martes, 19 de noviembre de 2013

Culpa de una Fujoshi. Cap 4

Capítulo 4


Sungyeol, camina rodeando la mesa, de la cocina, con su taza de porcelana blanca en una de sus manos. Indispensable para él comenzar el día con una taza de café recién preparado. Corre una de las sillas de madera, y toma asiento. Por el momento está solo en el lugar. Espera que su hermano se levante en algún momento. Aunque es sábado, no tendría por qué hacerlo, no tiene clase en la universidad, ni trabajar en el conservatorio. <<Lastima>>

Los pasos de unos pies descalzos se escuchan aproximarse a la cocina. Por lo ligero que son, sabe que solo se puede tratar de una persona

-Hola hijo buen día ¿Cómo has amanecido?- Su madre aparece, bajo el umbral de la puerta, con una sonrisa tan maternal y estirando sus extremidades para desperezarse. Ya vestida con una camiseta verde clara y una bermuda de algodón blanca. Sus cabellos, lisos, sueltos.

-Bien mamá y ¿tú?

Son 8 am, y siempre son ellos dos los primeros en levantarse, comenzando por él. No se ha dado cuenta, pero la mujer lo observa arqueando una de sus cejas, estirando un poco sus labios como si estuviera por dar un pico, y su mano posada en sus caderas. A punto de replicar algo que le molesta.

-¿Qué haces sentado así en la mesa ?

Sungyeol, levanta la mirada del café y sorprendido observa a su madre. Ella solo lo señala a él, con su mentón mientras está apoyada en la mesada, dando la espalda a la ventana. Sungyeol se observa y ya sabe a qué vino el desplante de la mujer. Esta con su torso desnudo, y solo tiene el pantalón, gris, de su pijama. No lo ha hecho al propósito, solo que su mente está divagando demasiado, y no se percató de no ponerse, aunque fuese, una musculosa. Le dedica una sonrisa simpática a su madre, queriendo disculpase de esa manera, y se levanta inmediatamente de la silla.

-Lo siento mamá, ahora mismo me largo a…

-Ve, ve, ve- Dice la mujer mientras se le escapa un suspiro y observa el cuerpo esbelto de su hijo, desaparecer por la puerta de la cocina.

Se pone en marcha con el desayuno para ella, y para el menor de sus dos hijos. Se detiene unos segundos, antes de poder comenzar. Hace tiempo que viene poniendo su atención en Sungyeol. Como madre que es sabe que hay algo que no está bien con el joven. Su mirada perdida, quien sabe en donde, en un mundo surrealista, el cual quisiera ella conocer, que su hijo le diera la oportunidad de saber, conocer que es lo acongoja a su primogénito, Porque lo percibe en los ojos de Sungyeol, y ahí invade la preocupación, y podría llegar a decir que hasta el miedo. Nada ha sido tan fácil desde que su esposo no está, desde que falleció dos años atrás, en un accidente de auto. Tan repentino, y enfrentar la perdida, quedando solo ellos tres ha sido duro. Pero lo han sabido llevar. Sin embargo, lo que sea que esté sucediendo con el mayor de sus hijos, no remite a tanto tiempo atrás. Solo de un par de meses. Desde que Sungjong comenzó a trabajar.

-Mamá…

Y ahí está el menor. Con sus voz somnolienta y casi ronca. Voltea para poder observarlo. Sungjong se está desperezando, tal cual lo hizo ella minutos atrás, aun con su pijama celeste, puesto. Le dedica una cálida sonrisa, y prefiere continuar con el desayuno.

Sungjong toma asiento, y por atrás de él, aparece Sungyeol, que viene con una musculosa blanca. El menor lo observa. Ese color resalta demasiado en la, ahora, piel tostada de su hermano. Algo que consiguió al irse de viaje de excursión con un amigo, a una selva. ¿Quién va de excursión a un lugar así? Solo el mayor. Definitivamente igual de aventurero que su padre. Sungyeol retoma su lugar.

-Buen día…-Murmura Sungjong, y rasca con el dorso de su mano uno de sus ojos. Costumbre al levantarse.

-Buen día Jongie… ¿tienes algo que hacer hoy?

