domingo, 14 de diciembre de 2014

Culpa de una Fujoshi, Cap 20

Capítulo 20 

- Y ¿me dices que durante toda la semana no hubo mensaje de parte de él?

Stefania descanso su espalda sobre el respaldo de su silla, cruzada de piernas y observando hacia el techo blanco de su oficina. Yadira desde el otro lado asintió con un gemido demasiado bajo, mientras jugaba con un bolígrafo a golpear el escritorio.

-Pero tengo un mal presentimiento ¿sabes? El que no me escriba no hace que me libere de la preocupación.-Añadió la menor, clavando sus amarronados ojos en su amiga.

Y la Directora del conservatorio le daba la razón en ello.  No daba buena espina el que desapareciera de un momento a otro y apenas dejando un mensaje, en el que continuaba decidido a atormentar a Yadira. Temía o, mejor dicho, sentía que se avecinaba algo jodido para la menor, pero no sabía que, ni hasta donde podía llegar aquel sujeto.

-Lamentablemente no podemos hacer mucho.-Dijo Stefania, suspirando-. De verdad que con los policías  a veces, no puedes contar.

-Me indignan.- Espeto Yadira, lanzando con violencia el bolígrafo que tenía hace un momento. El objeto cayó sobre las piernas de la mayor, pero esta no dijo nada, apenas si se movilizo un poco para dejar el proyectil a un lado del ordenador y regresar a su antigua posición.

El hecho que al ir a denunciar a la policía el acoso de Gerard hacia ella, y le diesen vuelta la cara, metafóricamente hablando, dejaban sus esperanzas desparramadas en el suelo para ser luego pisoteadas. En pocas palabras Gerard había cesado de repente con los mensajes, por ende los oficiales de la central de policía prefirieron decantarse por la opción de que el tipo se había cansado de seguirle los pasos a la joven, más allá de agregar que unos cuantos mensajes que enviara no alcanzaba para ser motivo de acoso. Mucho menos para asentar una denuncia y arrestarlo. Yadira había salido de ese lugar, con el estómago revuelto, no solo por el hecho de que el lugar tenía un olor rancio, debido a una limpieza poco atenta y superficial donde no se había utilizado desinfectante, sino también, porque se sentía nerviosa y ansiosa al mismo tiempo.

Stefania por su lado permanecía preocupada. Había insistido porque la menor denunciara a Gerard, pensando que llegarían a alguna solución, y sin embargo nada había cambiado.

-Lo siento-Murmuro la mayor, con un gesto poco pronunciado en su rostro, de preocupación. Yadira la miro con desconcierto-.Siento no poder ser de mucha ayuda. Pensé que con ir a la policía alcanzaba, pero aparentemente, tiene que pasarte algo a ti, físicamente, para que alguien te tome en serio.

-No es tu culpa, mujer. Aquí, la que debió parar con todo esto, sin llegar a empezar, tendría que haber sido yo.- La joven se inclinó hacia delante, anclando con brusquedad los codos en el escritorio, y dejando que sus manos tomaran su frente, frustrada-¿Como pude ser tan estúpida, Dios?

-¡Oye, oye!-Stefania tomo de las muñecas de la menor, y la sacudió un poco para que esta la observara-. Esto no ha sido tu culpa. Comencemos con que no eres la primera que pasa por esto, y  hay quienes prefieren vivir sujetas a este tipo de situaciones sin hacer nada. Tú te alejaste de él, preferiste poner un alto a todo aquello. No esperabas que este tipo tuviera serios problemas mentales, aparte que nadie te los menciono. No te llames estúpida.

-Pero lo soy. Mira como están las cosas ahora, y no sé qué hacer.

-Basta. Tal vez si se cansó, o algo le sucedió, y no aparezca más a molestarte.

Stefania no podía sentirse más inservible en ese momento, sabiendo que lo último que había dicho era claramente una mentira, solo para suavizar un poco las cosas, para tratar de que su amiga se relajase un poco. Y no lo consiguió. Yadira soltó sus muñecas de las manos de la directora, sin ser irrespetuosa y brusca, y poniéndose de pie corrió la silla en la que estaba sentada.

-Mejor me voy a casa. Mañana hay que regresar así que...

-¿Necesitas que vaya hasta tu casa? Busco algo de ropa en el departamento y luego voy...

-Me harías un gran favor. No tengo ganas de estar sola.

La mayor comenzó a alzar sus cosas. Busco un par de carpetas, su bolso, y las llaves de su vehículo. Yadira ya estaba lista con la campera puesta, y su mochila colgada en uno de sus hombros. Stefania alzo su vista, antes de salir por la puerta de la oficina y observo el rostro preocupado de la menor que le devolvía la mirada de una manera ausente.

-Yadira, todo se va a mejorar.

Y la Directora del conservatorio esperaba tener razón.

...
...

El ambiente del café era demasiado acogedor, simple. Las paredes cubiertas por esos papeles que se adhieren de un color rustico, amarronado con pequeñas hojas como dibujos, y otros cuadros que colgaban de la pared, daban la sensación de haber ingresado al otoño hace varias semanas atrás. SungKyu lo percibía así, aunque estaba más que claro que resultaba se una bienvenida a la nueva época del año.

Ambos tomaron asiento en una de las mesas frente a la ventana que daba a la calle. Dos cartas esperaban reposadas por ser leídas. SungKyu escruto con la mirada a WooHyun, mientras este observaba con demasiada dedicación aquel folleto plastificado.

-Miras a ese papel, como si la humanidad dependiera de la decisión de que café vas a tomar. Es solo un café.

Nam levanto la mirada, sonrió, mostrando sus dientes demasiados blancos, y dejando la carta a un lado.

