martes, 19 de noviembre de 2013

Culpa de una Fujoshi. Cap 2



Capítulo 2


Había viajado a Estados Unidos, a New york para ser más exactos, a estudiar en una de la universidades del lugar. Tres meses llevaba viviendo en el país. Contaba con pocos amigos, hasta entonces solo hombres. Un día caminando por la calles de la ciudad, comenzó a llover fuerte, y en busca de un refugio entro a un caffe shop. Al momento de cruzar la puerta del local, las campanillas  que estaban sobre esta, sonaron anunciando la entrada de un nuevo cliente. Un poco distraído por la lluvia, que apenas alcanzo mojar sus cabellos, no se percató de que estaba a punto de chocar contra alguien. La humedad sobre su pecho, su camisa a cuadrille azul manchada con un líquido marrón, y un vaso descartable, hecho añicos en el suelo, fueron los causantes del comienzo de su amistad.


-¿Acaso no ves por donde caminas?- Grito la joven, de cabellos oscuros, sujeto en una trenza que caía sobre sus hombros.


Woohyun por su parte solo arqueo una ceja y antes de poder decir algo la joven continúo.


-Ahora por tu culpa no tengo mi café… gente desconsiderada- Añadió ella antes de irse, y de empujar con su brazo al joven delante de ella. Ofendida.


<< ¿Gente desconsiderada?... ¿y mi camisa que?>>


Vaya que en ese continente eran mal educados. <<Loca>>. Así la etiqueto desde ese día.


Sorpresa para Woohyun fue saber que asistían a la misma universidad. Siempre la veía, rodeada de jóvenes, cotilleando, riendo, bromeando, con amistades que eran por igual, de hombres y mujeres. Muy extrovertida. Sin embargo por más, que más de una vez habían cruzado miradas, la joven jamás se acercó a disculparse por lo sucedió en el café, mucho menos él a ella.


Una tarde luego de concluir con una de las clases, camino por el campus en busca de un árbol que le bridara algo de sombra. Era verano y hacia bastante calo; el sol estaba en su mayor resplandor. Encontró un sauce, bastante grande y apartado de los edificios de la universidad; apenas y se encontraban un grupo de jóvenes leyendo, pero lo bastante distanciados como para no sentir la presencia del otro. Tomo asiento, y recostó su cabeza en la áspera madera del tronco. Cerró sus ojos. Necesitaba relajar su mente, demasiados libros de economía durante esos días, lo estresaron. Estaba a punto de dormirse, cuando unos pasos sobre el pastizal verde, se iban acercando hacia él. Abrió sus ojos. Una mueca de confusión se dibujó en su rostro al ver de quien se trataba.


-Hola-Dijo ella animada.


-¿Hola?- Woohyun arqueo una ceja.


-Mmm… Escucha, vengo a pedirte disculpa por el incidente del otro día en el café… La verdad no estaba en mis mejores días.- La joven observo su rostro, incomoda, no estaba acostumbra a pedir perdón. Pero sabía que su comportamiento con el muchacho no había sido el mejor.


-No te preocupes… Esta todo más que bien- fue amable.


-La camisa, sé que te la manche… ¿lograste quitar la mancha?


-Sí. Quedo… bastante bien.-Mintió. La verdad era que la camisa quedo en un tacho de basura luego de varios intentos, fallidos, de restablecer el color. Pero bueno, la chica había sido bastante amable, dejando el orgullo de lado, que no podía decirle en donde termino la prenda.


Luego de eso pueden sacar sus propias conclusiones. Su amistad fue creciendo, hasta el punto de llegar, ahora, compartir vivienda.


Woohyun, se despego de sus recuerdos, cuando escucha una canción proveniente de la radio… Una voz que cautiva cada uno de sus sentidos, pero lastima, ha llegado a la realidad cuando esta finaliza.


-¡Woooow! Vaya cantante escondido tenemos aquí… Deberías dedicarte a eso. Lo de locutor no va contigo.- Luego de tan simpático comentario, escucha la risa de Stefania. Muy normal en ella estar peleando, incluso hasta en horarios de trabajo.


Continúa con la comida. Es cerca de las 11 pm. El programa de radio está llegando al final. No sabe cuánto demorara su amiga en llegar, así que no tiene apuros con la cena. Va hasta la nevera y saca una lata de cerveza. No es muy dado al alcohol, pero de vez en cuando una no viene mal. Hay que ser realista, en el apartamento viven dos jóvenes de 22 años, es, en cierta forma, casi imposible que no haiga una cerveza, sobre todo con las costumbres poco femeninas de Stefania. No es que la joven, vaya por la vida eructando o rascándose la pansa, solo que no posee la delicadeza, de la mujer coreana.


Camina hasta la sala. Aún permanece con la camisa azul y el pantalón negro de vestir del trabajo. Toma asiento en el sofá, y deja relajar su espalda en el respaldo de este. Cierra sus ojos. Su mente divaga, se pierde lejos, y por un momento solo piensa en una sola cosa.