Sungjong asiente, despacio. Sin ganas, Si no fuera porque ya se ofreció a ayudar ni se movería aun de la cama.

-Prometí colaborar con la mudanza de Myungsoo, aunque…-suelta un bostezo- aunque bueno nada, ya me ofrecí.

<<Oportuno>>

-¿Puedo ayudar? No tengo nada mejor que hacer durante el resto del día.

El menor se encoje de hombros, sin dar mucha importancia.

-Bueno. No creo que ha Myung le moleste, es más, mucho mejor si somos varios así no demoramos tanto y regreso pronto a mi cama. Por cierto gracias por ayudarme a conseguir el apartamento. Ayer lo fuimos a ver, aunque tú ya lo conoces. Es bastante lindo. Podría jurar que por el precio, tan barato, no imaginaba que fuera así.

La mujer deja de picar las frutas, y disimuladamente observa nuevamente a su hijo mayor. Hay cosas que prefiere obviar, para no entrometerse en la vida de los menores, pero solo cuando no son de demasiada importancia. Pero la pequeña luz que desprende la sonrisa de Sungyeol en este momento, es algo que no puede ignorar.




Cubierto de unas densas y oscuras nubes grises el cielo, parece embravecido, y a punto de desahogar su ira, Las hojas de un intenso color verde, en las copas de los árboles, se agitan esporádicamente, ante la suave y fresca brisa de la mañana. Al fin el calor de toda la semana parece querer apaciguarse, dar un respiro de alivio a cada ciudadano, de las agobiantes temperaturas de días atrás. Pero el sosiego final, será cuando las primeras gotas de lluvia, comiencen a caer, sobre cada punto de la ciudad.

Pero en ese momento, lo que desciende por su frente, hasta tocar su mentón, no es la llovizna que pronostican los meteorólogos por las noticias de la tv. Es sudor, producto del ejercicio que realiza, rutinariamente, luego de levantarse, cada mañana. Esta trotando, lo ha hecho desde el momento en que salió de su apartamento, hace más de una hora. Su pecho, cubierto por la musculosa morada, un poco gastada, esta perturbado ante las iracundas pulsaciones de su corazón.

<<Solo fue un Sueño>>

Es costumbre, que de no estar bailando, este haciendo ejercicio. Pero esta vez es diferente. Está cansado, lo sabe, pero aun así no quiere parar. Su cuerpo, adaptado al mecanismo de gimnasia arduo que él práctica, esta vez siente que está por sobre pasar el límite de su capacidad de resistencia, y quiere solo unos segundos de descanso. ¡Sus pulmones estallaran! Sin embargo su mente está bloqueada, y esta hace caso omiso de lo que sucede.

<<Solo un sueño>>

Quiere y no quiere pensar. Conmoción total. Incluso podría considerarse hasta absurdo, hacer tanto alboroto, por algo que solo ocurrió dentro de su cabeza, y mientras dormía. Y aun así no se convence. Se detiene, y respira. Debe tranquilizarse. En unas de sus manos tiene una botella de gatorade, así que bebe un poco. Tiene la boca seca.

-Vamos Howon, es solo un sueño... un puñetero sueño...

Y a pesar de decir esas palabras a sí mismo, no hay efecto alguno. Haber es la primera vez que le ocurre. Podría pasarle a cualquiera ¿verdad? Digo soñar que tienes sexo en extremo apasionado, con tu mejor amigo, es algo que podría pasarle incluso hasta los mejores enemigos ¿No? De alguna manera  tendrá que calmarse, prometió a Myungsoo  ayudar esa tarde con la mudanza y acomodar las cosas del nuevo hogar de su compañero. Y como el maldito sueño, ocurrió luego de pedirle a Dongwoo que lo acompañara, era mejor que disperse sus ideas cuanto antes, porque dentro de unas horas lo tiene que ver. Y no podrá hacerlo si en su maniaca mente, solo tiene la imagen de un Dongwoo puesto en cuatro sobre una cama, de motel barato, tendida con sabanas rojas, y siendo, salvajemente, penetrado por él.

-Waaaaaaaaaaaaaaa!!! ¿Qué demonios?

