martes, 19 de noviembre de 2013

Culpa de Una Fujoshi. Cap 3


Capítulo 3


Los primeros rayos del sol del día, entran sin permiso por el ventanal de la habitación. La alarma del despertador comienza a sonar, y sus oídos lo perciben en el primer momento. Estira su brazo por debajo de las sabanas hasta lograr sentir el aire cálido de la mañana acariciar sus dedos. Alza un poco su mano, y de un solo golpe apaga el aparato, que se atreve a interrumpir su poco decente sueño. Poco decente, porque literalmente ha dormido poco. Se atreve a descubrir su rostro, y observa su bendito reloj. 6:30 am y él ya comienza su día.


-Pues ni modo solo queda levantarse- Su voz ronca y somnolienta aun.


Tan pronto como lo dice ya se encuentra de pies, fuera de su cuarto, camino al baño, que está en frente, del otro lado del pasillo. Dirige una mirada fugas a la habitación que está al lado de la suya. La puerta se encuentra cerrada. <<Puede caer una bomba y no se levantara>> Quizás no tanto así, pero Stefania recién abre sus ojos a las 9 de la mañana, ya que entra a trabajar a la 1pm. Aprovecha dormir un poco más.


-Que hija de mil… tan afortunada-Gruñe, pero no lo ha dicho con malas intenciones. Podría decirse que es una forma cariñosa que tienen para tratarse.


Luego de un baño, para terminar de desperezar sus cuerpo, Woohyun se toma su tiempo en desayunar. Algo bien preparado como debe de ser. Un desayuno al estilo Coreano. No comprende como su amiga logra sobrevivir el día entero solo con un café y una tostada. <<Mala costumbre>> Piensa. Él, en cambio, se detiene hasta almorzar en su trabajo. Ella ni eso.


Lava lo que ensucia, seca y guarda en la alacena. Termina de acomodar los gemelos en la muñeca de su camisa blanca, y por ese día prefiere no usar chaqueta, ni corbata. Busca en su habitación su maletín, y algunas carpetas. Prefiere no pensar, pero hoy su rutina va a ser más complicada de lo que acostumbra. Tendrá que recibir a los socios Japoneses, ya que su padre no se encuentra en el país. Debe admitir que a pesar de haber estudiado para encargarse, en un futuro, de la firma de su progenitor, ya está, ciertamente, cansado. Puede decir que, incluso, siente envidia de Stefania y su guitarra. Porque si, la música es lo que le gusta, y el futbol, pero claro, no todo se puede en la vida, o tal vez sí, pero su padre y sus negocios son su obstáculo, la piedra molesta en el zapato, si eso es. Ha y para variar es único hijo.


Su auto, un Audi A7 negro, circula por las calles de la ciudad, a una velocidad moderada, pero a la vez algo rápido. Woohyun puede llegar a decir que, manejar, le resulta des estresante. Le agrada tener el volante en mano, saber que es el quien manda, y domina. Y también debe agregar que es su momento de libertad para pensar, despreocupadamente.


Ya se encuentra, en la cochera del edificio de su trabajo, de la sucursal que él tiene a su cargo, más tarde tendrá que llegarse al aeropuerto, a recibir a los extranjeros. Dar una cálida bienvenida, llevarlos a comer y por supuesto, lo más importante, hablar de negocios. Frunce el entre cejo. Las puertas del ascensor se están por abrir, y una vez lo hagan, oficialmente su rutina comenzara.








Entre cierra los ojos, y una vez más mira su reflejo en el espejo del baño. Desastre. Hace una media hora que esta despierta, y unos cinco minutos que se ha levantado. Ese extenso periodo que paso en la cama, con los brazos detrás de la cabeza, y las piernas estiradas en la pared, tiempo que uso para hacer nada productivo, literalmente. No tenía intenciones de despegarse del colchón, y solo buscaba escusas para no salir de entre las sabanas. Luego de cierto tiempo, que ella considero el necesario para desperezarse, bajo sus pies al suelo, y otro rato más se detuvo a “reflexionar” acerca de la vida, mientras seguía sentada en  la orilla de la cama. Para sincerarnos un poco, no piensa en nada, pero ya es un hábito que tiene. Ahora se observa en el espejo y no sabe si correr y esconderse dentro del armario de su habitación, o reírse. Ninguna de las dos. Ya es tiempo que se acostumbre a su imagen de cada mañana. Stefania es de cabellos ondulados, con bastante volumen, y largo hasta la cintura. Pero el corte que lleva, es tan lindo como un desastre, sobre todo por las mañanas cuando se levanta. Parece la melena de un león, y su cara, por dios su cara, es mejor perderla que encontrarla.