-Hyung, por si no te has dado cuenta, hay una gran variedad de tipos de café.

-Si lo sé. Pero yo hablo de cómo te tomas un buen tiempo, para elegirlo.

-Es porque quiero beber algo que me guste. No solo un simple Cafe amargo.

 -Aun así es solo un Cafe.-Murmuro SungKyu, y detuvo su mirar en los transeúntes que pasaban por la acera del Cafe-Bar.

WooHyun Hizo lo mismo, pero termino por contemplar cada detalle del rostro de su acompañante. Se perdió en los pequeños ojos del mayor, observando que apenas se lograban visualizar el color del iris; las pestañas cortas, las cejas poco pobladas. Pulió cada detalle del rostro del mayor, desde la nariz, hasta los finos labios rosados que a esa distancia a él le parecían de textura suave. Descendió por la barbilla y el cuello, deteniéndose ahí, en esa piel nívea no muy descubierta pero que no dejaba de ser llamativa. Lo hizo tan a inconsciencia estudiar cada área de su Hyung, lo que se permitía apreciar, que pudo percibir que Kim había estado observando lo que hacía desde el comienzo, al ver sus reflejos en el vidrio del ventanal.

SungKyu miro de soslayo, incómodo y sus mejillas tentaban por ponerse de un rojo vivo.

-Disculpen ¿qué van a pedir?

La camarera llego en el momento indicado, al menos así lo pensó Kim, que sentía desfallecer por los nervios que causaba ser el centro de atención del menor. De poder contemplar que WooHyun no  lo miraba como si fuese alguien más. El brillo de aquellos ojos, que ya no estaban encima de él sino de la camarera que estaba de pie a un lado de la mesa, esperando por el pedido... SungKyu se estremeció ¿Era posible?

-Hyung, ¿Ya has decidido que vas a consumir?

El mayor se relajó un poco, aun con la pregunta suspendida en su cabeza. Por el momento necesitaba evadir sus interrogantes con respecto a Nam, e intentar que la noche avanzara "casual"... ¿Casual?

...
...

Se estaba juntando demasiado con MyungSoo, sin duda era eso. HoWon no había esperado, más allá de que el repartidor llegase con su pedido, cerrara la puerta, lanzar la comida sobre la mesa de la cocina, para asaltar la boca de un DongWoo que había ganado por segundos al repartidos, y esperaba, en silencio perpetuo y de pie, aun lado del sofá  en lo que HoWon se deshacía del joven no mayor de 19 años, con el uniforme del local de comida rápida.

Y quizás DongWoo estaba demasiado ido mentalmente, como para detener esa lengua que se movía intranquila dentro de su boca y esas manos que inquietas viajaban por su cuerpo, sobre la ropa que llevaba puesta.

La espalda del mayor quedo pegada a la pared del pasillo que llevaba al único cuarto dentro de ese departamento. HoWon intensifico la fuerza de ese encontronazo de labios e intercambios de saliva, mientras comenzaba a bajar la cremallera de la campera que su amigo tenia encima. Lanzo el abrigo lejos y dejo que sus manos se escabulleran debajo de la camiseta oscura de DongWoo. Acaricio la piel del muchacho con demasiada sensualidad, explorando la suavidad de esa textura morena, pellizcando sin fuerza los pezones que se alzaban entre sus dedos ante su tacto. HoWon estaba encantado y en ningún momento se le había escapado de la mente que se trataba de su mejor amigo, y que este lo estaba aceptando abiertamente, no como aquella vez en que su idiotez le gano y robo un beso de esos labios gruesos y tentadores, y la situación no había concluido de la mejor manera.

DongWoo abandono los labios del menor para inhalar algo de oxígeno. Sentía la presión en su pecho de la falta de aire, y su conciencia queriendo regresar para decirle que él no había ido a ese departamento para terminar de aquella manera.

-Yo… Hoya…- Articular palabra se volvían un problema al sentir la lengua del menor degustando  parte de su cuello y mandíbula-. Yo no venía a esto… Quería hablar contigo….

Los besos se detuvieron al llegar a la oreja del mayor. HoWon dejó escapar una bocanada de aire caliente que hizo estremecer al contrario, y susurro:

-¿Quieres que hablemos?

DongWoo percibió el tono socarrón en esa pregunta, en la manera de hacerla, y lo que quería causar el menor en él. Las manos del joven se habían quedado quietas en su cintura, manteniendo el suspenso de saber cuál era la respuesta. Jang intento divagar en esa contestación que resultaba obvia para su uso de razón, pero su cuerpo, a esas alturas, exigía atención.

-A la mierda con todo…

HoWon lo atrajo más hacía él, pegando sus cuerpos, devorando sin suavidad el cuello del mayor, mientras su miembro comenzaba a despertar por debajo del pantalón y la tela de la ropa interior, al escuchar los suspiros que descargaba DongWoo. Las camisetas de ambos fueron jaladas con rapidez, abandonadas en alguna parte del pasillo. Intentaron avanzar hacia la entrada de la habitación pero ensimismados en un nuevo beso que no daba lugar a una respiración armoniosa, los pies del mayor se enredaron con alguna  prenda que estaba en el suelo y, tanto como el profesor de baile, y el Director de producción de un programa radial, fueron a parar sobre un suelo poco pulido.

DongWoo despotrico algunos insultos por ser quien tuvo contacto directo con el frio piso, y HoWon por su parte, apenas sonrió por la torpeza con que manejaban la situación.

-¿Te encuentras bien?-pregunto Lee, quien se encontraba sobre el mayor, intentando levantarse un poco con sus brazos, para quitar el peso de su cuerpo del cuerpo de su amigo.