...
...

Podría jurar que casi se convierte en el increíble Hulk mientras esperaba, fuera del edificio, a que la grúa se llevara su auto. Esta segura que han demorado más de 45 minutos, para cargar el bendito vehículo.

-Casi me vuelvo anciana de tanto esperar-Dice Stefania al ingresar al apartamento. Viste una musculosa negra de tiritas finas, con una camisa de mangas cortas, de color bordo a cuadrille, sin prender y unos Shorts de jean gastados. Sus cabellos, están mal sujetos en un rodete, que cae hacia un costado de su cabeza.

Woohyun está bajando la escalera, con una pequeña cesta de ropa sucia en sus manos. Aún tiene el polo azul sin mangas y el jogging gris, que utilizo para dormir durante la noche. Observa a la joven Le dedica una sonrisa, casi fraternal a su amiga. <<Demasiado osada para salir así a la calle>>

-¿Limpiando Woohyun?-Pregunta curiosa mientras deja sus converse negra en el estante al lado de
la puerta.

No es que le sorprenda, pero generalmente, es complicado hacer que Woohyun se levante "temprano" los fin de semana Teniendo en cuenta que son las diez de la mañana, y suele, normalmente despegar los ojos al medio día. Bien Stefania, no es boba. Si Woohyun se muestra tan activo a esa hora, porque encima está limpiando sin que se lo obligue, es que algo le sucede. ¿Pero qué? Perfectamente consciente de que él no le va a decir, aun así pregunta.

-¿Que sucede?-Interroga la joven mientras sigue al mayor, que va caminando hasta la habitación que utilizan como lavandería.

-¿Que sucede con qué?- Woohyun  deja la cesta sobre la mesada. Comienza a clasificar la ropa por color, y luego mete una tanda de camisas, remeras y pantalones, de colores claros dentro de la lavadora. Da poca importancia a la mirada inquisitiva que Stefania clava en su espalda.

-No me jodas Nam. Algo te sucede. Mira la hora que es y estas limpiando-Woohyun se gira y observa a Stefania que señala, de manera exagerada, el reloj en su muñeca.

-Vamos, no seas exagerada. Realmente ¿crees que tiene que pasar algo para que limpie donde vivo?

-¡Sí!-Suelta sin vacilar.

Woohyun sale de la habitación, ignorando las insistentes preguntas de Stefania. Confiado de que no le sucede nada. << ¿Y por qué me siento así?>> Ha tenido desde la noche anterior una sensación extraña en el cuerpo, una mezcla entre vacío e incertidumbre, que prácticamente no lo ha dejado sumirse en los brazos de Morfeo. Podría responderse él mismo a esa pregunta acosadora de su mente, pero no quiere, si quiera, pensar, o remontar sus recuerdos, para buscar el causante de ese sentimiento tan singular y casi desconcertante.

Stefania se detiene delante de la cocina, y toma asiento en una de las banquetas que están frente a la barra.

-Perfecto- Espeta de repente, y frunce el entre cejo-Como quieras Nam Woohyun.

Woohyun voltea, y la observa arqueando una de sus cejas. <<De nuevo con sus berrinches>>

-Ya te enojaste ¿verdad?

-No porque debería de enojarme-Cualquier persona podría saborear a distancia, el sarcasmo en sus palabras- ¡Pues claro que sí!

-Y ¿por qué demonios te enojas?
Stefania siente que la poca paciencia que contuvo, para no perderla con los trabajadores que se llevaron su auto, se le acaba de escapar, volando, por el ventanal abierto del balcón.

-¿Cómo que por qué? Woohyun por favor, parece que no confías en mí. Y no, no me mires con esa cara, de "no entiendo de lo que hablas"...

-¡Es que realmente no te entiendo!

-No me interrumpas-Woohyun se quedó estático ante la reacción de Stefania- Haber, te conozco mejor que a la palma de mi mano, eso te lo puedo asegurar, porque no tengo ni la menor idea de cuantas líneas tengo en ella...-Suspira, quiere tranquilizarse, o definitivamente le arrojara algo a la cabeza- Woohyun sé que algo te sucede, por más que lo niegues, se te nota. Si hay algo que me molesta es que no confíes en mí, tanto como yo en ti. Incluso vivimos juntos.-Stefania se detiene un momento y piensa. Recapacita e incluso se podría dar un golpe por olvidadiza y despistada.  Los gestos de su rostro abandonan la rigidez causado por el ímpetu de su enojo, y se tornan más relajado asta bordead los divertido. Como si acabara de darse cuenta de algo.