Recuerda, que ese día, debe ir una hora antes al conservatorio. Así que comienza a apresurarse. Tiene que acomodar la casa, bañarse, buscar las partituras para la clase de ese día, repasar el tema que tratara en la noche, en el programa de radio. Y son las diez de la mañana y a las doce tendría que estar tocando el suelo de la academia. Bien que dios se apiade de ella, porque se supone que solo cuenta con hora y media, el resto es lo que le toma ir desde el edificio hasta su lugar de trabajo. Definitivamente no tendría que haberse relajado tanto en su cama.


Suelta un suspiro. ¿Por qué demonios le cuesta tanto levantarse temprano?








 Calor, está haciendo demasiado calor dentro de la sala. Y eso se está notando en cada uno de sus estudiantes. Las gotas de sudor caen por el rostro de los menores, pero parece no importar, siguen poniendo empeño en aprender cada paso. Howon se detiene a pensar, si está siendo muy exigente con su grupo, y por eso están agitados y transpirando, o por el calor. En todo caso está el aire acondicionado, pero parece no hacer efecto en el cuerpo de ninguno


Screan de Usher, retumba entre las cuatros paredes. La música y el sonido de las suelas de las zapatilla chocando contra el suelo, resulta magnifico. Parecen estar todos en su elemento. Movimientos precisos, casi rayando la perfección, pero no, aun les falta, y solo un poco. Es admirable, ese grupo es el mejor que hay en toda la academia, bailan no solo porque lo hacen bien, si no que, hay sentimiento. Se percibe con solo ver las sonrisas en sus rostros.


Howon se acerca hasta la mesa donde tiene el reproductor musical, y detiene la música. Los menores se quedan estáticos, perplejos, y luego sueltan un abucheo entre todos.


-Creo que no se han dado cuenta, pero la clase ya termino. Es más nos hemos extendido varios minutos más de la hora…-Dice Howon mientras ríe.


Le agrada el entusiasmo de sus alumnos, pero vamos, él se merece un descanso. Aún le queda dos clases más durante la tarde, y hay que decir que el día anterior se fue a dormir tarde. Por eso se está sintiendo más pesado y agotado de lo normal. Sus alumnos se despiden de él, y se retiran. Se queda solo, mira la hora en su móvil y ya es mediodía, casi la una de la tarde. Momento de almorzar. Camina hasta la puerta del aula, y cuando sale, ve a Stefania correr por el pasillo hacia su dirección. Cargando la guitarra sobre su espalda, el bolso que cruza sobre su cuerpo, y una carpeta que mantiene bien sujeta en su brazo izquierdo.


-Hola Stef…


-¡Yadira me mataraaaaa!


Y la joven ignora por completo su presencia, y continua, a paso presuroso hasta el final del pasillo, y desaparece cuando dobla a la izquierda.


Howon no hace más que sonreír y sigue en plan de que debe comer algo, y tomar una bebida energizante cuanto antes o caerá de rodilla al suelo. Haber salido a cenar, la noche anterior, con Dongwoo y finalizar la salida con una batalla de baile en el apartamento de su amigo, lo dejo muerto. Para la próxima debería tener en cuenta, que es mejor salir a divertirse los fin de semana, cuando no hay que levantarse temprano para ir a trabajar.

Es el profesor de danza, hip hop para ser más precisos. Le encanta, no lo puede negar. Bailar es todo para él, pero tiene que ser sincero, exige demasiado esfuerzo físico, con el cual ese día no cuenta. Aunque a pesar de todo, ese día ha amanecido de buen ánimo. Y a su mente acude la imagen de un sonriente Jang Dongwoo, en la noche anterior.






Yadira observa la pantalla de su ordenador, teclea unas cuantas palabras, y regresa la vista de nuevo a la planilla de alumnos, que tiene a un lado suyo, sobre su escritorio. Esta demasiado concentrada, muy metida en su trabajo, hasta que el sonido brusco y seco de la puerta de la oficina, al abrirse, capta toda su atención. Stefania está de pie bajo el umbral, con su pelo suelto y des peinado. Su blusa gris, holgada de algodón, mal acomodada, casi se puede asegurar que se la ha puesto sin planchar. ¡Ah! pero lo más curioso es ver a la joven tan agitada como si hubiera corrido una maratón.