-Si-Respondió DongWoo.

Ambos sujetos intercambiaron miradas por unos segundos, cada quien perdido en el rostro ajeno. Un torbellino de pensamientos se alzaron en sus mentes, donde las palabras y frases se amontonaban juntas, y todas pujaban por salir al mismo tiempo por la boca de HoWon y DongWoo; y fue el menor quien decidió dar el primer paso para quebrar con ese trance hipnótico.

-Te quiero, DongWoo- Dijo Hoya,  invadiendo nuevamente la cavidad bucal del mayor sin esperar respuesta por parte de este.

Y si bien DongWoo no respondió en ese instante, mientras sus manos tomaban del rostro de Lee, y continuaba con ese beso para llevarlo a un nivel más intenso, y a actos más placenteros, su corazón se aceleraba aún más por esa declaración que hacía tiempo esperaba escuchar.


El despertador sobre la mesita de noche, a un lado de su cama, continuaba sonando. El aparato hacía más de 10 minutos que permanecía emitiendo un sonido estrepitoso y molesto, sin embargo parecía no causar efecto en quien dormía en ese cuarto.

-¡Apaga esa bendita cosa!

La puerta del dormitorio se abrió con brusquedad, como si la hubiesen querido tirar abajo, y el grito de SungYeol, que apenas venia cubierto con el pantalón del pijama, los cabellos salvajemente despeinados y un rostro que ameritaba la falta de sueño, se acoplo al timbre del despertador.

-¡No me puedes decir que no escuchas esta maldita cosa! ¡¿Hace cuánto que no te lavas las orejas?! ¡¿Desde que se fue mamá?!

SungJong, a quien no se le veía ni una mota de pelo por estar hasta la coronilla con el edredón de la cama, apenas se movió y balbuceo alguna palabra que a oídos del mayor no tenían coherencia.

-¡Eishhh!-SungYeol se acercó a la cama y, luego de apagar el despertador con un manotazo, comenzó a sacudir al menor que se quejaba debajo del cobertor-. ¡Vamos! ¡Levanta!

-Noooo… Es temprano…

-Son las nueve de la mañana y tenemos que estar a las 10 en el conservatorio o Stefania nos colgara.

SungYeol continuo sacudiendo al cuerpo perezoso de su hermano, y este último se quejaba entre murmullos. Ciertamente el menor no había logrado descansar bien, perseguido por esa nota de papel que había recibido hacía una semana atrás. Pensando qué demonios podría estar ocultado Yadira, y si la muchacha podría estar corriendo algún tipo de peligro que él desconocía. La madrugada se consumió rápido en lo que él divagaba en sus ideas y finalmente consiguió el sueño cerca de las 5 a.m.

-Vamos, Jongie. Se nos va a hacer tarde, incluso el desayuno está listo.

-Diciéndome eso, no lograras que me levante de la cama. Lo sabias ¿No?- Dijo SungJong, con voz ronca y apagada por seguir oculto debajo del edredón.

El mayor frunció el entre cejo, y una de sus manos comenzó a cernirse en un puño. Con lo que le había costado levantarse más temprano de lo que acostumbra un día domingo, y hacer un desayuno de los que él rara vez come, solo por su hermano menor… SungYeol tiro del edredón azul, con la misma fuerza en que abrió la puerta hace unos minutos, y jalo de los pies de su hermano.

-Suéltame, ¡imbécil!

-No te suelto nada. ¡Te levantas!

-¡Que me sueltes!

-¡Que no!

Un último tirón de los pies de SungJong y este cayo sentado en el suelo. SungYeol se sacudió las manos y sonrió satisfecho.

-Imbécil… Claro, como no tienes a MyungSoo para divertirte, me jodes la existencia a mí.

Y partiendo desde ese comentario poco inocente por parte de SungJong, la recién comenzada jornada de los hermanos Lee se torna complicada por convertir esa mañana en una batalla campal.



-¡¿Dónde mierda esta HoWon y DongWoo, que aún no han llegado?!

Stefania cruzo el pasillo de la planta baja del conservatorio, dejando una estela de polvo por su paso, y el estallido de las puertas de cada aula siendo abiertas por tercera vez por la joven Directora. 

-Tengo una seria duda en este momento. Si ya revisaste el aula una vez, y luego una segunda vez… ¿Cuál es la necesidad de una tercera?

WooHyun tres pasos detrás de la mujer, con su vestimenta totalmente sport, listo para comenzar un “arduo” día de ensayos, se permitía los comentarios sarcásticos hacía la directora, dado a que no  había tenido oportunidad durante la noche anterior para molestarla abiertamente, sin embargo no había sido del todo mala por no llevar un poco de su rutina a cabo. Lejos estaba de ello de ser malo, si quiera aburrida, luego de haber permanecido en la casa de SungKyu hasta las dos de la madrugada, hora en que fueron conscientes, ambos, de que ya era demasiado tarde. Para disgustos de Nam no había sucedió ningún acontecimiento importante, más allá de una extensa platica, risas, unos cruces de miradas y algunos accidentales roces de sus manos, en lo que compartían el sofá de dos cuerpos en la sala del departamento del mayor. Pero para él no había sido una perdida tiempo, en lo más mínimo, la compañía de SungKyu le agradaba y se lo había hecho saber.

-Guarda silencio, Nam.-Dijo Stefania, regresando al Hall del conservatorio, solo para ver alguna señal de sus compañeros-. ¿Dónde están?- Chillo entre dientes como una pequeña niña a la que no le daban con los gustos.