 - Perdón no debí gritarte, quizás ni si quiera te has dado cuenta de lo que te sucede.

-¿Eh?-Woohyun ha perdido por completo el hilo de la discusión.

-Nada, no dije nada, O bien si, pero es pronto para que te des cuenta. Si ya sé, no me entiendes ni una mierda a lo que me refiero. No te preocupes que yo si me entiendo. Y estoy casi segura que el tiempo me va a dar la razón.-Stefania se baja de la banqueta y se dirige hacia las escaleras para ir a su habitación. Entusiasmada. Pero antes de poner un pie en los escalones voltea a ver sobre sus hombros.-Podría poner las manos en el fuego, a que se quién es él causante de tu distorsionado  comportamiento. -Y con eso dicho se retira rápidamente.

Woohyun se queda inmóvil de pie. No ha podido apelar a su defensa, ya que no se le ha dado lugar para hacerlo. Pero ahora ni si quiera es eso lo que invade su cerebro. Más bien una frase en particular, dicha por Stefania.

<<Ah que se quién es él causante...>>

-Kim...- Y el susurro de sus labios ha sido interrumpido por el fuerte grito de Stefania, proveniente del piso de arriba.

-Por cierto. Necesito que me lleves a la casa de un amigo a la tarde... ¿por favor?

Nam levanta la mirada, y ve a la joven apoyarse contra la baranda, y poniendo ojos de cachorritos. Y él solo asiente.

...
...


-No le hace justicia

-Para nada...

Yadira y Stefania, en ese orden, comentan acerca de la vivienda de Myungsoo.

-Por el precio que me había dicho Myung que le salió, hubiera jurado que se trataba de una casucha, hecha de madera-Dice Yadira, bastante atónita, aun no creyendo lo que realmente costo. Viste una Blusa holgada blanca, con una falda tableada color caqui que llega hasta un poco, más arriba de las rodillas, y unos zapatitos blancos. Bastante delicada, aunque su comportamiento, muy rara vez lo demuestra.

-Bueno, lo tuyo es más pasable... Yo pensé que era de chapas-Ríe divertida la mayor.

 Es una edificación que ocupa una buena proporción de terreno. Posee dos plantas. En la planta baja, se encuentra desde la entrada un ancho pasillo que conecta a la sala, piso de parquet claro, cubierto por una fina capa de polvo que habrá que limpiar. Dos ventanales, cada uno con una puerta corrediza, que da salida al patio. Abundante césped. Del lado derecho de la sala se encuentra la cocina, tamaño moderado, Stefania podría asegurar que la cocina de su apartamento es solo un poco más grande. Ventanas sobre la mesa que dan vista hacia la calle. Muebles que pertenecen a la parte baja de la alacena, una mesa de mármol que viene incluida a la casa, como una barra, pero más ancha, y divide la cocina de la sala. Suelo de cerámico durazno, y luego la habitación que sería utilizada como lavandería. En la planta alta. Dos habitaciones, de igual proporción. Muy similares. Suelo de porcelanato azul, cada uno con su propio baño, bañera incrustada, y ventanas medianamente grandes. Lo suficiente, como para que el sol, pueda molestar con su luz a la mañana.

Stefania recorrió todo el lugar, y se volvió al patio en busca de Myungsoo, con ganas de sacarse una duda.

Fuera Myungsoo observa el césped. Viste una remera negra un poco desteñida, bermuda del mismo color y zapatillas converse. Un punto negro, en medio de un rectángulo verde, se podría pensar, si no fuera que su piel nívea resalta. Está pensando seriamente en que deberá gastar para comprar una máquina de podar. El césped está bastante crecido.

-Myung!-El joven voltea, y ve salir por la puerta del ventanal izquierdo a Stefania-¿Todo esto es para ti solo? o ¿vivirás con alguien más?