-¡Ahhhh! Lo siento, lo siento de verdad... Disculpa se me hizo tarde…


-¿Eh? ¿De qué hablas? ¿Por qué me pides disculpas?- La menor arquea una ceja. No entiende nada.


Stefania se queda estática. Se da cuenta que no hay indicios de que Yadira hubiera estado esperando por su llegada, o que planeara en algún momento, retirarse del establecimiento. Es más percibe la confusión en el rostro de su compañera. Stefania se golpea la frente con la palma de su mano, como si recién ahora, se diera cuenta de algo.


-Dime, hoy no tienes que dar tu examen de conducir. ¿Verdad?


Yadira niega con su cabeza.


-No. Tengo que dar el examen, sí, pero el viernes de la semana entrante.-Se explica la joven y luego…- Por cierto ¿hoy no tenías que renovar el carnet de conducir?


Y ahí está su dilema, resuelto, por alguna manera decirlo. Confundió las fechas y no hay manera de que llegue a tiempo para solucionar el problema. Tiene su carnet vencido de hace unos días, y no quiere arriesgarse a conducir otra vez por la ciudad. Si la detiene la policía no solo le pondrán una multa si no que le van a retener el auto, sin mencionar que el vehículo tuvo una falla, antes de salir del edificio, y se tuvo que manejar en taxi. Perfecto, ¿qué más le puede pasar? ¿Ahora cuándo podrá ver lo del carnet? Y su auto en terapia en un taller, a partir de mañana. Porque tiene que estar ella para que lo retiren. Stefania se acerca hasta el escritorio de Yadira y toma asiento en una de las sillas desocupadas. La guitarra la deja a un lado suyo. Suspira.


-Me quiero matar…


Yadira sonríe. La verdad es que no le sorprende que la mayor se equivocara, otra vez. La joven de cabellos castaños, poco más arriba de la cintura, y tez morena, es la secretearía del conservatorio, desde el momento en que se inauguró, pero amiga de Stefania desde mucho antes, hace dos años. Cuando Stefania viajo con Woohyun a corea por vacaciones, aunque el joven ya viviera en el país. Coincidieron en un evento otaku, y para ser más exactos, fue un género en particular lo que entablo la charla y luego dio comienzo a una amistad. Yaoi es ese gusto.


-No te mates. Hay trabajo para hacer. Demasiado. Hoy tienes dos clases, a las 17 hs y a las 19 hs. Myungsoo llegara dentro de unos minutos a revisar las partituras que tocaran durante las clases… y…-Se detiene, por que Stefania le ha puesto un alto con su mano.


-No digas más nada. Me estas corriendo indirectamente. Ahora mismo me voy-Suena divertidamente ofendida


Se levanta, pone su guitarra sobre su espalda, comienza a caminar hacia la puerta, con bastante parsimonia, arrastrando los pies sobre el suelo. Lento como si recién se levantara de dormir, y hubiera estado de fiesta durante la noche anterior.


Yadiz pone en blanco sus ojos, y se cruza de brazos.


-Vete ¡YA!


-Bueno, no te enojes…


Stefania desaparece de la oficina entre silenciosas ricillas.






Myungsoo entra a la cochera que tiene el conservatorio. Estaciona donde siempre suele dejar su moto, junto a la de Howon. Se saca el casco lo cruza en su brazo, y se baja. Es profesor de canto, y hoy tiene una clase compartida con su "casi" jefa. "Casi" porque lo que menos parece Stefania, es una jefa. Es mas, todos la consideran como a la hermana, a la cual se le ha perdido un tornillo. En el buen sentido.


Ese día ha llegado antes, tiene muchas ganas de no estar en su casa. Se puede decir que cada hijo venera a su madre, y la tiene sobre un pedestal. Pero un caso distinto es el suyo. Él no la odia, pero tampoco le tiene mucho afecto. No por algo trágico que hubiera sucedido en su pasado, ni cerca, tuvo una infancia discretamente feliz. Claro, hasta que su padre falleció, cuando solo tenía 15 años y su madre contrajera matrimonio de nuevo, con el mejor amigo de su papá. Ahí Myungsoo se dio cuenta que su mamá venía con historia antigua con su padrastro, y la imagen que tenia de su progenitora, cayó en decadencia. Más aun cuando el paso a ocupar un lugar, luego del perro caniche que tiene la mujer, y de la planta abandonada sobre la mesa en un rincón oscuro de la sala. Al menos así parecía.