-¿Intentaste llamarlos?-Preguntas MyungSoo, que apoyado en uno de los pilares del salón, permanecía cruzado de brazos  con la capucha del buzo negro puesta, y una diligente mirada sombría. O había dormido poco, o había dormido de más, pensó la directora en lo que respondía a esa inteligente pregunta.

-¡¿Sabes qué no?! No se me había ocurrido.-  Dijo con un notable gesto de preocupación que, tanto como WooHyun, Yadira que estaba al lado del futuro regañado, el futuro regañado, y el guardia de seguridad detrás de la mesa de entrada, se encogieron de hombros y cerraron sus ojos con fuerza, anticipando el estruendo-. ¡Por supuesto que sí, Hombre!

WooHyun con la mejor intención de hacer que su amiga se tranquilizara, comenzó acariciar la espalda de esta de manera lenta y parsimoniosa, sin embargo la joven volteo a verlo con una mirada de pocos ánimos, y fulminante, suficiente para que Nam decidiera cesar con esa terapia y escondiera su mano dentro de la campera mientras se alejaba hacía donde se encontrar MyungSoo y Yadira.

-¿Acaso durmió mal anoche?- pregunto en un susurro WooHyun a la menor.

-Mmmm... Tal vez, no lo sé realmente. Ella durmió en la sala.

Y con eso Nam llego a la conclusión que su amiga durmió en un sofá pequeño en el cual apenas entraba, y acostumbrada a una cama de dos plazas, ciertamente le debía haber sido una tortura.

-Claro, lo tengo muy claro. Es mi culpa que...

-¡Tus tostadas estaban más negras que el carbón! ¿Pretendías matarme o qué?

-¡Pues te hubieses levantado a hacerlas tú, en vez de quedarte en cama, fantaseando con tu compañera de trabajo!

Los presentes observaron a los dos sujetos que ingresaban al Hall del conservatorio, entre curiosos y sorprendidos, a excepción de Yadira que la tonalidad de su rostro variaba entre un rojo intenso a un futuro violeta.

-¡Mendigo, imbécil! ¡Cállate!

SungJong intento lanzarse sobre su hermano, hasta que, mágicamente, se interpuso SungKyu. Nadie lo había visto llegar.

-Ya cálmense los dos. Están dando todo un espectáculo desde que salieron del estacionamiento.

-¡Hyung!-Grito WooHyun con una cierta alegría que asustaba incluso a Stefania, que continuaba ceñuda mirando a todos.

-¡Que Hyung, ni que nada!- Se quejó la directora y apunto con un dedo a SungKyu-Tu, dime ya mismo ¿dónde está DongWoo?

-¿Que me has visto cara de GPS?-Ironizo, sin dar mucha importancia a su compañera de locución nocturna-. ¿Acaso no llego aun?

-Ni él, ni Howon.- Contribuyo MyungSoo, que seguía oculto debajo de la capucha de la campera.

-Pues ahí tienes tu respuesta. Están juntos.-Respondió SungJong, caminando hasta donde se encontraba  su amigo el siniestro, y dejando atrás a su hermano y a SungKyu.

-Comencemos sin ellos.- Finalizo Yadira, entre suspiros quejosos y avanzando por el pasillo seguida por Stefania.

Los hombres que continuaban en el Hall se observaron entre sí, incluyendo al guardia de seguridad, y WooHyun, que parecía rebozar de alegría, decidió comentar:

-Estas chicas están en sus días.

...
...

Los rayos del sol no lograron atravesar la cortina oscura y gruesa que colgaba desde la vara de metal sobre  el ventanal de su habitación. El lugar, alumbrado por la bombilla del velador sobre la mesita de luz, a un lado de la cama de dos plazas ocupadas por un par de muchachos, gozaba de un silencio y calma luego de que, varias horas durante la madrugada, ese cuarto fue envuelto de gemidos y jadeos.  

Dongwoo se revolvió entre las sabanas, dejando sus brazos debajo de su cabeza, y continúo durmiendo. HoWon por otra parte  permanecía ya despierto hacía más de quince minutos, observando el techo de su cuarto, dejando volar su mente... ¿Qué era lo que había hecho? Nada malo. Esa era su respuesta, y estaba convencido de aquello, solo que... ¿A dónde iba a parar su amistad?

No pensaba mucho en que al fin había cruzado una gran barrera entre ser el típico macho dominador de mujeres, a acostarse con un hombre. No tenía que pensarlo, se trataba de DongWoo, su amigo o ¿ex amigo? Como fuese, era especial para él. Pero ahora que habían hecho el amor, tenían que ser novios ¿verdad? Él no sabía estar en una relación. Anteriormente no lo había estado y ahora sentía que no podía decepcionar al muchacho dormido a su lado. No había que ser un genio para saberlo.

-Iremos despacio...

HoWon volteo su cabeza a un costado sorprendido al escuchar el susurro del mayor.

-¿Estabas despierto?

-Hace un buen rato- DongWoo se acercó un poco más hasta el cuerpo del menor y este pasó uno de sus brazos por debajo de la cabeza de él-. Si te preocupa que seamos de ahora en más...

HoWon percibió el diminuto gesto de desilusión en Jang. Hubiese querido hacer de cuenta que no había captado aquello, pero la sonrisa  en los gruesos labios del mayor, carecía de realismo, tanto que había calado un sentimiento de pesimismo en su pecho.

-Hyung... Es imposible pensar en ir despacio luego de lo sucedido está noche.

-Algo te preocupa, Hoya, y sé que esto.

-Sí, para ser honesto me preocupa... Me preocupa el hecho de no saber llevar una relación, ciertamente porque jamás la he tenido. No más de alguna joven que me acompañase por un par de horas. Eso no es mantener una relación.

-Yo tampoco he tenido una, HoWon.