-Para mí solo ¿por?-Se muestra poco interesado con el tema. Ah puesto hasta su último ahorro en esa vivienda, a pesar que le salió bastante barato. No le importa si es muy grande, para una persona. Solo quería irse cuanto antes de la casa de su madre. Frunce el entre cejo al recordar, los ojos rasgados de su progenitora,  despidiéndose de él, de una manera que hasta podría jurar, que parecía sacarse un peso de encima. Aunque intenta guardar muy dentro de él, no podrá negar jamás que le dolió esa actitud por parte de la mujer. Y por un momento dudo, de hasta qué punto le haría bien vivir completamente solo.

-Holaaa!

Alguien más que se une a la conversación, en el patio. Sungjong aparece, y su hermano mayor viene junto a él. El menor con una blusa holgada, blanca con rayas horizontales naranjas, un jean negro, y zapatillas Nike. El más alto, y vaya que lo es, porque Stefania, se siente pingüino al lado de esos tres, viste una camisa celeste claro, bermuda color aceituna con bolsillos que sobresalen en los costados  y unas sandalias estilo sport. Las últimas dos prendas traídas de recuerdo en un viaje que hizo por sur américa.

-Oh disculpen... Los presento.-Dice Sungjong, y  Stefania nota en el tono de voz del menor, un toque de entusiasmo- Myung, Stefy, él es mi hermano mayor, Lee Sungyeol. Hyung ella es Stefania directora del conservatorio donde trabajo-La joven le estrecha la mano, y el mayor, que es más dado a otras culturas, responde de inmediatamente, correspondiendo el saludo- Y él es Myungsoo profesor de canto del conservatorio, y a quien le conseguiste la casa...
Indudablemente Sungjong está disfrutando de aquello. O al menos eso percibió Stefania cuando vio una pícara sonrisa dibujarse en los labios del menor, y los ojos afilados como cuchillas, al ver la expresión en el rostro de Myungsoo. Que decir de este último, esta tan pasmado, que no logra formular ni una monosílaba. La joven codea, disimuladamente, a Myungsoo, y este reacciona. Aunque no de la mejor manera.

-Hola- y de repente todo se pone tenso, un ambiente que se corta demasiado fácil, hasta con una cuchilla sin filo.

-Estem... disculpen debo retirarme. Hay que acomodar dentro y Yadira está sola-Dirige una  fugaz, pero fulminante mirada al menor-Jongie ven conmigo por favor.-Y sin decir más Stefania toma de la muñeca de Sungjong y lo arrastra hasta el interior de la casa

Una lluvia tenue comienza a caer, y el césped, bajo sus pies, brilla a causa de las pequeñas gotas que desciende por las pequeñas hojas. Ambos jóvenes permanecen inmutados. Sin pronunciar palabra alguna, solo se observan. Pero sus ojos muestran una intensidad, que incomoda.

-Gracias...-Murmura Myungsoo, suave. Y hay algo que le está molestando. La presencia de ese sujeto delante de él, no le fastidia tanto como espera. Es más puede argumentar que a pesar del silencio es... ¿agradable?


...
...


Los que son los caminos de la vida. ¿No? Hace una hora atrás, cuando llego a la casa del amigo de Hoya, se encontró con una figura, femenina, limpiando arduamente el suelo de la sala de la casa del recién mudado, que le resulto ciertamente familiar. Casi se atraganta con la coca que venía tomando, cuando la joven dirigió su mirada hacia su dirección, y lo reconoció.

-¿Dongwoo?

-¿Stefania?

Incrédulos, pero mejor aún...

-¿Se conocen?-Y Lee Howon parece igual de sorprendido que los otros dos.

Ya que Stefania, argumentaba a cada 5 minutos que había que darse prisa con la limpieza de la casa, porque a las 17 hs llegaba el camión con los muebles, hizo una muy resumida explicación, de cómo es que ella los conocía, aunque por distintos caminos.