Lo bueno, y que aún lo pone de ánimos para sonreír, esa tarde luego de desocuparse, ira a ver su nuevo departamento. Que mejor que vivir solo ¿verdad? Sin nadie quien moleste, y en completa independencia. Paz absoluta. Debe agradecer a Sungjong que le ayudo a conseguirlo. Uno de sus mejores amigos, y profesor de danza femenina. Si es raro, pero los bailes para mujeres se le dan bastante bien al menor.


Camina hasta la entrada del conservatorio, tranquilo, sin pensar en algo relativamente importante. Un auto bastante lujoso se detiene ante el edificio. Un Toyota corolla gris que reconocería en donde fuera. Vidrios polarizados que no dejan ver nada del interior, y aun así, sabe quiénes son los que lo ocupan. Dentro esta Sungjong y su hermano mayor, Sungyeol. Este último, según Myungsoo, mejor no opinar. O quizás sí, la verdad no ha cruzado en su vida una palabra con él. Pero por lo poco que lo ha observado, se juega el sueldo a que es un cretino.


-Hola, Myungsoo.


Sungjong ha bajado del auto y está de pie frente a él. Con esa alegría que Myungsoo le gustaría saber de dónde sale.


-¿Qué tal, Jongie?- deja escapar un suspiro, mientras ve el Toyota alejarse. Y lo mejor de todo que no se ha dado cuenta de ello. Salvo el menor que prefiere callar, y guardar sus comentarios y risas para más luego.


Ambos van caminado por uno de los pasillos del conservatorio charlando de cosas banales, e irrelevantes, y por unos segundos se quedan de pie. Observan venir, desde el otro extremo del pasillo, a Stefania con su teléfono en mano y a un lado de su oreja.


-¡Ahhhh! Por favor. ¿Sí? Perfecto. Entonces te espero fuera de la radio. Adiós que tengas un buen almuerzo.- Ríe burlista y corta la llamada. Mira a los dos jóvenes que se van acercando, ambos, hacia ella- ¡Hi! ¿Cómo están?-Sin embargo no recibe la respuesta que espera.


-¿Qué haces tan temprano?


-¿No tenía que ir a renovar tu carnet de conducir?- Myungsoo continua con la pregunta del menor.


El rostro de Stefania se torna en un gesto, raro. Como de sorpresa con mezcla de decepción. Frunce el entre cejo.


-No puede ser ¿hasta ustedes lo sabían? Y ¿Por qué carajo no me avisan?






La noche, ya está sobre Seúl. Iluminando el cielo nocturno con sus estrellas centelleantes y una luna, redonda y grande. Refulgente como queriendo captar los ojos curiosos de cada ser viviente en esa ciudad.


Uprising de Muse se escucha a través de sus audífonos. Están en la tanda musical.


-Interchanging mind control. Come let the, revolution takes its toll…- Los labios de Sungkyu van susurrando la canción, aprovechando que nadie, salvo Stefania que está sentada a unos metros de él, lo pueden escuchar.


Hace un buen rato que han comenzado con el programa. El mayor relaja su cuerpo sobre la silla mientras lee un libro, esperando volver al aire. Stefania por otro lado se concentra en el tema que está por hablar en el siguiente bloque. Ambos sin decir palabra alguna ¿A qué se debe tanta tranquilidad entre ambos locutores? Pues es a causa que Stefania ingreso a la radio con un humor de perros. Gritando que se le había pasado el bus, que ningún taxi la quiso levantar, y por sobre todo que no estaba dispuesta a recibir ninguna queja de nadie, ya que llego dos minutos antes de comenzar con el programa, argumentando que al primero que le dijera “ah” lo castraba con la tijera sin filo que guardaba dentro de su bolso. Así de simple, así de directa. Así de violenta.