Y eso él lo sabía, aunque en su momento no podía justificar el porqué de que su amigo, siendo tan apuesto, no quisiese estar con alguien. Ahora, si no está equivocado, goza de una respuesta, una respuesta que golpeaba duramente en su conciencia y generaba una nueva pregunta. ¿Cuánto habría sufrido DongWoo cada vez que él tenía sus aventuras?

-¿Te hice daño, Hyung?

...
...

Una vez más, ocupado con el trabajo. Erikka no sabía cómo llamar la atención de su novio. El gimnasio estaba cerrado ese día, ganas de salir de comprar no tenia, y mucho menos quería ir hasta la mansión de su padre, solo para estar encerrada con la presencia de su madre que era bastante hostil, tanto como su padre que de su boca no podría salir palabras que no tuviesen relación con el mundo de los negocios. Podía llegar a estar interesada pero su padre hacía de eso un modo de vida. Y aparentemente, las cosas en ese departamento seguían el mismo rumbo.

JongHyun no salía de su despacho. Había ingresado un par de veces a ese recinto; apagado, donde pugnaban los libros de comercio y derecho en libreros junto a la pared. Demasiado lúgubre y serio para lo que ella acostumbraba. Básicamente su profesión poco tenía que ver con la de su novio, pero para ser parte de lo que se dedicaba su padre, serbia. Lamentablemente no era impresionante a los ojos obsesivos de JongHyun, que no podía más que estar pegado a montones de hojas sobre el escritorio. Aunque hubiese ido a ese cuarto cinco veces, con intenciones de ser cariñosa y amable, su novio no había movido ni un dedo ante su presencia. No más de llegar a decir que estaba ocupado.

Comenzaba a impacientarse demasiado, sobre todo luego del sábado anterior. Prácticamente esa mujer vulgar, porque de otra manera no sabía describirla con esa actitud arrogante y presencia tan simple con que la observo, se llevó toda la atención que ella sentía merecer, y por lo visto lo seguía haciendo.

Fue hasta el dormitorio que compartía con el menor. La cama permanecía desordenada y claramente ella no se pondría a acomodarla cuando tenían una mucama para que lo hiciese, o más bien JongHyun la tenía ya que ese departamento le partencia a su joven novio. Busco el saco color carmín, una boina, y la cartera. Su calzado estaba a un lado de la puerta y una vez lista grito:

-¡Me voy!-Sin sonar molesta, más bien avisando.

Sin embargo no recibió respuesta por parte de quien le interesaba y al salir cerró con  un portazo. Pudo escuchar caer un cuadro en el interior el lugar, pero no sirvió para apaciguarla. Molesta e indignada, con los puños apretados y la mirada furibunda, descendió por el ascensor  con la clara idea de a donde tenía que ir para recibir lo que ella quería.

...
...

Stefania desistió por ese día, con la conclusión de que, a pesar de la abrupta ausencia de los coreógrafos principales, el grupo de cinco hombres delante de ella, había mostrado un mayor avance con respecto al ánimo que le ponían al baile, y a la calidad de voz.  Por su parte, junto con Yadira,  las cosas no habían sido tan malas, no más allá de algún que otro dolor muscular que tuvo al comienzo de la semana por falta de práctica, pero habían logrado coordinar y retomar la agilidad de años atrás. Faltaba arreglar un par de detalles más, con respecto a la banda que tocaría el próximo sábado, pero por ese día se sentían, los 7 presentes, lo bastante realizados como para finalizar el ensayo de esa jornada.

Cada quien busco sus pertenecías dejadas en el suelo del aula y al pasar por la pequeña cocina del conservatorio retiraron cada uno, una botella de agua saborizada del refrigerador. El clima continuaba siendo frio, pero su físico había estado en continuo movimiento, por tal motivo se mantenía en calor. Iban dirigiéndose a la salida cuando la alarma de uno de los vehículos en el estacionamiento, comenzó a escucharse por la edificación. El guardia de seguridad no sé encontraba en el hall, así que, en lo que se apresuraban por ir a ver qué había sucedido, supusieron que el hombre  se encontraba en el mismo lugar al que ellos se dirigían.

-¿Que sucedió acá?- pregunto WooHyun, sorprendido.

Todos los vehículos seguían en el mismo lugar donde sus dueños lo habían dejado, sin embargo el Toyota Corolla de SungYeol como la EcoSport de Stefania, tenían el parabrisas destruido y el capo del auto abollado. Los jóvenes observaron incrédulos la escena.

-Vandalismo-Acuso rápido SungKyu y Nam que estaba a su lado, asintió dando la razón a las palabras del mayor.

-¿Pero cómo?... ¿Cómo ingresaron?

Stefania no podía caer en cuenta, no cuando ella misma había sido la encargada de contratar a la empresa de seguridad, eligiendo una de las mas recomendadas en el país, y hasta entonces jamás habían tenido problema alguno.

-Y ¿el guardia donde esta?

SungJong camino hasta el Toyota, pisando varios cristales en el suelo y lamentando demasiado lo que estaba sucediendo, por su hermano. El mayor de los Lee permanecía en el mismo estado que la Directora; caminaron alrededor de los vehículos, estudiándolos pero sin ser completamente conscientes de lo que pasaba. Mentalmente buscando una explicación

-¿Por qué no se activó la alarma de mi auto?- La mayor entre las mujeres seguía perpleja, mirando detenidamente a la EcoSport, lo dañada que se encontraba y que incluso le habían roto los cristales de las ventanillas. Quiso abrir la puerta del asiento del copiloto pero WooHyun la detuvo.

-No toques nada. Hay que llamar a la policía primero.