-Hagamos rápido esto, Soy Directora del conservatorio donde trabaja Howon y locutora del programa que tiene a cargo Dongwoo, luego me cuentan de ustedes... Por cierto Howon... -Jang nunca hubiera imaginado lo que seguía, pero debía haberse dado cuenta con solo observar los ojos curiosos y entusiastas que tenía Stefania. -¿A ti te suelen llamar Hoya?

Se le helo el pecho. Sintió la fría y helada brisa, que supone, habrá en la Antártida, recorrer todo su cuerpo.

-Si ¿por qué?

-Ahh... Pues por nada, solo curiosidad-Luego la joven le dio la espalda y se fue hacia donde estaba Sungjong, cerca de la escalera.

<<Curiosidad>> Perfectamente consciente de que Stefania ya lo había descubierto. Claro, una semana atrás él le confió al par de locutores/animales en plena riña, de su gustos por los hombres, aunque no exactamente de esa manera. Ya que el único hombre, por el cual ha creado un sentimiento especial, ha sido por Hoya. Y ahí está la clave, de la pregunta de la joven. Cuando él, dijo que estaba atraído por alguien, jamás dijo que era Lee Howon, siempre lo llamo por Hoya. En el primer momento que estuviera a solas con la locutora, Dongwoo ya prevenía que lo atosigaría con preguntas. <<Mierda>>

Luego de eso, todo continuo tranquilo, Stefania y Yadira en la planta baja, lustrando el parquet con una máquina de pulir pisos, algo que parece que Stefania maneja con experiencia, Dongwoo y Myungsoo en la planta alta, quitando las tela de arañas, polvo, y todo lo que se cruzase por delante, bueno no tanto así, no es que quitaran puertas, ventanas, las bañares de los baños... ustedes entienden. Y fuera en el patio, Sungyeol y Hoya tratando de cortar el pasto, sacando malezas, a pesar de la lluvia. ¿Y Sungjong...? ¿Dónde está Sungjong? Pues esto... está en la planta baja por atrás de Yadira.

Ah todo esto Dongwoo ha notado un comportamiento raro en, su amigo. Hoya se ha mostrado, desde que lo fue a buscar al apartamento en su moto, distante con él. No han cruzado demasiadas palabras, le ha esquivado la mirada, e incluso parece evitarlo. Lo abandono a la buena de Dios, o a la buena de Myungsoo. Como sea. Al menos agradece que el menor que esta junto a él es bastante agradable, a pesar que lleva poco rato de conocidos. Dongwoo había estado, de alguna forma, contento, por compartir tiempo con su dongsaeng, que incluso lo llevara a conocer sus amigos, o más aun, viajar en la moto de Hoya y poder, aunque no de la manera que él hubiera querido, abrazarlo. Hasta ahora. No le da ni la hora, y Jang presiente que el menor se ha dado cuenta de su secreto, de sus sentimientos hacia él. Pero está seguro que no fue tan obvio... ¿Verdad?

Sacude un poco su jean, negro. Hay demasiado polvo. Su polo, marrón, pues uno puede poner la duda en cuestión acerca del color. ¿Marrón por el color original o marrón por la tierra? Myungsoo está muy entretenido, con la limpieza. Pero Dongwoo logra vislumbrar en los ojos profundos del joven, rastros de tristeza.

-Si por favor, ¿puedes traerlo a mi apartamento? Bueno gracias aquí te espero... Good Bye- Stefania está subiendo las escaleras mientras guarda su móvil dentro del bolsillo, trasero, de su short. Ambos jóvenes la observan curiosos- ¿qué?

-¿Por qué dices que estás en tu apartamento si no lo estás?-Pregunta Myungsoo

-Cosas mías Myung, cosas mías-Responde con una sonrisa, que está disfrutando de algo, ¿pero de
qué?

...
...

<<Que gusto por molestar>> Piensa. Pues sí, es sábado, su día de descanso, de dormir, o hacer lo que a él le plazca. Pero no, Stefania tenía que llamarlo, para que lleve unos papeles pertenecientes al programa del lunes. Quiso enviarlos por e-mail, pero la joven se opuso, y ahora está bajando por el ascensor, de su edificio, hasta la cochera. La verdad es que tiene demasiada pereza encima, como para hacer algún favor a alguien, sobre todo, el clima aporta a permanecer en cama, viendo una peli, junto a alguien, aunque no tiene un alguien, si quiera un hámster.