<<Linda voz>>

La comisura de sus labios se encargan de esbozar una sonrisa, mientras escucha a Stefania, hacer porras para que su compañero cierre el programa con otra canción interpretada por él.







-Por Dios que molesta que eres…-Se quejo Kim Sungkyu mientras salen de la cabina de grabación.


Dongwoo espera fuera, sentado en su silla con las piernas cruzadas, papeles en mano, y una sonrisa que se extiende de oreja a oreja.


-Ahh que amargo que eres chico… De verdad deberías dedicarte a la música. A ver si se te quita lo antipático.- Espeta Stefania con poco humor, y gesto de disgusto en su rostro.


<< ¿Antipático? ¿Me dijo antipático?>> Esa mujer lograba acabar con su poca paciencia.


-Pero si soy el tipo más simpático del país…


-Pfff…- y la joven solo logra reír a carcajada suelta, antes las palabras Kim


-Bueno, bueno, bueno, bueno.- Repite varias veces Dongwoo. intentando llamar la atención de los dos locutores que no hacen más que pelear.-Es hora de una pequeña reunión para una revisión del programa de mañana…-Continua hablando mientras se pone de pie, y se acerca a ese par, que se dirigen miradas poco amistosas.


Stefania alza una mano y pide que le otorguen unos minutos. Necesita avisar a alguien, no especifica a quien, que llegara un poco tarde. Sungkyu frunce el entre cejo. ¿Acaso la joven tiene una pareja quien espere por ella? Hasta donde él sabe su compañera está sola en corea; el resto de su familia está distribuida por todo el planeta. Tiene el conocimiento de que posee varias hermanas, pero asentadas, cada una, en distintos países. Y sus padres, pues no habla mucho de ellos. Stefania regresa al cabo de un minuto-sí que habla rápido- Y Sungkyu se distrae un momento, y piensa ¿Qué persona tiene tanta paciencia como para aguantar una persona así?


<<Otro loco de seguro>>



-¡Euuu!- Grita la joven, en el oído del mayor solo para que este regresara de su letargo.


-¡¿Pero qué demonios te sucede?!¡¿Por qué mierda me gritas?!


 Dongwoo baja la mirada al suelo, rasca su nuca, exasperado, y suelta un suspiro harto de la situación. Quiere, cuanto antes, concluir con la charla, que ese par se fuera cada uno a su respectiva casa, y dejen de pelear. No puede negar que le resulta gracioso, pero llegaba momentos que se volvía agobiante y tedioso tener que escuchar las críticas, poco constructivas, que se arrojaban el uno al otro. No comprende por qué, pero se da cuenta que se ha tornado como una costumbre, una mala costumbre. Deja los papeles sobre la mesa donde tiene todo el equipo de sonido, y da un golpe, con su puño cerrado sobre esta. El sonido fuerte y seco, logra callar los labios de los locutores, que lentamente desvían su mirada hacia el Director de Programación. Saben a la perfección, que esa actitud en Jang no es para nada común, y también saben que solo reacciona de esa forma, cuando ya han logrado crispar con sus nervios.


-Bien, ahora que todos estamos tranquilo…-dice con una sonrisa. Solo Dongwoo puede con ese cinismo- podemos comenzar.


Platican durante media hora. Ven detalles que se pueden cambiar de la programación del día siguiente. También agregan otras cosas. Y por último, comentan el nuevo segmento que tendrán. Un espacio para debatir y reflexionar, propuesto por Stefania.


Una vez se despidieron, Dongwoo se retiro caminado despacio, hasta llegar a su Audi. Tiene los ánimos a flor de piel, entre ansioso y alegre. Para él la noche aún no termina, sigue. Alguien lo espera. Abrocha su cinturón de seguridad, y se mira a través del retrovisor que está delante de él. Acomoda sus cabellos con las manos y arranca el auto. <<Una cita>> piensa. Al menos eso le gustaría que fuera.








La luz que brinda la luna y el calor de la noche, es una combinación perfecta para pasar el resto de las horas nocturnas, dando un paseo con una buena compañía. Los habitantes de la ciudad parecen percibir lo mismo que él. Las calles de la ciudad, a pesar de ser día de semana, están infestadas de personas. Parejas, que caminan con algo de melosidad tomados de sus manos, amigos que charlan y se juntan en puntos claves, donde la juventud predomina, para compartir un rato agradable y otros solitarios que se conforman con solo caminar y dejarse llevar por un momento de sosiego.


Se detiene, en un semáforo en rojo, espera a que cambie de color a verde, y continúa. Falta poco por llegar al edificio donde se encuentra su vivienda. Dobla en una avenida, a la izquierda, y sus pequeños ojos ya visualizan la inmensa edificación. Frunce el entre cejo. Tienes ganas de estar fuera, en la calle. Pero el tiempo y el cansancio no juegan un papel a su favor. Estaciona el vehículo en la cochera, camina hasta llegar a las puertas de metal del ascensor, y lo llama. 7° piso es su destino.