Los pasos apresurados de alguien que se acercaba corriendo al lugar, hizo voltear al grupo de jóvenes en dirección a la entrada del estacionamiento. El guardia de seguridad descendía por la rampa, corriendo y con la frente bastante sudada.

-Disculpen...-Dijo al detenerse e intentado tomar aire para relajar sus pulmones. Apoyo las manos en sus pantorrillas, y continuo-. Cuando lo vi en las cámaras de seguridad pensé que era alguno de ustedes, porque estaba cubierto con la capucha del buzo...

-¿Pero cómo ingreso? ¡Las alarmas no sé activaron!- SungYeol comenzaba a molestarse, y por atrás su hermano le susurraba que se calmara.

-No se activó porque tenía un pase de ingreso. El lector lo acepto, y dejo que pasara.- Explico el guardia de seguridad, intentado responder sin quedarse sin aire, y no lo vencieran los nervios.

-Pero estamos todos acá, a excepción de Hoya y DongWoo... ¿Qué nombre recibió el lector?- MyungSoo no parecía alterado, pero internamente le preocupaba.

- El de la señorita Yadira.

-¡¿Yadira?!

Las miradas confundidas se anclaron en la menor y la joven podía palpar de qué se podía tratar todo aquello. O al menos imaginaba quien era el causante y deseaba estar equivocada, aunque su cuerpo estaba teniendo una reacción ante la idea.

- No era ella. Cuando la alarma del vehículo del señor Lee comenzó a sonar, fui al estacionamiento. El auto de usted, Directora, no emitió sonido alguno, cuando llegue ya había sido atacado. El sujeto me vio, salió corriendo, y salí detrás de él. Solo puedo decir que era extranjero. Quizás europeo o americano, pero de corea no era...

Muchos de los presente podían no llegar a entender de que iba todo eso, el porqué de ser atacados o el hecho de que tuviese una credencial de alguien que trabaja en el lugar, sin embargo Yadira sentía su mundo hecho girones y viniéndose abajo. Stefania la observo con preocupación, más de la que pudo albergar la noche anterior. Y por otro lado, junto a SungYeol, el menor de los Lee, no sabía cómo reaccionar; el rostro moreno de la mujer había cambiado a un amarillento y enfermo y lo inquietaba, pero sus emociones también se despertaba la exasperación y la cólera.

-Repito, hay que llamar a la policía.-Insistió WooHyun, mientras alejaba a la directora del vehículo destrozado por miedo a que se pudiese cortar con algunos de los trozos de vidrios desparramados en el suelo-.Cierre todo por favor, señor. No permita el ingreso de nadie a este lugar a excepción de que se trate de HoWon o DongWoo. Nosotros les avisaremos que solo lo hagan por las puertas del hall.- Indico al guardia de seguridad.

SungJong sujeto a su hermano por el brazo y lo arrastro en dirección a las escaleras que llevaban al Hall del conservatorio, iba callado hasta que en su campo visual se interpuso la figura de Yadira, más específicamente, los ojos de la joven. Su mirar fue irascible, y las palabras que salieron de su boca también.

-Hablaremos de esto, luego.- Dijo en un susurro al pasar al lado de la menor. Observo a su hermano y supo que el mayor estaba demasiado perturbado por el destrozo del vehículo que no lo escucho.


Pero Yadira, si, y ese desasosiego que sentía se había vuelto aún más grande. 



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Aparezco, aunque es solo por este capitulo. Realmente estoy muy ocupada y no e contado con mucho tiempo para escribir, agregando que este capitulo lo escribí dos veces, ya que, Dios sabrá porqué, casí trece paginas se borraron por completo, y tuve que comenzar de nuevo. Por eso la incoherencia del texto. De verdad, lamento mucho no poder hacer algo mejor, incluso se suponía que iba a ser mucho mas largo, pero de hacerlo así en marzo hubiese subido el cap, y era mucha la espera. 

Espero les haya gustado estos pequeños párrafos. Intente hacer lo mejor posible. Aún así acepto las criticas, siempre es bueno saber que opinan acerca de lo que escribo. 

Muchas gracias por leer. 

Antes de irme les deseo felices fiestas, aunque yo no soy amante de la navidad ni de año nuevo, en mi caso son generadoras de gastos masivos, aun así les deseo lo mejor para ustedes.


Nos estamos leyendo.


P/D: Den mucho apoyo a Infinite F y espero que esten ansiosa por Infinite, con el teaser ya toque el cielo. 

lunes, 13 de octubre de 2014

El Trébol de la Luna. Cap 9

Capítulo 9

Los minutos, las horas... Los días transcurrieron rápido.  Se había acabado. La semana que había pedido en su empleo para ir hasta Corea, para buscarlo a él, había terminado. El tiempo simplemente corrió con ligereza, cuando él hubiese querido, por primera vez, que pasara a paso lento, como un hombre cuando llega a la vejez, y su andar es lento, demasiado lento.

Los bolsos y valijas preparados para regresar a Irlanda esperaban en ese apartamento que, con sentimientos encontrados, regresaba cada anochecer; simplemente porque no podía permanecer más tiempo en la clínica, porque prácticamente su madre le pedía a ruegos que se tomara un descanso. Incluso ella había dejado la fundación por unos días... O por los que hiciesen falta.

SungKyu se sentía abatido, culpable. Solo si hubiese llegado antes...