<<Hámster sin ojos>>

Mejor Hámster no. ¿Que si la odio por presentarlo de esa forma, comparándolo con un roedor? Por supuesto que sí, quería estrangularla. Tomar a la joven, en volver el cuello con una soga, y estrujarlo hasta que no diera rastros de querer volver hablar. Pero no, la quiere, en lo más, mas, mas, mas... profundo de su corazón, debe admitir que le tiene cariño. De esos que tienen los hermanos con sus hermanas, un día están bien, y al siguiente se podrían tirar con lo que tengan a su alcance. Si de esos definitivamente. Al menos puede sentirse mejor al saber que no fue al único que comparo.

<< Él es el árbol...>>

Nam Woohyun si mal no recuerda. Pues no resulto de su agrado el joven, para nada. Puntualizando, que luego de que Stefania los presentara, no se molestó, si quieras de saludar, o despedirse. Tenía, para él, aires de autosuficiencia, no solo por la actitud, que tuvo la noche anterior, sino también por la vestimenta que llevaba puesta. Y el auto, mejor no comentar. Pero bueno él y su Nissan no estaban tan mal. No tiene nada que envidiarle, está seguro que en el mercado, ambos vehículos están bajo el mismo precio.

La cochera está poblada, de autos, pickup, motos, y de todo tipo de rodados. Evidentemente  todos en el edificio, ninguno ha optado por salir como cada fin de semana. Pero claro, nadie tiene a donde ir en un día lluvioso y triste como ese. Solo él, Kim Sungkyu, que debe obedecer las órdenes impuestas por una menor, que se encarga solo de molestar. Su Nissan Rogue negro se encuentra al fondo del estacionamiento, oculto entre una Ford ranger azul petróleo, y una Toyota halyuk gris. No es un todo terreno, pero pronto, supone, lo cambiara por otro.

El pavimento de las calles brilla, a causa del agua que cae, del cielo que esta de a poco oscureciendo. A pesar de todo, hay gente caminando por la ciudad, con sus paraguas, de variados colores. Sungkyu se detiene en un semáforo en rojo, y aprovecha para conectar su celular al bluetooth de su vehículo. Numb de Linkin Park se escucha en el interior. Ciertamente ha pasado casi tres horas desde que Stefania lo llamo para que fuera al apartamento, pero, como pequeña venganza se demoró. Y no tiene apuro alguno en llegar.

Observa un poco afuera. Algo llamado nostalgia lo invade. Tiene un motivo para que los días lluviosos, apagados, grises, no le parezcan agradables. Recuerdos. Estúpidos y sin sentido recuerdos, que no hacen más que amargarlo, en su soledad. Tiempos en el cual se podía llegar a considerar, que era la persona más feliz y afortunada de la tierra. Pero así como llega, tan de repente, la felicidad se esfuma, y desaparece como arte de magia. No hay mucho que explicar un viejo amor, que destruyo todo lo que era él. Su ser, su fe, todo. Quedando los vestigios de lo que es ahora. Una persona joven, pero con el carácter de un anciano gruñón.

Tan sumido en sus pensamientos, y en el recuerdo de una cabellera rubia hasta la cintura, una blanca falda ajustada a los muslos de sus piernas, y botas de tacón aguja, saliendo por la puerta de su apartamento, carcomieron su concentración, a tal punto de no entender como lo ha hecho, pero ya se encuentra frente al edificio donde vive Stefania. Ingresa al estacionamiento, y busca el número 17, según su compañera de trabajo, cuando llamo, le aseguro que podía aparcar su vehículo en ese lugar, despreocupadamente, ya que su auto esta en reparación. Estaciona su Nissan, toma la carpeta que reposa en el asiento de copiloto y baja. La cochera, está más despoblada, que la del edificio donde él vive.

-Octavo piso- Dice mientras marca el número, en el tablero plateado, cuando ingresa al ascensor.

Mira hacia la pequeña pantalla que esta sobre las puertas de metal. Y los números van pasando, a medida que asciende, por cada piso. Un pitido suena y las gruesa y pesadas masas de acero se abren, dando paso libre para que salga.