Tomando las palabras de la joven, con veracidad, Dongwoo y Sungkyu se observaron y pasaron saliva por su garganta, con brusquedad y temor. También hay que añadir el rostro de pocos amigos que tenía. Aunque ahora esta calmada. ¿Alguna vez han escuchado el dicho que dice, que la música calma a las fieras? –Eso último referido a un animal salvaje-. Pues Kim Sungkyu garantiza al cien por ciento que dicha calma, es a causa de Muse. Pero mejor no comentárselo a Stefania. Teme que el aura negra con la que llego esa noche regrese. Y de verdad quiere conservar, sanas, sus partes íntimas.


Aparto su libro a un lado, y se enderezo en su silla. Dongwoo les hace seña desde el otro lado del cristal, que regresan al aire.


Stefania se acerca hasta su micrófono, seria.


-Bueno acá estamos de regreso, en el último bloque del programa- Sungkyu comienza hablar, y observa a la joven- Hoy le traemos un nuevo segmento, que será parte de los viernes.


-Vamos a debatir, reflexionar, razonar, o simplemente dar alguna opinión. Eso sí, seamos abiertos a cualquier tema, sin quejas.-Stefania parece animada ahora.


-Como algunos de nuestros seguidores sabrán ya, hemos hecho una encuesta por twitter. Y en base sus respuestas, y comentarios se ha elegido un tema ganador. Hoy ¡esss!-suena tambores redoblarse de fondo.


-Bullying!- Stefania empieza a seguir el ritmo de la canción que ha puesto Dongwoo. She loves me not de Papa Roach.- ¡WoooW! Interesante, cuantos comentarios han dejado.


Cada uno observa las pantallas de sus laptops


-Incluso por Facebook los oyentes se han animado a dejar sus comentarios.


-Pues bien comencemos- La música de Papa Roach suena por unos segundo más alto, y luego baja- Bullying, es agredir o humillar a otra persona. Insultar, divulgar rumores, lastimar físicamente o intencionalmente ignorar a alguien también son formas de Bullying.


-Puede ocurrir a través del celular, en persona, escrito, en la escuela, en el barrio, en algún transporte, en tu casa e incluso en redes sociales. Sea donde sea, el Bullying no debe permitirse, es inaceptable


-Es un problema que le afecta a millones de niños, sin importar de donde son ni de dónde vienen. Es un problema grave que se da principalmente en las escuelas. Es un problema que debe solucionarse cuanto antes.


-Los bullies molestan a los más pequeños o a los niños más vulnerables. Apuntan a los niños que son diferentes, que no usan ropa de moda o que forman parte de una minoría social o racial. Molestan a niños que se están desarrollando y son torpes con su cuerpo, o con sobrepeso, o hasta los más estudiosos o muy tímidos. No necesitan mucho para inspirarse si tienen la intención de herir, humillar o dejar de lado a alguien de su círculo de amigos. No sólo humilla a los niños que son atacados, también afecta a los testigos cercanos, especialmente si ellos no saben qué hacer al respecto.  No es una broma o un juego, es inaceptable.


Papa Roach deja de escucharse y comienza a sonar The beatiful people de Marilyn Manson. Ambos locutores, incluso Dongwoo que está en la sala de control, parecen bastante interesados en el tema. Stefania continua mientras mueve un poco su silla de lado a lado. Las rueditas que tiene debajo logran hacerlo más fácil.


-Incluso se da el cyber-bullying que se expande viralmente por la web, y puede humillar de una manera más difícil de controlar.


-Esto es algo que nos concierne a todos. Que nos puede involucrar directa e indirectamente. Hoy incluso algunos oyentes, se han animado han mandarnos por inbox sus propias experiencias personales, con respecto al Bullying.


El programa avanza. Comienzan a recibir algunos llamados al aire, dando sus opiniones acerca del tema que se está tratando. Están demasiados ensimismados en la cuestión, Y sorprende saber que no son pocos los que sufren abusos de Bullying. Y otros que no lo han vivido aun, están poniendo al aire, sus pensamientos ideas y planes, para detener el acoso/hostigamiento.






De pie fuera, sola y esperando para que la pasen a buscar. Stefania agradece que sea verano. Aunque el calor húmedo que se siente en la ciudad, resulta un tanto molesto y fastidioso. Sus fosas nasales logran percibir un aroma que le gusta, le agrada. Es el de tierra mojada. Levanta la mirada al cielo y a los lejos logra visualizar alguna nubes. Puede asegurar que lloverá durante el fin de semana. Que poco le ha durado a la luna presumir de su belleza.


