por las ansias de querer morder esa extensión de piel blanca. Unos estornudos se escucharon del piso de arriba y enfoco la vista en otro punto que no fuese Sungkyu.

-¡Salud!-Dijeron ambos y, el gracias de Stefania sonó bajo, pero audible.

La cena avanzo tranquila, en una conversación banal sin nada interesante. Stefania se apareció una vez más por la cocina con el pijama negra ya puesta y los cabellos húmedos, en busca de un vaso de Yogurt y galletas y regreso de nuevo a la habitación, sin decir nada. El reloj en la pared de la sala estaban por marcar la una de la madrugada, y Sungkyu pensó que ya era hora de retirarse. Woohyun lo acompaño hasta el estacionamiento del edificio y era inconcebible para Kim seguir negando lo que le pasaba con ese joven. Admiraba hasta su sonrisa, de blancos dientes y en una perfecta hilera.

-Me agradas Woohyun-ah...-Murmuro con una sonrisa antes de subir a su Nissan.

Nam metió las manos en los bolsillos de su jogging y se encogió un poco de hombros. Estaba fresco.

-Gracias. ¿Sigue en pie lo del sábado?

-Sí, luego acordamos bien la hora.


El vehículo se marchó y Woohyun regreso al apartamento.



-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------




No hablare de este cap, porque ya ni recuerdo lo que escribi XD


Como estan? Yo no se creo que no muy bien. Naaaa es broma.

De verdad no se que decir, solo que me hace calor jajaja. Y aparecio Lee Jonghyun asdfghjk es hermoso ese chico. Luego de Sungkyu mi bias es el burning jejeje.


Subi primero este cap, y ahora me voy con el Gyuwoo.

Nos estamos leyendo.

Kiss