Cuando ingresa a su apartamento, se detiene bajo el umbral de la puerta de entrada. Prende la luz de la sala y observa. El lugar es demasiado grande, y silencioso. No le gusta, le incomoda. Quiere un poco de bulla. Aunque considera que por ese día ya ha tenido suficiente.


<<Suficiente con las peleas de Stefania>> piensa.


Sungkyu abandona su bolso negro con franjas horizontales grises, sobre el sofá blanco de dos cuerpos. Corre un poco las cortinas beige, con la intención de que la luz de la luna se deje colar por el ventanal. Tiene una maravillosa vista de la ciudad, y por unos minutos se queda mirando, se escapa, aunque sea solo en su mente, y se pierde por la orillas del rio Han. Recorre el apartamento con sus pies descalzo tocando el frio parquet marrón del suelo. Se dirige al baño. Le apetece, de manera urgente, tomar una ducha. Luego cenar algo que encuentre en la nevera y al final dormir.


El agua sobre su cuerpo a resultado ser como un somnífero. Ha logrado relajar cada musculo, hasta sentir la sensación de calma y serenidad. Antes de pasar a la cama, toma un bocadillo rápido en la cocina. Algo fácil y rápido de preparar. Vive solo, y rara vez come en abundancia en su hogar. Por uno segundos se detiene en la sala, turbado. En una esquina esta su mejor acompañante, el receptor de sus penas. Su piano de cola. Lo tiene en el abandono, lleva tiempo sin acariciar sus teclas, y dejar que sus dedos se deslicen sobre estas, creando una suave melodía para el ambiente en soledad del apartamento. Se tienta, y quiere retomar, pero no, aparta su vista del instrumento, tan inmediatamente como la idea quiere vivificarse y se encierra en su habitación. Es como su confidente, y ha sido testigo de la ruptura con su único amor. Volver a tocar el piano, es para él, revivir viejos recuerdos que prefiere dejar enterrados, y no volver experimentar.







-¿Es que acaso no te cansas de pelear?- Se sienta en una de las banquetas, frente a la barra, y deja sobre esta el plato de vidrio con fideos.


Stefania lo observa, sorprendida, mientras pincha con su tenedor un trozo de carne, lo lleva a la boca y luego de masticar digiere.-Yo no comienzo, es que él es muy odioso, y de poca paciencia-Explica-Aparte ponte a pensar, tal y como yo acepto sus costumbres, a medias, que me acepte como soy, van a ser seis meses que trabajo junto a él.


Woohyun solo asiente, y come.


Han estado conversando desde que llego Stefania, de algunos detalles de su jornada. Sin embargo, la curiosidad pica en el consiente de Nam Woohyun.


-Por cierto, el locutor que está contigo, canta muy bien.-Le ha costado formular la frase, y lo ha dicho casi avergonzado, pero no entiende porque.


Stefania, asiente con su cabeza, sin dejar de comer. Los fideos están deliciosos, Woohyun tiene gran mano para las artes culinarias, aunque no le guste admitirlo. Come rápido, casi atragantada, ha pasado su día sin bocado alguno, más que con unas cuantas botellas de agua saborizada o coca cola. Y es muy probable que sea el cansancio que siente su mente y cuerpo, que ha dejado pasar por alto ese comentario del mayor.


-Es cierto, es muy bueno. Casi muero cuando lo escuche cantar. Lástima que su mal genio lo caga todo.-Frunce el entre cejo y deja el tenedor, a un lado de su plato.-Ya termine. Quieres que te ayude lavar los trastos.


-No, yo me encargo. He visto que limpiaste todo hoy, así que vete no más, que nadie te necesita.-Suelta una risa, mientras la despide con un gesto de sus manos.


-¿Por qué te tratas de nadie, Woohyun?- Su carcajada se deja escuchar por todo el apartamento- ¿Quién ríe ahora? ¿Quién? ¿Quién?-Woohyun arquea una ceja mientras comienza a levantarse de la banqueta. Stefania se da cuenta que su estado de ánimo esta alterado, y se relaja, pero sin quitar la sonrisa burlista de sus labios.-Ok no, es el sueño que me tiene así. Mejor me voy.


Se despide de su amigo con un beso en la mejilla, como acostumbra, y pasa directo al baño. Aún le queda “desmugrarse” como dice ella.


Woohyun por otra parte, queda solo en la cocina, lavando y acomodando todo el lugar. No hay mucho para hacer, ya que dos adultos, aburridos, sin ganas de nada, no ensucian mucho. Lava las cacerolas, y salpica un poco de agua en su delantal negro. Él ya está con su pijama, como Stefania había demorado en llegar, utilizo ese tiempo para una ducha y cambiar la muda de ropa, por la de dormir.


Sus pies descalzo sobre las baldosa, siguen el ritmo de una melodía silenciosa en el apartamento, pero que de manera, extraña, hace demasiado ruido en su mente. Esa pequeña parte que llego escuchar del tema interpretado por el compañero de Stefania, se ha instalado en su cerebro, pero es más que eso. Ha sido su voz.

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Segundo cap...


No hay mucho por comentar jejeje


Solo que haya gustado


Kiss

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