La puerta de salida de la radio se abre, y aparece Sungkyu. Tiene puesto un polo blanco con unos Jean azules. Un estilo bastante agradable a la ojos de cualquiera. El mayor la observa curioso.


-¿Qué haces aun aquí… y sola?- Pregunta


-Esperando que me pasen a buscar


-Y ¿tú auto?


-No me hables del auto, ni del carnet. Simplemente no me lo recuerdes-dice casi gruñendo


-Por cierto ¿hoy no tenías que renovar tu carnet?


<<Perfecto>> Stefania no sabe si darse la cabeza contra la pared del edificio o que se habrá la tierra y se la trague. ¿Cómo puede ser que todos lo recordaran menos ella que se tenía que encargar de hacerlo? Imposible no tildarse como estúpida. Deja escapar un suspiro mientras se encoje de hombros. Está esperando por Woohyun, han quedado de que el la pasaría a buscar luego de que saliera del trabajo. Y aunque ha demorado otra vez en desocuparse, ya que Dongwoo convoco a otra reunión antes de retirarse, para dar aviso de que buscaria a alguien más para que se suma al equipo de trabajo, su amigo aun no aparece. Por lo menos no está sola en medio de la noche. Jang se fue primero apresurado como siempre.


-¿Estas segura que te vendrán a buscar?-Sungkyu de nuevo


-Siiii... No creo que me dejen abandonada como perro en la calle


-Yo lo haría…


Stefania alza su mano, la que está desocupada, porque en la otra aun lleva la carpeta con las partituras de una canción de Myungsoo que debe practicar, y el listado de alumnos nuevos que Yadira le pasó antes de retirarse del conservatorio. La cierra en un puño y pega en el brazo de Sungkyu que emite un leve un quejido.


-¿Qué demonios te sucede? ¿Por qué me pegas?


Y ahí van de nuevo. Otra vez comienzan con sus patéticas discusiones sin sentido, que solo ellos pueden tener. Tan metidos están que no captan la presencia de moreno delgado que está bajando de un Audi negro. El joven comienza acercarse a ambos, con el entre cejo fruncido. Su camisa blanca, pantalón de vestir negro y zapatos bien lustrados. Woohyun es lo más parecido a la perfección. Nam aclara un poco su garganta, haciendo un poco de ruido para hacerse notar delante de ese par que no dejan de arrojarse palabras, demasiados lejanas, a una muestra de cariño.


-Disculpen…


Stefania gira bruscamente su cabeza a un lado, y siente el tirón de los músculos de su cuello. Su rostro demuestra una mueca de dolor. <<La puta madre>> Piensa y ya sabe a quién echarle la culpa, pero antes de decir algo, se queda quieta, inmóvil. Acaricia la zona dolorida, y observa de soslayo a los dos jóvenes, y de pronto escucha la ridiculez más grande antes dicha…


-¿Es tu novio, Stefania?- Y mejor aún, la pregunta ha sido cantada a coro.


La cara de “No me jodas, estas charlando” de Stefania es épica.


-¿pero que acaso ustedes están locos o qué? ¡No! Los presento…-Se puede decir que esta incomoda, acaba de notar algo y por supuesto solo ella se da cuenta. Sus ojos grandes, y cafés brillan de ¿ilusión?-Él es namu, o Nam Woohyun el árbol que comparte vivienda conmigo, y él es el hámster sin ojos Kim Sungkyu mi compañero de trabajo.


No dice más nada. Prefiere callar. El silencio le ayuda a concentrarse para indagar mejor lo que ha intuido.


-Debemos irnos-Dice Woohyun antes de dar media vuelta, y encaminarse hasta el auto ignorando por completo al mayor.


Stefania, obedece sin chistar. Se despide del desconcertado locutor con una avenía, algo que no acostumbra, pero mejor así. No hay que refutar nada, ni comprender el comportamiento de Nam. Ella lo conoce y se ha dado cuenta del porqué de su actitud. Sabe que no está equivocada con lo que piensa y por lo que ha visto está en más que lo cierto. Lástima que ninguno de los dos hombres se ha dado cuenta de ello.

Stefania es la única que capto el momento en que ambos cuerpos masculinos se tensaron, en cuanto cruzaron miradas.

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