Sus ojos viajaron por toda la habitación de ese hospital. Desde mirar el frasco de suero donde una gota caía cada treinta segundos, hasta los monitores arriba de esa camilla, donde las pulsaciones, débiles, pero pulso en fin, se marcaban. Evadía, a conciencia, el otro frasco, a un lado del suero, que de un bordo oscuro y espeso se encargaba de pasar sangre a esas venas que de a poco parecían tomar algo de fuerza. Pero el cuadro del menor seguía sin mejorar. Lo mantenían estable, pero su estado continuaba siendo reservado. Más allá de sujetarlo a esta vida, WooHyun no despertaba. Y nadie sabía si realmente lo haría en algún momento. Y de hacerlo... Las cosas podrían haber cambiado para el moreno.

Observo el papel que tenía en manos. El pasaje de avión que su madre se había encargado de sacar con destino a Irlanda. No quería regresar. Pero era consciente que de no ir, perdería su trabajo. Y no es que le importase demasiado, solo que estaba sustentando gastos del hospital con su propio dinero. WooHyun estaba solo en Busan.  Min Ji había intentado comunicarse con los padres de Nam, inclusive los médicos que se ocupaban del muchacho, pero nadie obtuvo respuesta más que le colgaran el teléfono ni bien mencionaban el nombre de Nam.

 Kim se alejó de la ventana de esa habitación, y tomo asiento a un lado de la camilla. WooHyun permanecía cubierto hasta el torso con una sábana blanca; su brazos por encima de esta, con las muñecas vendadas. El color de su piel seguía macilento, sin embargo, a comparación de cómo lo encontró aquella vez, ahora su pigmentación parecía tener un poco más de fuerza. Posiblemente fuese por las trasfusiones que le estaban haciendo. SungKyu no entendía nada de medicina y ciertamente le molestaba no saber. Quizás si supiese algo serviría de ayuda, despertaría a WooHyun de ese coma... E intentaría sacarlo de ese pozo en que cayo.

Tomo una de las manos del menor entre las suyas. Su pulgar acaricio el dorso, con suavidad, y con lentitud pasmosa la acerco hasta sus labios y la beso. Sus ojos se aguaron de nuevo. Las lágrimas cayeron sin tapujos por su rostro, mojando la mano de WooHyun, y las gotas que no quedaban sobre esa piel, caían sobre las sabanas.

-¿Cuánto tiempo más?- Se preguntó para sí mismo, entre cortos gemidos. Llorar es lo que no quería hacer, pero simplemente debía dejar ir esa angustia de alguna manera-.WooHyun... Por favor.

Se sorbo su nariz, dejando caer la mano del menor, y luego recostó su cabeza sobre el brazo de este, sin dejar de llorar.

-Me estoy por regresar a Irlanda- dijo-. Te lo ruego, no me dejes ir sin antes ver tus ojos de nuevo... Por favor, WooHyun.

La puerta de la habitación se abrió perezosamente. SungKyu no quiso mirar para saber quién era. Sus ojos solo puestos en el rostro de quien amaba y a quien necesitaba.

-Muchacho...-Llamo Eun Ji, la vecina de WooHyun-. Su madre lo está esperando abajo.

Kim apretó las sabanas y ahogando un sollozo, murmuro "Enseguida bajo". Escucho la puerta cerrarse y segundos después sintió una mano sobre su hombro.

-Lo hará en su momento, SungKyu. Cuando él decida que está preparado para enfrentar este mundo nuevamente.

Y sabía que era cierto, sabía que aunque fuese algo metafórico, WooHyun regresaría cuando aunara las fuerzas suficientes para encarar la vida otra vez, con todo y sus defectos. SungKyu se puso de pie; guardo el billete de avión dentro del bolsillo de su parca. Se acercó hasta el rostro del menor, corriendo algunos cabellos que tenía sobre la frente, y depósito un beso allí. Contemplo por largos segundos, los que hubiese querido que fuesen eternos, cada detalle de ese rostro que permanecía dormido.

-Te estaré esperando...- Susurro antes de dejar un beso sobre los labios de Nam-. Te amo, WooHyun.

SungKyu se despidió de Eun Ji, con un fuerte abrazo y dando las gracias por quedarse, desde aquel día, haciéndole compañía. La mujer negó con la cabeza, sonriendo, y apurando a Kim, porque su madre se molestaría.

Abandono el cuarto, camino por el pasillo del segundo piso, sintiendo que todos a su alrededor se movían demasiados rápidos y él permanecía quieto. Tenía un gran vacío en el pecho y se preguntó si WooHyun se había sentido así o peor. <<WooHyun esta solo>> y con eso llego a la conclusión de que no podía compararse al dolor que había soportado el menor. Porque él conservaba a su madre, y en Irlanda tenía amigos que lo esperaban. SungKyu miro a Min Ji, que esperaba a un lado de un taxi, tranquila, con una sonrisa en los labios, una sonrisa que él sabía que era un poco forzada, porque ella también sufría; por el divorcio ya puesto en marcha, por los niños que tenía en el orfanato, por WooHyun, y por él.

Como todo ser humano, sufría.

-Vamos, hijo, que perderás el vuelo.

SungKyu asintió.

...
...

Eun Ji se encargó de acomodar algunas de las cosas de la habitación. No había demasiado, pero en lo que estaba necesitaba hacer algo. Lo hacía sin perder de vista a WooHyun. Como si el muchacho fuese a ponerse de pie y salir corriendo.

-Ojala fuese así.-Se dijo.

Ojala se levantase y corriera detrás del muchacho de pequeños ojos.  Pensó y pensaba seguido. No estaba muy segura, pero probablemente el cariño que había visto de SungKyu por Nam, había sido lo suficientemente grande como para cambiar su idea a acerca de aquel tipo de parejas. Sentía empatía por aquellos jóvenes; por quien permanecía en esa cama sumergido en un sueño profundo, y por quien se iba en contra de su voluntad.