Comienza a buscar el apartamento. <<C>> Y esta delante de él. Hay un pequeño botón al lado de la puerta. Lo presiona con su dedo índice, y espera. No pasa mucho tiempo, cuando los sonidos de una fuertes pisadas, se comienzan escuchar. La puerta se abre, solo un poco y alguien se acerca.

-¿Si?- Voz grave masculina, ojos intensos, profundos, oscuros, y piel morena es lo que se deja ver por la pequeña ranura.

-Disculpa se encuentra Stefania. Soy Sungkyu su compañero de...

Kim no puede finalizar, la puerta se cierra, y se escucha como, el joven del otro lado quita el pestillo. Ahora la puerta se abre, casi en su totalidad y la imagen imponente de Nam Woohyun, con su cabellos castaños oscuros un poco despeinados, una musculosa negra,  una bermuda blanca con el logo de Nike en la parte superior, cerca de la pretina, y sus pies descalzos. Por motivos que desconoce, Sungkyu siente su pulso acelerarse.

Woohyun, por su parte, esta estático, observando, si poder hablar. ¿Quién lo diría? Justo antes de escuchar tocar el timbre, Nam se había quedado estirado sobre el largo del sofá, con sus brazos detrás de su cabeza. Pensando. Y que mala jugada que le está haciendo la vida, porque sus pensamientos han cobrado vida, se han materializado, transportándose al mundo real, hasta estar justo delante de él. Con sus cabellos castaños, ojos rasgados y pequeños, piel blanca, y aparentemente suave. Camiseta beige, suelta,  jean negro, y zapatillas Adidas marrón. Algo está mal para Nam Woohyun, muy mal, y buscara la manera de reprimir "eso" todo lo que sea posible.

-Se quién eres-Tajante-¿que necesitas?

Sungkyu frunce el entre cejo. La actitud de ese joven, no le gusta, no le agrada. Este sentimiento de altives que carga sobre su persona, la está detestando, y aun así, sus pulsaciones, no se apaciguan.

-¿Se encuentra Stefania?-Pregunta, no le interesa en nada ser amable. Y quiere largarse cuantos antes.

-No

-Ok, me pidió que le alcanzara esto.-Sungkyu extiende la carpeta verde, tamaño oficio.- ¿Se la puedes entregar?

Woohyun la toma entre sus manos, y cuando lo hace, hay un pequeño, corto y simple roce de sus dedos, lo suficiente, como para alterar cada nervio del mayor. Sin más Nam se despide con un cortante "Adiós" y cierra la puerta. Sungkyu se retira hacia el ascensor. Molesto, casi indignado, de que alguien lo tratara como si fuera, la nada misma, como si se tratase de un simple vendedor ambulante, que pasa por la puerta de casa, ofreciendo cualquier cosa, a la venta. Tan indiferente ante su presencia. Llama al ascensor, las puertas se abren, y hay una mujer mayor con una bebe entre sus brazos, dentro. Pero dirige una última mirada a la puerta del apartamento de su compañera, antes de ingresar, al pequeño cubículo. Como si esperara por algo. Porque alguien, saliera y le pidiera disculpas, por su actitud, tan descortés.  << ¿Porque lo esperas?>> Interesante pregunta, pero no tiene una respuesta. Nadie sale tras de él, y simplemente asciende al interior del ascensor, y este se cierra y comienza a bajar.

Dos segundos después, la puerta del apartamento "C" se abre. Alguien sale, con su mirada perdida, en busca de él. Pero se ha ido. Woohyun suelta una bocanada de aire, pasa una mano por sus cabellos. Desconcertante. Una vez más siente ese remolino de sensaciones dentro suyo, como la noche anterior, envolviendo todo su cuerpo, con la misma fuerza que lo haría una serpiente constrictora con su presa, matándola por asfixia por la avasallante fuerza, que utiliza. Porque para Nam Woohyun así ha sido desde el primer segundo que vio a Sungkyu, alguien que le hace faltar el aire, alguien que desprende su alma del cuerpo, pero debe, o mejor dicho, quiere, oponer resistencia a aquello.

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