Se había vuelto constante, en su mente, la idea de que la vida muchas veces era injusta, desde aquel día en que todo sucedió. Eun Ji sintió debilidad por un momento, su vista se empaño y unas pocas lágrimas corrieron por su rostro. Era una mujer mayor, con toda una vida transcurrida. Tantas caídas, como alzarse nuevamente sobre ese camino por donde andamos en trecho de nuestras vidas, ella lo habían experimentado miles de veces. Esta vez no estaba directamente ligada al problema, pero, aun así, le afectaba.

WooHyun tenía una pequeña mesa a un lado de la cama, sobre esta  había un par de pequeños regalos que SungKyu y la madre de este iban dejando día tras día. Tarjetas, un jarrón con flores. También se encontraba un libro que le solían leer al muchacho. Eun Ji lo tomo, y busco asiento en la silla que una hora  atrás SungKyu había ocupado.

Emprendió con ánimo la lectura, adentrándose ella misma a la historia que narraba aquel libro, y así otra hora más transcurrió. Su voz golpeaba en los rincones de aquella habitación, con ganas de que el menor pudiese realmente escucharla. En ese lapso una enfermera ingreso a cambiar el frasco de suero de WooHyun. Intercambiaron un par de palabras y la mujer se retiró con una sonrisa y en silencio. Eun Ji continúo leyendo. El recuerdo de cuando muchos años atrás ella le leía a sus nietos, llego a su mente. Esos pequeños momentos pertenecían al lado bueno de su vida. Hubo realmente malos, pensó. Ensimismada, cuanto podía, en el libro y en sus pensamientos, Eun Ji demoro en captar aquel sonido, lo suficientemente fuerte como para igualar el sonido de su voz. Levanto la vista del libro y otra vez su mundo se sacudió y dio un vuelco.

La mujer corrió hacia la puerta de la habitación y llamo, a gritos, a algún médico.

...
...


Camino con pastosidad por la acera. Su cabeza divagando en su hijo, que tristemente se había marchado, con el semblante abatido y culpable por irse en un momento en que quizás lo mejor fuese quedarse; en lo poco que lo había visto y disfrutado; en que ella no sabía cómo hacer para que todo machara sobre riendas. Min Ji había pedido al taxista que la dejara varias cuadras antes de llegar al centro de salud donde se encontraba WooHyun. Necesitaba pensar, meditar y exactamente era lo que estaba haciendo mientras, con la mirada hacia el piso, veía los cambios de colores y diseño de las baldosas de la acera.

Estaba a unos pocos metros de la Clínica, y simplemente sin ánimos de llegar. Era encarar esa realidad que estaba destrozando a SungKyu y, a la vez, a WooHyun. Nadie tenía la certeza de que el menor fuese a despertar, y de hacerlo, no se sabía que daños se podrían haber causado por ese intento de suicido. Ciertamente a WooHyun lo trajeron, inconsciente, a este mundo por apenas un mechón de cabellos. Palabras propias dichas por uno de los médicos que seguía de cerca el caso de Nam. Min Ji sintió el fresco  aire de la tarde, rozar su cuello y manos descubiertas por el saco que tenía puesto. No presto importancia de esto, pero el suceso le hizo recordar lo que guardaba en uno de los bolsillos de su abrigo.

Una libreta pequeña, que cabía en una mano, pero con una gran cantidad de hojas... Cada una escrita por su hijo. SungKyu le había pedido, con voz entre cortada, denotando ese sufrimiento que apenas lograba disimular, que le entregara la libreta a WooHyun en cuanto despertara.  A pesar de todo el joven tenía una esperanza confortante y desgarradora, acerca del futuro del menor. Temía que esas ilusiones que se montaba su hijo, fuese solo eso, ilusiones. Rogaba porque WooHyun abriera sus ojos pronto, o en algún momento.

Creía que no era justo tanto sufrimiento, y en parte, muchos de esos días, su consciencia la atormentaba acusándola por haber dejado ir tan fácil a  WooHyun. Por no insistir en que permaneciera en la fundación, por no ofrecerse ella a darle lugar en su hogar... Porque creía haberlo abandonado.

Min Ji ingreso a la clínica, con el mismo paso fatigado y perezoso que venía manteniendo desde que bajo del taxi. Subió las escaleras, dejando a un lado la opción de tomar el ascensor. Quería permitirse un trecho más de pensamientos, antes de llegar a aquel cuarto donde sus miedos cobraban fuerza y parecían materializarse. Busco la pequeña libreta de SungKyu, y el tiempo que le llevo sacarla del bolsillo de su abrigo, fue el suficiente para observar el largo pasillo del segundo piso de ese centro de salud.

Sus ojos ubicaron la figura anciana de Eun Ji, de pie, delante de la habitación de WooHyun. Inmóvil.

-Disculpe ¿Se encuentra bien?- Pregunto en voz baja, al acercarse a la mujer. Aun no lograban tomar demasiada confianza, pero Min Ji le agradecía, más de lo que podía demostrar, a la mayor por estar al lado de SungKyu y de WooHyun.


Eun Ji volteo a verla en cuanto la escucho, y la menor, de ambas mujeres, hallo desconsuelo y turbación en el mirar de la otra. 


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Que tal? Buen día...

Espero sepan disculpa la demora de mis actualizaciones, simplemente no tengo demasiado tiempo. Trabajo, estudio, y como sabran algunas, soy mamá. Así que bueno... Cada tiempo que me doy, intento escribir algo...

Bueno aquí el penultimo capitulo de este fic. Espero no demorar con el ultimo.

Muchas gracias por leer, y por comentar para quienes lo hacen.

Nos estamos leyendo.

Bye


P/D: Ya estoy poniendo en marcha al siguiente cap de "Culpa de una Fujoshi".